Francisco llegó al palacio presidencial paraguayo para una reunión privada con Horacio Cartes. Luego, se pronunció por primera vez en esta, su última escala de la gira sudamericana. En su discurso, reconoció el esfuerzo de Paraguay por sanear su democracia y animó al pueblo a "seguir trabajando con todas su fuerzas para fortalecer las instituciones". Elogió a los gobernantes por los esfuerzos realizados para el progreso del país y la construcción de un proyecto democrático sólido y estable.
Francisco también resaltó el trabajo para alcanzar el "progreso por la senda del crecimiento económico" y destacó cómo se
En su alocución en el palacio presidencial ante el presidente Horacio Cartes y otras autoridades, agregó su satisfacción por "lo mucho que se ha avanzado en este camino gracias al esfuerzo de todos, aun en medio de grandes dificultades e incertidumbres".
El Pontífice también recordó el pasado de sufrimiento de los paraguayos e hizo su especial homenaje a las mujeres: "Quiero rendir tributo a esos miles de paraguayos sencillos, cuyos nombres no aparecerán escritos en los libros de historia, pero que han sido y seguirán siendo verdaderos protagonistas de su pueblo. Y quiero reconocer con emoción y admiración el papel desempeñado por la mujer paraguaya en esos momentos tan dramáticos de la historia. Esa guerra que llegó a destruir casi la fraternidad de nuestro pueblo. Sobre sus hombros de madres, esposas y viudas han llevado el peso más grande, han sabido sacar adelante a sus familias y a su país, infundiendo en las nuevas generaciones la esperanza en un mañana mejor. Dios bendiga a la mujer paraguaya, la más gloriosa de América".
"Un pueblo que olvida su pasado, su historia, sus raíces, no tiene futuro. Es un pueblo seco. La memoria asentada firmemente sobre la justicia transforma el pasado en fuente de inspiración para construir un futuro de armonía, haciéndonos consciente de la tragedia y la sinrazón de la guerra. Nunca más guerras entre hermanos", agregó.
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Más temprano, no bien llegado, Francisco detuvo el papamóvil para escuchar la canción que le dedicó un grupo de reclusas de la cárcel de mujeres del Buen Pastor, en Asunción, quienes lo esperaban fuera de la penitenciaria para darle la bienvenida, en su llegada a Paraguay procedente de Bolivia.
Las "50 voces de esperanza", el nombre del grupo de internas, dieron la bienvenida al Papa con una canción, subidas sobre una tarima en ese punto de la capital paraguaya, uno de los más concurridos desde la llegada del Pontífice minutos antes al aeropuerto de Asunción.
Tras escuchar y bendecir a las reclusas, Francisco volvió a subir al papamóvil y se dirigió a la Nunciatura, donde descansó unas horas.
Desde el aeropuerto de Asunción, donde llegó procedente de Bolivia, Francisco hizo trece kilómetros sobre el papamóvil, un recorrido que estuvo plagado de miles de personas, que tomaron las calles para saludarlo.
La agenda del Santo Padre se reinicia el sábado en el santuario de Caacupé, a unos 50 kilómetros de Asunción y capital mariana de Paraguay, donde oficiará una misa que se prevé multitudinaria.
Ese mismo día acudirá a un acto religioso en la Catedral, en el centro de Asunción, donde antes recibirá las llaves de la ciudad de manos del intendente, Arnaldo Samaniego.
El domingo Francisco visitará el Bañado Norte, uno de los barrios pobres de Asunción colindantes con el río Paraguay, y luego presidirá una misa en Ñu Guasú, el parque más grande del Gran Asunción, uno de sus últimos actos antes de cerrar su estancia en el país suramericano.
Francisco es el segundo papa que visita en Paraguay después de san Juan Pablo II, quien estuvo en 1988.