El papa Francisco llegó a Paraguay, la última escala de su gira por Sudamérica

Bajo la lluvia, el Pontífice fue recibido por el presidente Horacio Cartes. Durante su paso por Ecuador y Bolivia, reivindicó los derechos de los pobres, pidió diálogo político y demandó un cambio en las estructuras globales

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 AFP 163
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Su última actividad pública en Bolivia fue una visita a la cárcel de Palmasola, la más hacinada y peligrosa del país, ubicada en una especie de ciudadela en Santa Cruz de la Sierra, en la que defendió la reinserción de los presos en la sociedad.

Francisco se despojó de todos los oropeles de pontífice y enfatizó: "Reclusión no es lo mismo que exclusión, que quede claro, porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción en la sociedad".

El Sumo Pontífice caminó lentamente en un amplio patio del recinto, donde era aguardado por 2.800 presos y sus familiares. Abrazó a todos y besó a niños en brazos. Detrás de él, personal del Vaticano repartía rosarios mientras una delicada melodía cristiana acompañaba su paso.

"El que está ante ustedes es un hombre perdonado. Un hombre que fue y es salvado de sus muchos pecados. Y así es como me presento", les dijo. "Recen por mí. Recen, también hice mis errores. Yo también necesito penitencia", agregó.

Antes de acudir a la cárcel, el Vaticano informó que el Papa visitó a la virgen patrona de Bolivia, a la que le donó las condecoraciones que recibió de manos del presidente Evo Morales.

Es sabido que el Santo Padre no acepta ningún tipo de distinción. Aunque no se especificó nada sobre el polémico Cristo crucificado sobre la hoz y el martillo, que también recibió de regalo de parte del presidente boliviano.

Francisco cerrará en Paraguay la gira que comenzó el domingo pasado en Ecuador.

Perdón en nombre de la Iglesia

Francisco lanzó el jueves un histórico pedido de perdón en nombre de la Iglesia por los crímenes cometidos contra indígenas durante la conquista de América, en una jornada marcada por su apoyo a reivindicaciones sociales, que lo llevaron a ser llamado "papa revolucionario".

"Pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia, sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América", dijo el primer papa latinoamericano, ante una cumbre de movimientos populares.

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Durante su estancia en Bolivia, el Pontífice hizo hincapié en la labor social de la Iglesia católica y en la defensa del medioambiente, y abordó asuntos puntuales como el capitalismo o la inclusión de los pobres.

"Digámoslo sin miedo: queremos un cambio", clamó el Papa en alusión al libre mercado. Francisco sustentó que "este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos... Y tampoco lo aguanta la Tierra".

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