Ayer por la tarde, en cierta forma, Paula Asaro se sintió satisfecha. A cargo de la Fiscalía de Instrucción Nº39, se había difundido a comienzos de este año que la fiscal no iba a participar del extenso juicio por el asesinato de Ángeles Rawson por una cuestión de "transparencia", habían deslizado voceros judiciales, de cara a la batería de cuestionamientos a su instrucción de la causa que preparaba la defensa del portero Jorge Mangeri, a cargo del abogado Adrián Tenca.
Fue ella quien llevó a Mangeri a la Justicia. Ante la fiscal, el portero admitió el hecho en su testimonial, un testimonio que, remarca Asaro, no es válido jurídicamente. La fiscal llamó de inmediato a un médico legista para constatar las supuestas heridas sufridas por torturas policiales que llenaron de dudas a los primeros expertos, y aseguró la prueba de ADN bajo las uñas de Ángeles. Fue al juicio, eventualmente, sobre el tramo final. Ayer por la tarde, a más de dos años del hecho, mientras Asaro tomó asiento junto a Jimena Aduriz, para ver a Mangeri condenado por el Tribunal Oral Criminal Nº9 a cadena perpetua por los delitos de femicidio criminis causa y abuso.
Horas después, Asaro comentó a Infobae: "El veredicto fue severo, pero abarcó todas las posibilidades, todo lo que uno tenía previsto como fiscal. Acá lo que se llegó a discutir es la calificación. Femicidio es perpetua. Criminis causa es perpetua. De cualquier manera, de donde lo quieras mirar, hubiese sido perpetua. El juez Fernando Ramírez, el presidente del tribunal, que rechazó todos los planteos de nulidad, quiso marcar a la figura de femicidio explícitamente. Fue el núcleo jurídico de la sentencia".
No fue casualidad: Ramírez fue el primer magistrado en aplicar la figura de femicidio en el país. Hubo una sensación de logro por otra parte: Pablo Lanusse, abogado de la querella de la familia Rawson, sonreía complacido. Para Asaro, Lanusse fue clave. "Yo lo encontré a Mangeri. Pero Lanusse se puso capa y espada", comenta la fiscal. Dice Asaro: "El rol de la querella fue fundamental, fue una querella presente. A la chica la matan el lunes, yo me entero el martes a la madrugada: el jueves me llega un escrito de Lanusse. Si se sospechaba a Opatowski, no les importaba, no hacía una diferencia, querían saberlo. Siempre estuvieron en la búsqueda de la verdad. Lanusse vivió para esta causa, le dedicó dos años de su vida. Fue a todas las testimoniales. Acompañaba, no ponía trabas. Buscaba nuevos elementos. Destacó especialmente a los padres, a Jimena y a Franklin Rawson; siempre estuvieron predispuestos a todo. A partir de hoy empiezan una nueva vida", apunta la fiscal.
Mangeri no se inmutó cuando recibió su sentencia. Sus últimas palabras ante el tribunal sonaron al menos calculadas: "No tengo nada que ver con la muerte de 'Mumi'", dijo. Usó el apodo con el que familia y amigos llamaban a Ángeles. Siempre la había llamado así: lo había hecho en la declaración testimonial que lo inculpó. Al oírlo, Jimena Adúriz suspiró de espanto. Voces de peso a lo largo de dos años y 18 cuerpos de expediente hablaron de Mangeri como mucho más inteligente de lo que parece, más calculador: creen que su elección de no ser peritado psiquiátricamente fue calculada, en un doble juego entre la autovictimización y la provocación.
Pero cuando escuchó que su mujer, Diana Saettone, sería investigada por falso testimonio junto a su primo Cecilio, el portero sintió el impacto. Su miedo constante en la causa fue que la Justicia tocara a Diana. Era previsible: Saettone era su línea con el mundo. Lo visitó fielmente cada semana en el penal de Ezeiza. Le tiró un beso desde el banquillo en el juicio, mientras declaraba a su favor a mediados de marzo. Si pierde a Diana, Mangeri pierde todo.
Es irónico, por otra parte. Cuando Mangeri fue preso por el crimen, Diana perdió todo lo que tenía: su departamento de portería en Ravignani 2360, la obra social del SUTERH, con la cual se trataba un cáncer, su puesto de empleada de limpieza en un instituto de menores. La mujer de Mangeri fue una presencia constante en el juicio: no estuvo ayer para la lectura del veredicto. No está tampoco en su casa familiar en la zona del Talar en Tigre, a donde tuvo que volver luego de dejar Ravignani: "Se fue a otro lado, se fue de Buenos Aires, no vuelve acá en una semana", dijo esta tarde a Infobae su padre, Carlos, sin dar mayores precisiones.
Hoy, el TOC Nº9 ordenó investigar a la mujer del portero, posiblemente por falso testimonio, una decisión en sintonía con los pedidos de la querella, que sostuvo la sospecha de encubrimiento sobre Saettone a lo largo del juicio. El primo policía de Diana, Cecilio Saettone, ya tiene una causa iniciada en el Tribunal de Instrucción Nº8, por el presunto descarte del morral de Ángeles y por supuestamente ayudar a Mangeri a ocultar sus heridas, con un pedido de indagatoria en su contra. Saettone tiene un punto a favor: legalmente no puede declarar contra su cónyuge.
Asaro recuerda las contradicciones en su declaración original: "Diana cuando declara lo hace el viernes por la mañana, antes que su marido, que aún no era imputado. Lo hizo en la división de Homicidios de la Policía Federal. Su marido terminó siendo imputado en la madrugada del sábado. Ella no podía declarar contra su cónyuge. Y la declaración de Diana era todo lo contrario a lo que dijo su marido. Él dijo que estaba tomando algo con Diana. Pero Diana, supuestamente, estaba en lo de sus padres".
Asaro sabe que Tenca podrá apelar el veredicto contra el portero. El 24 de agosto, luego de la feria judicial, el TOC Nº9 dará a conocer los fundamentos de su fallo.