"Te damos gracias, papa Francisco". Ese fue el estribillo de la canción que se escuchó cuando el Sumo Pontífice se acercó al penal de Palmasola, el más peligroso de Bolivia. Ingresó por uno de los pasillos del "pueblo prisión", como se conoce popularmente al penal, y recibió el afecto de los que se encontraban al costado del camino.
Tras recorrer varios metros en un pequeño automóvil, el Pontífice se bajó y comenzó a caminar entre los reclusos, que lo esperaban con carteles y globos amarillos y blancos. Luego se trasladó hacia un patio interno, donde se encontraban cientos de presos junto a sus familiares, muchos de ellos, pequeños, y los saludó uno a uno.
Posteriormente se acercó hasta un escenario, donde lo esperaban miles de personas. "Bienvenido papa Francisco a Palmasola", fue el gran cartel que sobresalió entre la multitud. "Nos hay rejas que nos separen del amor de Dios", expresó el párroco responsable de la visita al penal.
Por su parte, monseñor Jesús Juárez, le dio la bienvenida el Pontífice. "Gracias, muchas gracias por tu opción pastoral. Ni las rejas de una cárcel nos pueden alejar de Dios. Cuánto bien nos hace tu visita", le dijo al Sumo Pontífice.
"No podía dejar Bolivia sin venir a verlos", dijo Francisco a los presos
Tras las palabras de algunos reclusos y sus representantes, el propio Francisco se dirigió a los asistentes. "No podía dejar Bolivia sin venir a verlos. Sin dejar de compartir la fe y la esperanza que nace del amor entregado en la cruz. Gracias por recibirme. Sé que se han preparado y rezado por mí", comenzó el Santo Padre.
"Mientras no se me vuele la cabeza, no hay problema", bromeó cuando el viento le voló el solideo. Y agregó: "¿Quién está ante ustedes?, podrían preguntarse. El que está ante ustedes es un hombre perdonado. Un hombre que fue y es salvado de sus muchos pecados. Y es así como me presento".
"El que está ante ustedes es un hombre perdonado. Un hombre que fue y es salvado de sus muchos pecados"
También habló de la convivencia entre los reclusos. "Depende de ustedes", señaló. "Ayúdense entre ustedes. El demonio busca la pelea, la rivalidad. No le hagan el juego. Luchen por salir adelante unidos".
Por último, pidió que recen por él: "Por favor, les pido que sigan rezando por mí, porque yo también tengo mis errores y debo hacer penitencia".
"Por favor, les pido que sigan rezando por mí, porque yo también tengo mis errores y debo hacer penitencia"
Tras estar en el penal, Francisco encabezará una breve ceremonia de despedida y subirá al avión que lo trasladará a Paraguay.
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Justamente Paraguay será la última escala de su gira por Sudamérica, y sus primeros actos serán de carácter institucional, con la visita al palacio presidencial y el encuentro con las autoridades.
Tras visitar la cárcel de Palmasola, en Bolivia, Francisco volará hacia Asunción, donde tras los honores bendecirá las placas conmemorativas de la visita de san Juan Pablo II al país en 1988.
A su llegada a las 15:00, hora local (19:00 GMT), será recibido por el presidente de Paraguay, Horacio Cartes, y se reunirán durante algunos minutos en una sala presidencial del aeropuerto, aunque la verdadera reunión privada será más tarde, durante la visita de cortesía al palacio presidencial Los López.
El presidente Horacio Cartes dará la bienvenida a Francisco a la entrada del Parque de Honor y lo acompañará al palacio, para la reunión privada. Posteriormente se harán las presentaciones de la familia del presidente y el tradicional intercambio de regalos.
En paralelo, se celebrará una reunión entre el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, y el ministro de Relaciones Exteriores paraguayo, Eladio Loizaga.
En el jardín del palacio, el mandatario paraguayo y el Papa pronunciarán sendos discursos y la ceremonia concluirá con fuegos artificiales.
En los próximos días, el Pontífice visitará un hospital pediátrico y celebrará dos misas, una en el santuario mariano de Caacupé y otra que se espera multitudinaria, en Ñu Guazu.