El disparador fue un enfrentamiento entre militares venezolanos y un grupo de supuestos contrabandistas en el Estado fronterizo de Táchira. Tres miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) terminaron heridos, presentando la excusa ideal.
"Los atentados contra la FANB se suman a una cadena de hechos contra el pueblo de la frontera tachirense y zuliana", dijo el presidente Nicolás Maduro el pasado 20 de agosto, cuando anunció el cierre de cientos de kilómetros de pasos fronterizos. Luego, vendría la declaración del estado de excepción en seis municipios de Táchira -que después extendería a otros cuatro- por un lapso de 60 días.
El argumento central es que grupos paramilitares colombianos que operan en territorio venezolano son los principales responsables del contrabando hacia Colombia de bienes que se venden a precio intervenido en Venezuela. Sin embargo, lejos de atacar a organizaciones mafiosas, lo que hizo la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) fue arremeter contra miles de ciudadanos colombianos -muchos de ellos sin papeles- que viven en esos municipios.
Amparándose en el estado de excepción, la GNB registra casa por casa en busca de potenciales "sospechosos". Sin que medie ninguna orden judicial ni derecho a la defensa, los gendarmes los desalojan a la fuerza, pintan las viviendas con una letra "D" bien grande, para garantizar el escarnio público, y luego vuelven con topadoras para demolerlas. Las escenas recuerdan a los abusos de los peores regímenes del siglo XX, muy propensos a usar al extranjero como chivo expiatorio.
más de mil colombianos fueron deportados
Desde ese 20 de agosto, más de mil colombianos fueron deportados. En muchos casos, la violencia de los operativos dejó partidas a las familias, y decenas de niños quedaron solos en las ciudades, mientras sus padres eran trasladados del otro lado de la frontera. La ONU estima que otros 10.000 se fueron por su cuenta, aterrados ante la posibilidad de perder todo. Las imágenes de hombres, mujeres y niños cargando a mano sus pertenencias a través de ríos y valles inhóspitos producen escalofríos.
La utilidad del enemigo externo
La existencia de contrabando en la frontera colombo venezolana es indiscutible y, probablemente, inevitable. Es lo que pasa siempre cuando un país tiene una economía con precios fijados por el Estado y, al lado, hay un vecino con libertad económica.
Hasta los miembros de las FANB, a los que proclamó víctimas del caos en la zona, han sido cómplices de lo que el Gobierno se está proponiendo combatir. "Las FANB, especialmente la GNB, decidieron incrementar los cobros de peajes, o coimas, para permitir el paso de vehículos, y el contrabando de bienes de consumo regulados, como gasolina y gasoil", explica a Infobae la filósofa Ana Marleny Bustamante, investigadora del Centro de Estudios de Fronteras e Integración de la Universidad de Los Andes, Venezuela.
"Las FANB incrementaron el cobro de peajes para permitir el contrabando"
Entonces ¿las medidas que tomó Maduro pueden contener la situación? Hay muchos elementos para afirmar que no. Es más, todo indica que ni siquiera se proponen cumplir con ese objetivo declarado.
Jairo Delgado, director de análisis del Observatorio de Política y Estrategia en América Latina, Colombia, afirma que en los últimos años se venían realizando acciones conjuntas entre los dos gobiernos para combatir el contrabando. Y estaban dando buenos resultados.
"Tanto el narcotráfico como el contrabando estaban siendo canalizados por instancias creadas legalmente. En 2014 se establecieron los Centros de Comando y Control Binacional contra el Contrabando, con sedes en Cúcuta (Colombia) y Táchira (Venezuela). Mantenían reuniones en ambos países para evaluar qué estaba pasando, en un ámbito de cooperación. Era una de las instancias que mejor estaba funcionando", dice Delgado, consultado por Infobae.
"En su última reunión -continúa-, los representantes de Venezuela en el Comando reconocieron que el contrabando se había reducido un 30% en abril. Si admitían que el mecanismo era eficiente, ¿por qué lo rompen y deciden cortarlo de una manera tan abrupta?".
"Venezuela reconoció que el contrabando se había reducido un 30%"
La respuesta es clara: el objetivo real no es contrarrestar el contrabando ni la violencia en la frontera. Es poco creíble que tres militares heridos en una escaramuza puedan causar tanto impacto como para dar marcha atrás sobre algo que estaba funcionando, mucho más teniendo en cuenta que todos los días se producen en Venezuela hechos de violencia mucho más graves.
