Las próximas elecciones presidenciales van a poner fin a un ciclo de kirchnerismo puro. Incluso en un escenario en que Scioli sea el próximo presidente, un Kirchner no estará a cargo de la presidencia y el mismo FpV no considera al actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires un oficialista de pura cepa. ¿Cómo se compara la herencia que recibirá el próximo presidente con la que dejó el menemismo y la que los Kirchner recibieron en el 2003?
El siguiente cuadro muestra una serie de indicadores económicos. El listado no es exhaustivo, pero sí es representativo. De los ocho indicadores elegidos, el kirchnerismo deja una herencia peor en cinco e igual en tres. Un pobre desempeño respecto a una década tan denostada y denigrada por el Frente Para la Victoria como la de los noventa.
Algunas aclaraciones y comentarios son necesarios. En primer lugar, es notable que, en términos relativos, el PBI per cápita (en dólares y ajustado por costo de vida) que el kirchnerismo deja tras 12 años de "década ganada" sea prácticamente similar al del resto de América Latina. De hecho, tampoco es muy distinto a la herencia recibida.
En segundo lugar, se nota en empeoramiento de la participación del valor agregado de la industria. Este indicador se encuentra en la tabla porque este es un parámetro de interés del kirchnerismo -y de la clase política en general- y no porque necesariamente mayor participación industrial sea algo deseable en términos económicos.
En cuarto lugar, el indicador de libertad económica del Fraser Institute muestra un deterioro que debería ser muy preocupante para quienes les importa la situación a mediano y largo plazo de la economía argentina. El país se encuentra, desde el 2012, al final del ránking. Y, como es sabido, las instituciones y el grado de libertad económica no definen la situación económica circunstancial, pero determinan el nivel de riqueza a futuro, es decir, si el país transita un camino hacia la prosperidad o hacia transformarse en una Venezuela.