Leo Montero: "No me gusta la división que hay en el país"

El popular conductor de AM habló con Infobae sobre la actualidad nacional, su amor por los animales, y contó cuál es el secreto para mantener al aire un programa de televisión durante 10 años

Es un milagro, viene el papa Francisco y nosotros atrás. Estoy muy contento, muy feliz, tanto como el primer día. Venimos diciendo esto con Vero, porque lo sentimos así. Lo peleamos día a día y sentimos que nunca se va a acabar. No tengo la fórmula, sí te puedo decir cuál es la idea que nosotros creemos, que es la idea de trabajar para que dure, muy encima, muy día a día, muy metidos nosotros. Prácticamente no hacemos nada que nos disguste. Todo lo que ven en el aire de AM tiene que ver con nuestro sello.

Casi en nada, por ahí es un poco dispersa cuando le quiero hablar de algo puntual. Estamos hablando, se cuelga con el teléfono y le decís: "Vero, te estoy hablando, es algo en serio". "Sí, te estoy escuchando". "No, pero quiero que me mires. Quiero que dejes el teléfono, me mires y me prestes atención". Ella, al revés, porque yo soy muy inquieto, muy rompehuevos. Por ahí me quiere decir algo o estamos haciendo algo y me distraigo, me voy, charlo con uno, hago un mate... Soy como un niño rompepelotas, por lo chiquilín.

La muerte de mi madre, en Carlos Paz, a los 19 años. Eso me marcó para toda la vida, me generó otro carácter, otra visión, otro crecimiento. Volví a nacer. El día que nos casamos con mi esposa, con Maru. Es un día que recordamos con mucha alegría. Nos casamos para celebrar nuestros cinco años y para sentir nuestra unión familiar. Yo un poco solo, ella también sin padre, la madre fallecida. Sentimos que teníamos que empezar a ser familia nosotros y celebrarlo. El tercero te lo dejo a futuro, para el día que tenga un hijo.

Sí. Un sí tibio, por ahora. Los dos estamos recontentos con cómo estamos, en pareja, muy tranquilos, disfrutando, con tres perros, viajando mucho y demás. Sentimos que todavía no es el momento.

Me han dicho.

El de ella. Yo no soy tan desordenado, pero ella disfruta más de la habitación, de la situación de habitación, del vestidor, el baño, el perro ahí... Yo soy un tipo que solo va a la cama a dormir.

Buena, normal. Para mí lo que es normal es disfrutarlo, guardar un poco. Soy equilibrado en todos los órdenes de la vida, con el dinero también. Como nunca tuve mucho, cuando vino la buena y tuve, lo aprendí a disfrutar, a guardar, a invertir. Soy equilibrado y ordenado, es imposible que no sepa cuánto dinero tengo, cuánto gasté, cuánto puedo, cuánto hay que ahorrar.

Todo. La esencia es todo. Lucho para no perderlo. No me gusta cuando dicen: "No cambió nada". Todos cambiamos. Todo el tiempo estamos evolucionando y cambiando. La esencia no cambia, la educación, los buenos modales, el valor al que yo adhiero en la educación y demás. Pero sí, la vida me ha cambiado. No soy el mismo que en Carlos Paz a los 20 años tenía una bici. A nivel material, a nivel profesional, a nivel amor, a nivel familiar, todo ha cambiado en 20 años. Ha cambiado siempre con un acompañamiento de que ha cambiado para bien.

No. Detesto las situaciones de gente en la tele que cree que porque está en la tele y es famoso llegó. ¿A dónde? No sé. Yo hago esto porque me apasiona, porque estudié periodismo. No intento llegar a ningún lado, estoy conforme con donde estoy.

Nada, cero. En mi vida probé nada. Nada. En mi vida fumé, odio el cigarrillo. Mi único vicio, que no lo es porque lo tomo cada tanto, es un fernet, una cerveza.

-No, más o menos. Supongo que quitarle pena iría en contra de los que te venden, de los narcos que generan negocio de eso. Después, si una persona quiere fumarse un porro porque tiene una planta de marihuana en la casa, está en su derecho. Como, de hecho, pasa. Pero me parece que son temas en los que estamos atrasados a nivel mundial.