"Lo que uno encuentra es que, evidentemente, 2015 ha sido un año de suma complejidad para Venezuela en lo económico, por la caída de los precios del crudo y por las obligaciones de pago de deuda. El Gobierno ya no dispone de los recursos necesarios para satisfacer su programa. Además hay que considerar que Maduro llegó al gobierno en 2013 con muchas dificultades, tras una transición traumática por la muerte de Hugo Chávez", dice Delgado.
"Frente a esta inestabilidad que no ha podido corregir, con escasez de alimentos y una crisis que roza la seguridad alimentaria, la única alternativa que encuentra es responsabilizar a los colombianos de la frontera como los causantes de este problema interno", agrega.
Esta estrategia está lejos de ser nueva. Ha sido recurrente en el chavismo, y sobran los ejemplos a lo largo de la historia.
"el régimen necesita oxigenarse a costa de un enemigo externo"
"Está claro que el régimen necesita oxigenarse a costa de un enemigo externo permanente. Ya lo había hecho Chávez. Primero fue el decreto de Barack Obama (declaró a Venezuela una amenaza contra la seguridad de Estados Unidos), que le otorgó maravillosos resultados. Más acá, el problema con Guyana (el gobierno estableció nuevos límites en un territorio en disputa), que no cesa. Y ahora es el conflicto fronterizo. Necesita estas cosas cuando las condiciones políticas internas se le presentan más adversas", explica Nelly Arenas, doctora en Ciencias Políticas por la Universidad Central de Venezuela, en diálogo con Infobae.
El contexto es muy delicado. "Si se revisan cifras como las de inflación -continúa- se puede ver la tragedia que estamos atravesando los venezolanos. Los números más conservadores la ubican en 170%, y los menos, en 800 por ciento. Es la más alta del mundo. El índice de pobreza ha aumentado al 48% de acuerdo a las cifras de especialistas muy respetados, superior incluso a la que había encontrado Chávez en 1999. El 84% de la población opina que la situación del país es negativa".
Así tendrá que encarar las elecciones legislativas de diciembre, para las que la oposición es amplia favorita. "Se está produciendo un deslave de los afectos en el chavismo -dice Arenas. Casi todas las encuestas dan una ventaja de entre 20 y 30 puntos para los candidatos opositores, y esto preocupa mucho a un gobierno que pretende perpetuarse en el poder".
"crea cortinas de humo para distraer la atención de los venezolanos"
"Frente a esa realidad tan adversa, crea cortinas de humo para distraer la atención de los venezolanos. Lo que está tratando de hacer es sostener las bases de apoyo que siempre se han mantenido firmes, el núcleo del chavismo, que se ha reducido a la mitad. Ya se habla de los chavistas antimaduristas como una nueva identidad política que se está formando: siguen manteniendo lealtad y memoria con Chávez, pero se muestran desencantados con Maduro. Las medidas nacionalistas como éstas van dirigidas a ellos, para retenerlos", agrega.
Una escalada autoritaria sin precedentes
"La hipótesis de amenaza -dice Delgado- le otorgó a Maduro una justificación que antes no tenía para aplicar el estado de excepción. Estas medidas van a limitar y restringir libertades y derechos ciudadanos. Cuando él conecte esa primera hipótesis de amenaza con el proceso electoral, podrá ejecutar acciones contra la oposición, que va a quedar sin espacio político. Es un recurso muy importante, que le permite legalizar una serie de hechos sin respetar las garantías del debido proceso".
En el mismo sentido se expresa Arenas. "El estado de excepción señala una radicalización del autoritarismo, porque en este momento están amenazados cada vez más municipios. Hasta qué punto es posible llevarlo a todo el país es algo que se está planteando. Lo que está claro es que las medidas autoritarias se van a profundizar, concentrando cada vez más poder, y despreciando los procedimientos y las instituciones".
¿Cuál puede ser el próximo paso de esta escalada? El autoritarismo electoral.
"Estamos en las vísperas de un proceso muy importante, y
. De todos modos, no creo que sea capaz de suspender las elecciones, porque están comprometidos con la opinión internacional, que ejerció mucha presión para que se fijara la fecha, algo que costó mucho", concluye la politóloga.