Más allá de su aroma penetrante, el ajo ofrece una gran cantidad de beneficios para el organismo. Y puede darle un sabor único y distintivo a las comidas
El ajo se caracteriza por contribuir a bajar de peso además de aportar propiedades vitamínicas para el cuerpo. El doctor bioquimico David Mirelman, del Instituto Weizmann en Israel, describió el ajo sin eufemismos como una "droga milagrosa".
Según el médico especialista en nutrición Alberto Cormillot su uso terapéutico es muy antiguo. Tanto en la Antigua China como en la Antigua Roma se utilizaban los bulbos de ajo en el tratamiento de la sordera, los parásitos intestinales, la falta de apetito, problemas respiratorios y lepra.
Patricio López, director de investigaciones de la Universidad de Santander y de la Universidad Complutense de Madrid explicó que: "El ajo tiene propiedades cardioprotectoras, lo que lo convierte en una alternativa para la prevención de la diabetes, el infarto y enfermedades cardiovasculares".
López realizo un estudio con 47 personas con sobrepeso, dividiendo el grupo en dos. Un grupo que tomaba placebos y otro que consumía el ajo añejado. Al finalizar lo estudios, comprobaron que el grupo que comía ajo aumentó la hormona adiponectina que tiene cualidades cardioprotectoras, disminuyeron el colesterol de forma significativa y además bajaron de peso más rápido.
Susana Zurschmitten licenciada en nutrición, recomienda comer un diente de ajo en ayunas porque potencia sus propiedades de manera increíble. Además, explica que comer el ajo crudo es mejor porque no se pierden sus propiedades naturales.
La Universidad de Washington realizó un estudio que demuestra que el ajo es cien veces más eficaz que los antibióticos más populares contra las bacterias transmitidas por alimentos.
Aporte natural
El ajo se originó en Asia Central y su uso en la medicina alternativa refiere a tiempos verdaderamente lejanos. Se cree que desde el tercer milenio Antes de Cristo en la India y el Antiguo Egipto era utilizado por los médicos a los que recurría la población de ese entonces.
Especialistas en nutrición de la Universidad de Florida resultaron que comer ajo puede aumentar el número de células T en la sangre, que desempeñan un papel vital en el fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico.