Acompañado por el presidente paraguayo, Horacio Cartes, el papa Francisco presenció una breve ceremonia de despedida. Tras una semana por Ecuador, Bolivia y Paraguay, el Sumo Pontífice dio por finalizada su visita oficial a la región.
Poco antes de despegar su avión a las 19:35 (23:35 GMT), el Papa sostuvo un encuentro ante cientos de miles de jóvenes en un vibrante acto en las afueras de Asunción, a orillas del río Paraguay, en el que fue aclamado como una estrella.
El pontífice volvió a pedir a la juventud que "hagan lío pero organícenlo bien". "Necesitamos jóvenes con esperanza y fuertes de espíritu, no jóvenes debiluchos, que ni sí ni no (indecisos). No queremos jóvenes que se cansen rápido, y que estén con cara de aburridos", clamó.
El recorrido final de Francisco hacia el aeropuerto sufrió un contratiempo cuando una multitud rebasó las vallas y se aproximó peligrosamente al papamóvil en avalancha, impidiendo que se detuviera en el centro comercial Ycua Bolaños, donde un incendio mató entre 400 y 500 personas en 2004.
En la mañana de este domingo, ofició una misa campal que reunió a un millón de peregrinos en el predio militar de Ñu Guazú, presenciada desde primera fila por el presidente anfitrión, Horacio Cartes, y su par argentina, Cristina Kirchner. El Papa saludó a ambos mandatarios y recibió un cuadro como regalo de parte de ella.
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El noveno viaje de Francisco al exterior, y el segundo a América Latina después del celebrado a Brasil en julio del 2013, estuvo marcado por discursos históricos. "Obviamente no está como cuando partió de Roma, pero el Papa se encuentra muy bien, algo cansado como todos", dijo hoy el vocero papal Federico Lombardi cuando volvió a ser consultado sobre la salud de Francisco.
Francisco lanzó el sábado el discurso más político de su gira, en un encuentro con la sociedad civil paraguaya donde aclaró que sus anatemas y reclamos a favor de los pobres y olvidados durante su periplo sudamericano, no corresponden a una ideología.
"Las ideologías siempre acaban en dictaduras. Piensan por el pueblo, no lo dejan pensar", dijo enérgico. Este discurso impactó, al igual que el realizado el jueves en Bolivia, donde dirigiéndose a líderes de movimientos populares pidió "un cambio" económico, moral y ético para salvar a los pobres y a la tierra.
Sus palabras parecieron un distanciamiento de los gobiernos de izquierda de Evo Morales en Bolivia y de Rafael Correa en Ecuador, países que también visitó esta semana y donde mostró gran afinidad con sus anfitriones.
El Papa regresará en septiembre al continente, esta vez a Cuba y Estados Unidos, tras su histórica mediación para la reconciliación entre esos dos países.