Debate republicano: por qué Donald Trump es el hombre a vencer

Este jueves nueve precandidatos del Grand Old Party debatirán con el hombre que lidera las encuestas con base en su discurso agresivo y escandaloso. Especialistas analizan para Infobae analiza las claves de este fenómeno

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Hace tiempo ya que el Partido Republicano tiene el problema de que lo que gusta puertas adentro no se vende tan bien en los Estados Unidos: Rand Paul o Ted Cruz atraen mucho a los republicanos declarados, pero cuando sale al ruedo nacional una candidatura como la de John McCain-Sarah Palin en 2008, no logran seducir al público general.

A esos problemas -que sólo se han agravado desde entonces- se les ha sumado otro, que algunos consideran más grave y otros apenas una alergia estacional.

Al comienzo causaba gracia entre los políticos y la prensa dominante. Luego despertó atención y curiosidad. Por fin se abrió paso entre los diez elegidos para el primer debate de los precandidatos republicanos que se realizará hoy, porque está al tope de las preferencias internas.


El problema se llama Donald Trump.

Al comienzo causaba gracia. Ahora lidera las encuestas

Es un problema porque tiene mucho dinero -requisito indispensable para una precandidatura exitosa-, un discurso tan polémico que divide y atrae, y una popularidad antigua y ajena a la política estadounidense.

¿Quién no lo recuerda en The Apprentice, al grito de "You are fired!!!" (Estás despedido)?

No hace falta volver a fatigar el tema de su peinado traumatizante.

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Lo cierto es que de desde hace días los expertos en política estadounidense discuten estrategias sobre cómo enfrentar a Trump en un debate que, por cierto, no permite mucho despliegue -nadie tendrá más de seis o siete minutos para exponer en el especial de la cadena Fox- pero que Jeb Bush, Chris Christie, Scott Walker, Rand Paul, Ted Cruz, Marco Rubio, Mike Huckabee, Ben Carson y John Kasich preferirían que no resultara en un show de histrionismo del magnate.

La revista The New Yorker captó con gracia en una de sus tapas -una ilustración de Barry Blitt- ese impacto de la llegada de Trump a la competencia republicana, cuando el ex gobernador Bush encabezaba las encuestas y en el otro extremo del partido el senador Paul le competía muy de cerca: se ve al empresario en el instante en que se arroja en estilo barriga libre, gozoso y sonriente, a la piscina que representa el partido, mientras los candidatos que no lo tomaban en serio tratan de protegerse de su zambullida rotunda.

"A la hora de la gran elección predomina el republicanismo de los negocios, más moderado"

"El principio de las internas no deja claro lo que va a pasar, es un comodín", moderó Silvio Waisbord esas lecturas del fenómeno Trump. El profesor de Medios y Asuntos Públicos de George Washington University y experto en comunicación política detalló: "Siempre aparecen figuras con particularidades, que concitan interés, entusiasmo o cobertura mediática. Y después las cosas se van consolidando. Siempre hay un elemento más de los márgenes del Partido Republicano, del Tea Party -la parte más ortodoxa, de un conservadurismo social muy fuerte; reaccionaria y con elementos xenófobos- frente a lo que históricamente fue el sector que apoya el mundo de los negocios, la Cámara de Comercio, que socialmente no es tan reaccionario. Y a la hora de la gran elección, predomina el republicanismo de los negocios, que tiende a ser más moderado que los márgenes. Pero al principio sucede que aparecen figuras con sus particularidades".

Trump sería una de esas figuras.

 Reuters 163
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Una figura particular entre las más particulares: "Él se corta totalmente solo", sintetizó Waisbord, autor -entre otras obras en inglés y en castellano- de Reinventing Professionalism: Journalism and News in Global Perspective y Vox Populista: Medios, Periodismo, Populismo. Pero la historia señala que él ahora sube como la espuma pero eventualmente se quedará sin gasolina a medida que las cosas se vayan asentando. De los precandidatos que hay hoy quedarán muchos menos. Si Trump llega más allá de febrero o marzo, sería una sorpresa, aunque ahora esté arriba en las encuestas.

- ¿Y a pesar de la velocidad de su crecimiento?

- En una competencia electoral, una de las cosas que importan es el reconocimiento del nombre, especialmente cuando hay tanta gente que ha lanzado su candidatura. Y Trump, por peso propio y porque en los últimos meses ha hecho un discurso que ha atraído una enorme atención, no solamente de los medios tradicionales, sino fundamentalmente de los medios digitales, lo tiene. Mucho de lo que él hace -ya sea para mal o para bien- lo ubica muy alto dentro de la ecología informativa, por más que el establishment periodístico lo trate como a un payaso. A esta altura, eso no importa: lo que importa es tener un perfil alto. Ha manipulado a los medios bastante bien: ha logrado sobresalir del resto. En ese río revuelto de los votantes republicanos que no están muy decididos por un candidato o por otro, Trump lleva las de ganar.

- ¿Es una estrategia esa construcción de una actitud?

- Él siempre fue así. No creo que lo haga calculadamente, como un movimiento de su ajedrez electoral. Siempre fue un bocón, un tipo provocador... Además, a diferencia de otros candidatos republicanos, él no necesita cortejar a los financiadores de las campañas -en buena medida, los hermanos Charles y David Koch- y por eso no tiene que cuidarse y mostrarse como un candidato viable, que va a ser invitado al gran baile a expensas de los otros. Trump cala como en su momento calaron Mike Huckabee o Sarah Palin, ese tipo de figuras exageradamente reaccionarias. Ha ocupado ese lugar a expensas de otros posibles candidatos, porque no hay lugar para demasiados en eso.