Me alegra mucho que tengas esa visión y que hayas visto ese cambio en mí. Porque fue buscado, me preparé para eso. Llegó un momento en estos diez años, a los tres, cuatro años de AM, que para mí mismo dije: "Okey, cordobés, simpático, buena onda, gracioso, chistes... Todo eso ya lo tengo, supuestamente, según lo que me dice la gente. ¿Qué más voy a hacer yo con mi profesión?". Y ahí empecé a leer aún más de lo que leía, a investigar en política, a viajar más, a ver más cine, a ir al teatro. Siempre fui así, pero lo intensifiqué, con el objetivo de tratar de llevarlo a nuestro magazine. Y hoy te diría que es lo que más me interesa. Me interesa más que una entrevista; me interesa más que jugar a algo, me interesa más que el espectáculo, que no me interesa. O sea, me gusta mucho más cuando tocamos temas sociales, políticos, de nivel nacional e internacional.

Varios. Pero la verdad es que me conmueve mucho cuando hay maltratos. Yo me hice vegetariano por el respeto a los animales, que los considero mis hermanos, seres vivos. Yo no me quiero comer un hermano. Entonces, esas cosas me vuelven loco. Y las situaciones de maltrato a niños y de viejitos, también. Todo lo que es maltrato, falta de respeto, discriminación, esos temas me enojan un poco. No los entiendo.

Lo pensé varias veces. Se supone que un tipo como yo, con la virtud y los defectos que tengo para conducir un magazine más descontracturado, hace 20 años no podría. Hoy, al revés. El noticiero fue más hacia lo que somos nosotros, los conductores más versátiles de magazine, entretenimiento, deporte. Incluso, le he hablado de esto a (Martín) Kweller [N.de R.: director de Endemol] varias veces: "¿Sabés qué? Me imaginé que alguna vez me ibas a proponer hacer algo así. Estar al mediodía, a la mañana...". No sé por qué se me ocurrió eso. Pero no lo descarto.

Lo veo estable como viene. No me gusta la fragmentación que hay; no me gusta la división; no me gusta que los que adhieren al oficialismo sean oficialistas de este modo, y los que no, sean los opositores, gorilas. Me parece que hemos desbarrancado en ese sentido hacia los extremos. Me gusta buscar el equilibrio en las cosas, me gusta que si no soy de nadie, no estoy en ningún lado, se me pueda ver y se me escuche. Y que no me obliguen a estar o de un lado o del otro. Me parece que esa parte en la democracia es una parte fea que estamos abordando. Es lo único que no me gusta de todo, porque eso lleva a un trato malo, eso lleva a discrepancias y a disidencias horribles, a un maltrato también.

Las campañas políticas tienen puntos flojos. En algún punto, me parece que hay mucho papelón. Me bajo, me subo, me candidateo, gasto dinero, me promociono, me peleo y después me bajo a último momento. Todo esto que ha pasado en los últimos tiempos me parece que no hace bien. No genera credibilidad ni confianza. Está bien. Ahora Macri va con Michetti en la vicepresidencia; Scioli con Zannini. Se bajó Randazzo... Hay momentos que decís: "¿Qué les pasa? ¿Por qué hacen eso? ¿Está bien que en la política las duplas no estén conformadas desde hace tiempo o que hayan ido a las PASO, a las elecciones primarias y no esté conformada la fórmula? ¿No es medio para el público una falta de respeto en el sentido de medio nos armamos de última?". Eso me pasa.

Falta discusión de los contenidos de lo que cada uno va a hacer. Algunos lo esbozan, por arriba. Pero siempre da la sensación de que es como con titulares. Otros no quieren debatir, otros quieren demostrar poco, otros muestran de más. Creo que sí, que falta un poquito más hablar en profundidad de todo lo que van a hacer.

Me quedaría con Alfonsín y con Kirchner. El primer mandato de Kirchner, el único, porque por primera vez en muchos años vi mucha confianza de la gente en un cambio verdadero. El país estaba muy hundido y lo sacó a flote enseguida. Algunos dicen que era fácil sacarlo a flote, porque estaba muy hundido. Yo sostengo que no, que es un punto intermedio, en todo caso. Y lo mismo para Alfonsín, viniendo después de los militares. Me parece que son dos presidentes que generaron también un impacto muy grande porque vinieron después de dos momentos muy feos: uno, el de la dictadura militar; y el otro, del fondo del mar con lo que había pasado en Argentina. Néstor Kirchner pudo levantar un poco las expectativas y las esperanzas de todos. Me quedaría con esos dos.

No.