Al igual que otros seis dirigentes, Jeffrey Webb fue detenido en un hotel de Zúrich en un operativo policial sin precedentes. El vicepresidente de la FIFA fue apresado por corrupción tan rápido como lo fue su ascenso a las altas cúpulas del fútbol mundial, desde que se convirtió en presidente de la Asociación de Fútbol de las Islas Caimán (CIFA, por sus siglas en inglés) hace 24 años.
Webb, de 50 años, inició su carrera como dirigente de fútbol como presidente del Strikers FC caimanés. Pero su paso fue efímero, ya que en 1991 tomó el poder de la CIFA y su impacto fue inmediato.
Dentro de su primer año a cargo del fútbol caimanés, Webb ayudó a la organización convertirse en miembro de la Concacaf, el organismo que regula el fútbol de Centroamérica, el Caribe y Norteamérica. En 1994, fue elegido como miembro del Comité Ejecutivo de la Unión de Fútbol del Caribe.
Para 2002, su nombre era conocido mundialmente. Se hizo vicepresidente de la Comisión de Auditoría Interna de la FIFA, departamento del que asumió la presidencia nueve años más tarde. Mientras tanto, empezó a ser parte importante en las Copas del Mundo, siendo parte de las delegaciones de Francia 98, EEUU 94, Corea/Japón 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010.
Se apoderó por complete del fútbol caribeño y norteamericano al ser electo unánimemente presidente de la Concacaf en 2012. Con 47 años, se convertía en el líder regional más joven dentro de la FIFA. Ese ascenso le permitió automáticamente llegar a la vicepresidencia y ser miembro oficial del Comité Ejecutivo del fútbol mundial.
En julio, a pocos meses de ser electo, mudó la sede del organismo a Miami y designó como nuevo Secretario General a Enrique Sanz de Santamaría. Para marzo de 2013, el suizo Joseph Blatter lo eligió como líder del grupo que trabaja contra el racismo y se encarga de los hechos de discriminación en el fútbol.
Los escándalos de corrupción empezaron a brotar paulatinamente, y en septiembre de 2014, Webb fue uno de los dirigentes que pidió la publicación de Informe García, el documento que contiene la investigación sobre las irregularidades en las votaciones de Rusia y Qatar como sedes de los Mundiales de 2018 y 2022, respectivamente.
Finalmente, el 27 de mayo de 2015, Webb fue arrestado por cargos de corrupción. La acusación, que recayó sobre otras 14 dirigentes participantes en el crimen organizado, fraude electrónico y conspiración de lavado de dinero.
??Se vio obligado a abandonar su trono de la Concacaf, su sillón en la vicepresidencia y las funciones en el departamento de finanzas de la FIFA. Ahora, se traslada desde la prisión en Suiza a Nueva York, donde será juzgado por la Justicia de los Estados Unidos.
Su futuro es una incógnita. Si logra zafar del calabozo o el arresto domiciliario, quizás pueda retomar su vida fuera del fútbol. Webb, que difícilmente puede volver a ser banquero como cuando era joven, podrá dedicarse a la gastronomía. Es copropietario de una franquicia de una famosa cadena de panaderías en las Islas Caimán llamadas Panaderías del Capitán. Aunque no es nada seguro, porque su socio es Horace Burrell, el titular del fútbol jamaiquino, quién en 2013 también fue involucrado en escándalos de sobornos.