Su historia fue recogida por The National Geographic. Pero varias generaciones de japoneses la conocen. Es la historia del único bonsai que sobrevivió a la bomba atómica -"Little Boy", como se la bautizó- que lanzaron los Estados Unidos sobre Hiroshima, el 6 de agosto de 1945.
El bonsai de pino blanco que fue más fuerte que el explosivo lanzado desde el avión Enola Gay, es hoy un símbolo de paz y de encuentro entre Japón y los Estados Unidos. Y así es venerado por cada uno de los héroes de guerra que se postran ante él.
Ese bonsai fue plantado hace exactamente 390 años y pertenece a una familia japonesa que vivía a escasos tres kilómetros de donde cayó la bomba hace 70 años. Fue cuidado por cinco generaciones y otorgada al gobierno norteamericano como ofrenda en 1975.
Kathleen Emerson-Dell, quien ahora tiene a su cargo el cuidado del pequeño árbol señala que no fue dada como consecuencia del bombardeo, sino como una ofrenda dada por Japón como muestra de cofraternidad. Cree que es "un regalo de amistad y conexión; la conexión de dos culturas diferentes".
Sin embargo, ahora quiere que la gente vea a este bonsai como una celebración de supervivencia. "Hay una conexión con un ser viviente que sobrevivió en la tierra a lo que ya sabemos. Yo estoy en su presencia y estoy en la presencia de otra gente de otros tiempos", dijo Emerson-Dell.