El periodismo fue para Sarmiento la mayor herramienta de promoción de sus ideas educativas. Sabía que no bastaba con imaginar buenas iniciativas: llevar adelante las reformas requería de apoyo de los políticos, intelectuales, dirigentes y, sobre todo, de la opinión pública. ¿Cómo conducirla hacia el lugar que él imaginaba? Desde la prensa.
El periodismo y la educación corrieron juntos en la pluma de Sarmiento a lo largo de toda su vida. Ya en El Zonda, su primer periódico, Sarmiento comenzó a esbozar su proyecto educativo. En su primer número publicó la crónica de la inauguración del Colegio de Señoritas en San Juan, al que definió como un "paso gigantesco". Y en el cuarto número, al afirmar que los sanjuaninos serían más felices si fueran instruidos, esbozó su proyecto en un párrafo: "Serán más felices, porque aumentarán sus goces; menos pobres porque ilustrados, harán especulaciones más acertadas y lucrativas; lucirán en su país y en toda la república, porque todos sus pasos serán prudentes y sabios". (El Zonda).
Cuando el gobierno chileno se propuso fundar la primera escuela de Valparaíso, Sarmiento tomó su pluma para orientarlo en su misión y para movilizar a la opinión pública en su apoyo.
Además de intentar sacudir a la opinión pública, Sarmiento escribió en la prensa sobre diversos aspectos referidos a la educación; no solamente impulsó políticas de Estado sino también buscó perfeccionar la labor de los maestros dentro de las aulas. Los exámenes como prueba de suficiencia, la necesidad del Estado de mandar inspectores a las escuelas, la educación de la mujer, los castigos y las recompensas en la labor educativa, las escuelas dominicales para adultos, fueron solo algunos de los temas abordados por Sarmiento.
Su pluma también le sirvió para celebrar la apertura de cada nuevo colegio o instituto, para apoyar la creación de la Dirección de Escuelas o para discutir con los gramáticos chilenos. Y fue tanto lo que tuvo para decir, que fundó las primeras publicaciones especializadas en educación tanto en Chile como Argentina.
"Las escuelas no se mejoran en la Escuela, sino en la opinión de los que gobiernan y legislan"
En 1852 -a pedido del por entonces presidente Montt- Sarmiento fundó la primera revista pedagógica de América, a la que pretendía llamar Monitor de la educación. Pero el ministro de Educación chileno consideró que aquel título era demasiado presuntuoso y lo cambió por Monitor de las Escuelas Primarias. Sarmiento protestó: "Señor, mi propósito es escribirlo para educar ministros, diputados, senadores y doctores. Las escuelas no se mejoran en la Escuela, sino en la opinión de los que gobiernan y legislan" (Rojas). La última palabra, de todas formas, fue la del ministro.
En Argentina, como brazo de la Dirección de Escuelas de Buenos Aires, Sarmiento fundó Anales de la Educación Común (1854-1874), que se convirtió en un hito de la historia de la prensa educativa en el país. Al anunciar su publicación, Sarmiento señaló: "El objetivo de esta publicación es tener al público al corriente de los esfuerzos que se hacen para introducir, organizar y generalizar un vasto sistema de educación. Reforma tan radical y tan benéfica no se inicia en las escuelas sino en la opinión pública".
La histórica publicación fue dirigida por Sarmiento hasta el N° 25. Con su alejamiento de Buenos Aires en 1861, Anales sufrió una interrupción pero volvió a salir tres años más tarde dirigida por la educadora Juana Manso, con la colaboración y el padrinazgo del fundador.
Sarmiento había conocido a Manso en 1859 a través de José Mármol y desde entonces pudo contar con su cooperación en la expansión de la enseñanza. Prestigiosa educadora, mujer culta y valiente, Juana fue protagonista del período de organización nacional. A ella le confió Sarmiento la dirección de la escuela mixta N° 1 de la parroquia de Monserrat.
En 1876, cuando era Director General de Escuelas de Buenos Aires, Sarmiento volvió a la carga con otra publicación que perseguía los mismos objetivos que Anales. Esta vez la llamó Educación Común. Y finalmente, en 1880 desde el Consejo Nacional de Educación, fundó El Monitor de la Escuela Común.
Mientras estas publicaciones existieron, Sarmiento concentró la mayoría de sus artículos en ellas. En sus páginas informó sobre su gestión al frente de los diferentes organismos educativos en los que participó y desplegó su conocimiento como educador sobre variados temas vinculados con el aula, los métodos de estudio, los maestros y los alumnos.
Emprendió una cruzada por una educación con criterio de nacionalidad y contra la educación autónoma de las colectividades extranjeras
Una de sus últimas audacias fue la cruzada periodística que emprendió en defensa de su proyecto de "educar al soberano" con un criterio de nacionalidad y contra la educación autónoma de las colectividades extranjeras. Sus contrincantes en este caso fueron las comunidades de inmigrantes, especialmente los italianos, que pretendían que sus hijos estudiaran en escuelas donde les enseñaran el idioma y las costumbres de su patria, resistiendo la integración a la nación argentina.
Sarmiento, creador de un sistema de educación común para formar ciudadanos argentinos, no pudo tolerar las pretensiones de los inmigrantes y comenzó a dar pelea desde la prensa, especialmente desde las páginas de El Censor, su último periódico, y desde el periódico de Manuel Láinez, llamado El Diario. Un ejemplo elocuente, ya desde el título, es su artículo "Nacionalización de los millones que vienen y vendrán. ¡Las orejas del lobo!". La muerte lo encontró batallando por esta causa y no le permitió cobrarse otra victoria, aunque hoy sabemos que ésta también le perteneció: la sanción de la ley 1420.
Historiador - Candidato a intendente de Tres de Febrero