, actual presidente del país vecino Brasil, tomó posesión de su segundo mandato el 1 de enero de 2015. Un mes antes de asumir, ya había puesto en marcha con el médico Máximo Ravenna lo que sería su próxima meta:
l. "Lo primero que nos pidió Dilma es tener el mismo trato que cualquier paciente. Más allá del respeto que genera su investidura, los médicos que trabajan con ella tienen la orden de ser exigentes", afirma en diálogo con
Ravenna, quien describe a Rousseff como
En tan sólo seis meses de tratamiento, Dilma consiguió su propósito. Cuando empezó el proceso, la presidente brasileña pesaba 84 kilos, algo bastante lejano a su peso ideal. "Es una dieta que tiene muy pocos alimentos con harina y nada de procesados. En ella incluimos carnes, lácteos y vegetales e hicimos hincapié en reducir la ingesta de dulces. Trabajamos mucho sobre el estímulo del dulzor ya que el azúcar, y los edulcorantes en general, no son buenos. La dieta tiene que ser agradable", agrega el doctor.
Uno de los problemas sociales relacionados con el régimen, es lo que Ravenna llama "alimentos gatillo". Se trata de aquellas comidas que pasan a ser debilidades y son tan peligrosas como el alcohol o el tabaco. "Alimentar el tiburón blanco con una gotita de sangre es lo peor que le podemos hacer al cuerpo. Si, por ejemplo, tu debilidad es el chocolate y en tu cerebro el placer se enfoca ahí, seguramente comas mucho y no logres adelgazar. Lo que los médicos buscan diaramente con Dilma, es la eliminación de este tipo de alimentos que te llevan a transformarte en una persona indolente y perezosa", cuenta el especialista.
En el encuentro que el médico argentino tuvo con Rousseff en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la mandataria en Brasilia, le recomendó que "no caiga en cantos de sirena". Es decir, el falso mito de que "por ser presidente, debería comer o pesar un poco más", señala Ravenna. La relación entre las responsabilidades, el estrés y las presiones con la alimentación es estrecha. Se suele "comer mal" o poco saludable cuando el tiempo que se le destina a las comidas diarias es demasiado corto. "Hay que derribar esta creencia y evitar caer en las excusas de que por tener estrés uno engorda. Es mentira. Cuando algo se quiere, se pone como prioridad y le gana a lo demás", ratifica.
La oposición política de Dilma cuestiona que su nueva imagen es un "recurso" para generar una nueva mirada del pueblo de Brasil, teniendo en cuenta el duro momento que atraviesa en su segundo mandato con sólo el 9 por ciento de imagen positiva. "Katia Abreu, la ministra de Agricultura de Brasil, fue quién le recomendó empezar la dieta.
"No creo que la necesidad de verse bien y estar mejor tenga que ver con la imagen negativa o poco positiva que presenta en la actualidad", explica el médico y psicoterapeuta, quien además cree que "una imagen ordenada, saludable y prolija es importante".
Pareciera que llenarse de tareas físicas al momento de comenzar una dieta no es lo ideal. Si al cambio alimenticio se le suma, rápidamente, un entrenamiento con mucha intensidad, se genera un efecto contrario.
La suma de cosas en un corto tiempo puede ser perjudicial y producir un abandono de la dieta. Ravenna cuenta que la recomendación a Dilma fue la de "empezar de a poco, sólo por la comida. Cuando notás un cambio y sentís que el cuerpo está más armonioso, ahí uno puede comenzar una caminata o entrenarse, pero todo despacio", dice el médico argentino.
Y concluye, orgulloso de su progreso: "Me pone contento verla andar en bici y con un peso acorde a lo que se merece. Seguimos trabajando para que se mantenga y no descuide su salud".