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Aunque cause un escándalo tras otro desde que denostó a los mexicanos -"Traen drogas. Traen delito. Son violadores. Y algunos, supongo, son buenas personas"-; aunque Salma Hayek declare que espera que nadie lo tome en serio; aunque la plataforma periodística online The Huffington Post haya advertido a sus visitantes que no cubriría a Trump en la sección Política, sino en Entretenimiento, y aunque los medios se burlen de que el ex presidente demócrata Bill Clinton -esposo de la precadidata líder Hillary Clinton- lo haya estimulado a participar en la contienda interna republicana, lo que Trump hace no resulta demasiado descabellado en esta instancia de pre primarias.

"En los EEUU, las presidenciales se ganan en el centro, pero las primarias se ganan con guiños hacia la base partidaria"

"En los Estados Unidos, las presidenciales nacionales se ganan en el centro, pero las primarias se ganan con ciertos guiños hacia la base partidaria, que es más de izquierda o más de derecha", recordó Waisbord, también editor de la publicación académica Journal of Communication y ex director del International Journal of Press/Politics. "Es la fórmula básica de cualquier estrategia de campaña electoral."

-Acaso por su exageración y su histrionismo, un estudio de la Quinnipiac University ubicó a Trump como el candidato más querido y menos querido entre los republicanos: lidera con el 20 por ciento a favor y concentra el 30 por ciento en contra. ¿Cómo se entiende eso?

-En término de mediciones de encuestas electorales, a esta altura lo que realmente cuenta son los positivos. La mayoría tiene dígitos simples, y muy pocos están por encima del 10 por ciento. Y los medios están obsesionados con ese tipo de números, no con los negativos. Creo que en gran parte se entiende por el nombre de marquesina que tiene Trump, y que va a explotar un momento en el cual participa gente que no tenía ese reconocimiento que él tiene; ni siquiera Ted Cruz, que es un hombre de la política. Trump ha estado fuera de la política por décadas, es un personaje famoso hace mucho tiempo. Y eso conlleva una ventaja enorme en esta etapa de la campaña.

Mucho de todo este cotillón se reparte en los medios.


El medio digital Gawker publicó el número de celular de Trump (917.756.8000) e invitó a sus visitantes a llamarlo y preguntarle por sus ideas políticas. En parte fue una copia de lo que Trump había hecho -difundir el teléfono del senador republicano Lindsey Graham, quien destruyó su aparato en público y, dicho sea de paso, no llegó a la lista de los diez elegidos para el debate de este jueves- y en parte, una provocación que Trump supo aprovechar al grabar un mensaje automático que dice: "Hola. Soy Donald Trump y compito por la presidencia de los Estados Unidos. Con su ayuda y su apoyo, juntos podemos hacer que los Estados Unidos sen realmente grandes otra vez. Véame en Twitter, @realDonaldTrump, y en mi página de campaña, www.donaldtrump.com. Espero verlo durante la campaña. Vamos a lograrlo."

-¿Podría desarrollar a qué se refiere con la manipulación de los medios que Trump ha sabido hacer?

-No está claro si lo ha dicho para tener cobertura o si él realmente es una bala perdida, es tan impune por el dinero que tiene y el poder que ha acumulado en las últimas décadas. Pero él les tira la carne a los perros de los medios y gana. Por más que en los medios ha habido un semidebate sobre por qué siguen tan de cerca a una figura que, para los estándares del periodismo del establishment, carece de seriedad.

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"Trump les tira la carne a los perros de los medios y gana"

Waisbord alude a los casos de The Huffington Post y Gawker.

"The Huffington Post cabalga una tradición híbrida de periodismo: por una parte reivindica cosas del periodismo serio, y desde esa perspectiva lo mira a Trump como una curiosidad circense, pero por otra parte en muchas otras cosas no se diferencia mucho de lo que hace Gawker, porque ese es su pan de cada día. ¿Cómo consigue lectores, cómo lleva permanentemente tráfico a su sitio cotidianamente? Con noticias de tipo sensacionalista, de famosos. Está un poco mejor trabajado que Gawker, pero en la familia del periodismo está más cerca de eso que The Washington Post, por ejemplo.

A la vez, el periodismo respetado —como The Washington Post— parece sobrepasado por Fox y la lógica de las redes sociales, a la que aspiran los medios digitales como The Huffington Post o Gawker. "Y Trump encaja perfectamente en esa lógica", observó Waisbord.

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"La experiencia dice que realmente sería improbable que él mantuviera este grado de aceptación y de cobertura mediática hacia fin de año o comienzos del próximo, cuando realmente se irán calentando las cosas con miras a las primarias republicanas", agregó. "Sería sorprendente si en febrero o marzo seguimos hablando de Trump."

En su opinión y basado en el análisis de la historia electoral de los Estados Unidos, "seria más probable que estuviéramos hablando de Jeb Bush o de Marco Rubio o de Chris Christie; cualquiera que por alguna razón se vea con un perfil más parecido al que tenían George W. Bush o Mitt Romney en su momento, que son las figuras que finalmente los republicanos ponen para la elección". Ofreció una analogía: "Los republicanos son como esos jugadores de fútbol que amagan para ir para un lado y salen por el otro. Las primeras etapas de la campaña electoral amenazan con una derecha xenofóbica, reaccionaria, socialmente muy conservadora, y después salen por el otro lado porque por ahí se ganan las elecciones nacionales".

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