"Tire a la basura los libros" y "eslabón perdido" son frases que rara vez se vuelven a escuchar entre los cientificos, pero eso es lo que investigadores de todo el mundo están diciendo sobre el reciente descubrimiento de vasos linfáticos microscópicos que conectan el cerebro con el sistema inmunológico.
Estos vasos fueron encontrados en ratones por accidente por investigadores de la Universidad de Virginia, que publicaron sus resultados en la revista Nature. Si se confirma en los seres humanos, el descubrimiento podría tener profundas respuestas para afecciones como el síndrome de fatiga crónica, el autismo, la esclerosis múltiple y la enfermedad de Alzheimer.
Los vasos linfáticos distribuyen células inmunes a los tejidos para combatir infecciones y sacar un fluido para eliminar los residuos celulares. Este complejo sistema de drenaje se ha encontrado en casi todas las partes del cuerpo humano, pero nunca se había visto -hasta ahora- en el cerebro.
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"Nadie sabía que esos 'tubos' estaban allí para sacar la basura del cerebro", contó Jonathan Kipnis, director del Centro para el Cerebro en la universidad y autor principal del estudio, según un artículo del Washington Post. "Este es un gran paso para definir el sistema de vasos linfáticos".
Cuando el cuerpo está luchando contra un invasor extraño, como un virus, el sistema linfático transporta células inmunes al sitio de la infección. A veces, sin embargo, el sistema se pone hiperactivo y ataca el tejido sano, como en el caso de enfermedades tales como artritis reumatoide, esclerosis múltiple y lupus.
Este descubrimiento, según los expertos, también podría abrir nuevas vías de investigación sobre la enfermedad de Alzheimer. Tal vez, por ejemplo, el sistema linfático del cerebro está fallando en eliminar las placas y ovillos tóxicos que son los sellos moleculares de la enfermedad.
"Las soluciones clínicas inmediatas no son tan evidentes", explicó Avindra Nath, director clínico del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares. "Pero comprender lo que sucede en distintos estados de una enfermedad nos acerca para mirarla y estudiarla mejor".
Antes de este descubrimiento, los científicos pensaban que el cerebro tenía su propio ecosistema con una serie de puertas a través del cual la chatarra celular, dependiendo del tamaño de las moléculas, podía ser eliminada.
La publicación de este estudio incluye sólo una imagen del tejido cerebral humano y el equipo investigador está buscando una nueva confirmación de la presencia de vasos linfáticos en el cerebro humano.
En cuanto a por qué el descubrimiento tomó tanto tiempo, Kipnis explicó que sólo se podría haber sabido en estos últimos 10 años gracias a los avances en microscopía. Y aun así, la búsqueda de estos pequeños vasos, compactados entre las tres capas de las meninges, era difícil. "Si uno no sabía dónde buscar, no iba a saber que estaban allí", advirtió.