El nuevo Código Civil y Comercial, que comenzó a regir hace dos semanas, ya comenzó a generar cambios importantes en la vida de las personas. Este fue el caso de Rául Tames, un hombre de 76 años, oriundo de San Martín de los Andes, quien gracias a la nueva normativa, pudo agregar el apellido de su esposa a su documento.
Es decir, a parir de ahora se llama Raúl Tames de Cayolo. En cambio, su mujer Lidia (65) decidió no hacer lo mismo. Todo ocurrió el pasado viernes 7 de agosto cuando Raúl contrajo matrimonio después de 12 años de convivencia con su pareja. Fue un acto simple y emotivo, en el que sellaron legalmente su amor.
De esta manera, Tames de Cayolo se convirtió en el primer hombre en la provincia de Neuquén que optó por usar el apellido de su cónyuge, tal como está previsto en el flamante Código Civil.
El 31 de julio recibieron un llamado de ese organismo mediante el cual se les notificó las reformas vinculadas al matrimonio incluidas en el nuevo Código, más cercanas a las reglas de juego de la actual vida cotidiana. "Raúl expresó su deseo de llevar mi apellido", dijo la mujer al diario LM Neuquén.
Raúl explicó que todo empezó como una broma. "Cuando estaba casada con su primer marido, a Lidia no le gustaba que la llamaran por el apellido de su ex esposo, entonces cuando nos casamos se me ocurrió decirle 'ahora yo me pongo tu apellido y voy a ser feliz llevándolo'".
Por estos días, la pareja encuentra en Mar del Plata para celebrar junto con uno de sus cinco hijos. "Entre los dos tenemos cinco hijos y siete nietos que viven en distintas ciudades, así que empezamos a visitarlos para festejar nuestro matrimonio, porque por sus obligaciones fue muy difícil que estuvieran todos cuando nos casamos", sostuvo Raúl. Luego pasarán por Neuquén capital, San Rafael (Mendoza) y Punta Arenas, donde residen sus otros hijos.
"Todos trabajan, tienen mucho que hacer. Por eso lo resolvimos viajando nosotros que somos jubilados", explicó Lidia.
Antes sólo la mujer podía llevar el apellido del marido, ahora el flamante Código le permite a cualquiera de los cónyuges optar por usar el apellido del otro, con la preposición "de" o sin ella.