El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, señaló que nada garantiza que las FARC no vuelvan a atentar contra la infraestructura petrolera y energética, así como atacar a miembros de la fuerza pública, pero dijo estar esperanzado con que se cumplirá la tregua unilateral que comenzó la semana pasada. "Lo que he visto es que el cese del fuego, si se rompe, es difícil continuar el diálogo", advirtió durante el foro Bloomberg Colombia Summit.
Preguntado por el entrevistador acerca de si tiene un cronograma para el proceso de paz, iniciado hace dos años y medio con la guerrilla en La Habana, Santos afirmó que cuanto más pronto se alcance a la paz "después de 50 años de guerra", mejor será para el país. Sin embargo, aclaró que es imposible "arreglar un conflicto de 50 años en unos meses".
En ese sentido, destacó que ambas partes llevan casi tres años negociando y han "avanzado más que en cualquier otra tentativa" de paz con las FARC, con quienes cree que podrán llegar a un acuerdo "en el futuro muy cercano". "¿Qué tan cerca? No puedo comprometerme, pero lo que te puedo decir es que tiene que ser pronto, porque mi paciencia tiene un límite, la paciencia de la gente en Colombia también tiene un límite", dijo.
"La paciencia de la gente en Colombia tiene un límite"
El pasado 12 de julio las partes acordaron medidas para reducir la intensidad del conflicto armado y acelerar las negociaciones y Santos dijo que en un plazo de cuatro meses se analizarán los avances y decidirá si continúa o no con los diálogos de paz. Este fin de semana, además, el mandatario anunció el cese de los bombardeos contra los campamentos guerrilleros.
Por otro lado, Santos también sostuvo que espera gestos "para recuperar la confianza de la gente" en el proceso de paz, que se vio dañada en los últimos meses. Esa pérdida se debió en buena medida a que los colombianos creen que "las FARC nunca van a entregar las armas y nunca van a entregar cualquier clase de justicia", según el presidente. Santos subrayó que eso tiene que suceder y se mostró confiado en que lo harán. "Ese es el aspecto crucial que estamos negociando", concluyó.
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Por su parte, el jefe del equipo negociador del gobierno en La Habana, Humberto de la Calle, elogió el plan de desminado conjunto con las FARC. "Sabemos que es un programa piloto. Sabemos que vendrán otros. Pero también sabemos que el desafío es enorme y que necesitamos terminar este conflicto para emprender una tarea de desminado que tendrá una envergadura monumental", indicó.
Por último, De la Calle se refirió a las críticas que recibió el gobierno por el plan de desescalar el conflicto: "El presidente es el comandante supremo de las Fuerzas Armadas. Así como tiene la capacidad jurídica para utilizar la fuerza de manera legítima, la Constitución no le señala el tipo de armas que debe usar. Ninguna Constitución del mundo contiene normas de esta naturaleza. Sería absurdo interpretar que el presidente tiene que usar siempre la mayor fuerza posible, sin ninguna otra consideración. Nos parece equivocada la tesis de que el desescalamiento viola la Constitución".