El concierto más difícil para Diego El Cigala: actuó horas después de la muerte de su esposa

Su mujer, Amparo Fernández, falleció víctima de un cáncer. Con la tristeza encima, el cantaor español se subió igual al escenario del Hollywood Bowl de Los Ángeles

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En la noche del 19 de agosto, Diego El Cigala se presentó en el Hollywood Bowl de Los Ángeles, pero

horas antes tuvo que enfrentarse a uno de los momentos más difíciles de su vida, el que ningún hombre quiere atravesar: su mujer por 25 años, Amparo Fernández, había fallecido víctima de un cáncer.


A través de una nota en El País, la periodista Rosa Jiménez Cano relata cómo se vivió ese concierto del artista de 46 años, entre la música y la tristeza.



"Buenas noches, Los Ángeles. Feliz de poder compartir con tanta gente buena y afición a la buena música. Tanto yo como mis compañeros estamos contentos y felices y, nada, darles las gracias por estar aquí. Thank you, very much", y comenzaron los compases de Simples Cosas.

No era verdad. El cantante no podía estar feliz. Pero se transformó al subir al escenario. Diego Ramón

En el texto, la cronista repasa cómo fue el arribo del cantaor español a la locación donde iba a actuar en minutos.


"El artista llegó al camerino enfundado en un pijama de corte chino de raso azul oscuro, con la mirada escondida en una gafas de sol y arrastrando las babuchas. Con el cuerpo apoyado en Yelsy Heredi, su contrabajo, repetía 'qué barbaridad, qué barbaridad', mientras sujetaba la cabeza con ambas manos. A medida que pasaban los minutos, Julio César Fernández, road manager, hijo de Amparo, estrenando orfandad, comenzó a dar el último planchado al terno de luto: chaqueta con solapa de terciopelo, camisa blanca y raya en el pantalón. Diego pidió colirio para aliviar los ojos encendidos en sangre y un espray que mitigase la tristeza agarrada a la nariz. 'No puedo, no puedo, no puedo', susurraba. Pero pudo. Pudo más que ninguna noche. Más solemne y metido en sí mismo que ninguna otra actuación. El desenlace, no por esperado, ha sido menos doloroso".

Amparo Fernández, madre de dos hijos con el español, mantuvo casi en secreto que se trataba del cáncer que sufría con sesiones médicas en Miami. Cuando su marido se enteró, en mayo, le pidió que por favor no detuviera su serie de presentaciones programadas para los próximos meses. Y eso hizo en Los Ángeles, tras recibir la noticia más fea.


"Con 'Soledad' llegó el arrebato, sin apenas reprimir el llanto y la voz quebrada: "Para siempre los crespones. Ay, mi soledad. Ay, vuelve ya. Tú, vuelve ya". La tensión fue mayúscula con 'Está lloviendo ausencia': "Y nos despedimos así, como si nada, sin mirarnos, sin hablarnos, sin besarnos, sin tocarnos, nos despedimos así como si nada, cada uno a su camino, cada cual con su destino. Se quedó un lugar vacío de tu cuerpo a mi delirio, laberinto insoportable de tristeza".

No hubo bises ni largas despedidas. Tampoco una confesión final que desatase las emociones. El Cigala fue un profesional con letras mayúsculas, dejó de lado su pena para dar sabor a la vida de los demás. Entre líneas, en notas rotas, se dejó escapar el dolor, que disfrazó con un paseo por las tablas.!

En ningún momento del recital, el artista hizo comentario alguno a su mujer ni a lo que había pasado. No reveló que su mujer había muerto.


"Gracias a la vida", al final de la canción del mismo título, fueron las últimas palabras del rey de los
flamencos. Los Ángeles nunca supo lo que verdaderamente latía en el corazón de ese chico que se crió en el Rastro de Madrid. Diego emprendió el viaje de vuelta a República Dominicana, su lugar de residencia. Allí será la incineración de su mujer, la que por primera vez no estaba al volver al camerino. La ceremonia será en la más estricta intimidad en Punta Cana, su paraíso de paz e inspiración."






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