Este signo se refiere al uso que tiene en la puntuación, cuando al terminar una oración y querer seguir con otra en vez de poner un punto el escritor decide usar un punto y coma. Es una metáfora con continuar y no detenerse o terminar tu vida con un punto.
Todo eso dió origen al a href="http://www.projectsemicolon.com/" rel="noopener noreferrer" "Proyecto Semicolon"/a: un movimiento sin fines de lucro que que intenta crear conciencia y dar esperanza y amor a quienes enfrentan la depresión, el suicidio, la adicción y las autolesiones.
Amy Bleuel, fundadora del grupo, se hizo el dibujo en honor a su padre, quien se quitó la vida. A partir de ese momento, este signo hecho tatuaje, comenzó a circular por las redes sociales de todo el mundo ganado notoriedad y popularidad.
Superando obstáculos
"Traté de suicidarme en el año 2009. Anteriormente lo había intentado sin mucho éxito, pero aquella vez fue en serio. Después de diez años de ir y venir a consultas de varios psiquiatras, uno de ellos dio con mi diagnóstico: Trastorno Bipolar del Tipo 1, conocido comúnmente como trastorno maníaco-depresivo. Enfermedad que tuve, sin diagnosticar, toda mi vida", cuenta Elena Totó, una joven chilena que decidió tatuarse ese signo.
"Lo que se intenta lograr con esta iniciativa es borrar el tabú con un tattoo. Hacer visibles a pacientes con depresión, suicidas, selfharming, y otros que han sufrido de una enfermedad mental. Sacar a la luz nuestra realidad como otras personas con otras condiciones y enfermedades lo han hecho, por ejemplo el autismo, y crear conciencia sobre las enfermedades mentales. Lo que ha sucedido ha sido gigante, conocer a gente de distintos puntos geográficos, conectar con ellos en una forma que sólo alguien que lo ha vivido lo entiende. Ha sido algo muy poderoso, como levantar una pancarta y decir: 'no estás solo yo también pasé por eso, yo te entiendo, es sólo un punto y coma, la vida sigue'", cuenta.
Y agrega Totó: "Es abrirse y decir puedo hablar de esto con más gente, quiero hablar de esto con los demás, no es una maldición tener una enfermedad mental. También tiene un componente liberador para el que decide tatuarse, algo como un rito donde pasa a ser algo visible en tu cuerpo, una aceptación y un querer decir mírenme yo ya no oculto nada. Puede que a algunas personas no les guste, crean que no ayuda en nada, que no sirve y es sólo una moda. Debo decir que cualquier iniciativa que contribuya a crear conciencia sobre enfermedades mentales, que logre que se converse sobre ellas, que se entienda que existen y que son más comunes de lo que la sociedad pretende mostrar escondiéndolas bajo la alfombra como algo vergonzoso, en realidad es algo positivo".
La mirada de los especialistas
El término de tatuaje encuentra su origen en las islas de la Polinesia y revela el vínculo del tatuaje con el pensamiento animista atribuido a las sociedades mal llamadas "primitivas". En dichas islas todo lo que existía en la tierra estaba animado por los espíritus, conocidos como Atuás. El tatuaje para los primitivos habitantes de Tahití era un reflejo cutáneo de un modo de funcionamiento social.
El tatuaje es ante todo la expresión gráfica de una producción psíquica del sujeto. Si es voluntario deviene un acto de lenguaje a medio camino entre una escritura que se aproxima a un jeroglífico, con sus simbolismos, y la oralidad discursiva.
En diálogo con Infobae, el doctor Juan Eduardo Tesone, psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina y médico psiquiatra de la Universidad de París XII, explica que en nuestras sociedades contemporáneas, el acto voluntario de tatuarse es un gesto individual y en ese sentido es un acto privado: "Pero la traza en la piel, su grafismo, sin embargo, es leído colectivamente y muestra frecuentemente la pertenencia a un grupo dado, en función de la edad y otros parámetros".
El especialista manifiesta que el acto de tatuarse puede aportar alivio dependiendo del sujeto. "En todo caso es siempre una producción psíquica proyectada en la piel que expresa la interioridad de la persona. Quizá un intento de superar un conflicto o un dolor. Pero no puede ser leída de manera lineal. Como un sueño, es la expresión en imágenes o signos de puntuación de un relato interior grabado en la piel, siempre complejo".
"Es la puesta en escena pero también la tentativa de puesta en sentido de un afecto indecible. A veces las fantasías escasean para pre-figurar lo que siente afectivamente, y el tatuaje es una tentativa de ofrecer en la superficie de su cuerpo el anclaje a una representación de un afecto errante que lo desgarra en tanto que aún no enunciable", dice.