Un ex funcionario municipal de la localidad bonaerense de Lobería, Julio César Aldecoa (54) fue condenado hoy a prisión perpetua por el doble crimen del intendente local, Hugo Rodríguez, y un director comunal, Héctor Alvarez, asesinados a balazos en octubre de 2013, en el marco de "un plan criminal" que el homicida había "anunciado en varias oportunidades", informaron fuentes judiciales.
La pena coincidió con lo que habían solicitado en sus respectivos alegatos la fiscal general de Necochea, Analía Duarte, y Armado Zelaya, abogado del particular damnificado en representación de la viuda del intendente Rodríguez (63), Marisa Franco.
Por su parte, la defensa, a través de la abogada Daniel Cangiano, había pedido la absolución de Aldecoa, quien se encuentra preso en la Unidad Penal 34 de Melchor Romero, pidiendo que se lo considere "inimputable".
Mientras que en el fallo, las juezas Luciana Irigoyen Testa y Mariana Jiménez caratularon el hecho como "doble homicidio doblemente agravado por el uso de arma y alevosía", el magistrado Mario Juliano votó en disidencia al considerar que no estaba probada la alevosía y sólo había que condenar al imputado por "doble homicidio simple".
"Aldecoa tenía un plan criminal que había sido anunciado en varias oportunidades a terceros: matar al intendente Rodríguez. Sin embargo, no encuentro acreditado que Aldecoa se haya preordenado para cumplir su plan criminal en el momento y lugar de los hechos", sostuvo Juliano.
El juez aclaró que el encuentro entre el ahora condenado y las víctimas fue "casual", por lo que no hubo "alevosía", o sea el estado de indefensión de las víctimas.
El juez también planteó la inconstitucionalidad de la pena, tal como lo había hecho la defensa.
Sostuvo que una pena "perpetua (nominal o efectiva) implica en el caso de Aldecoa agotar su expectativa de vida en la cárcel, por lo que se trata de un equivalente a la pena de muerte, que ha sido expresamente derogada de nuestro ordenamiento jurídico, pena que, como es sabido, no puede ser restablecida".
En sentido opuesto, las juezas Irigoyen Testa y Jiménez consideraron que el asesino actuó con "ventaja y superioridad" sobre las víctimas -como estar armado ante dos personas que no lo estaban-, el hecho de haber disparado a distancia y la cantidad de balazos.
En cuanto a la inimputabilidad, los tres jueces coincidieron en votar en contra de la misma, por lo que la defensora Cangiano adelantó que apelará el agravante de la alevosía.
El hecho ventilado en el debate ocurrió el 13 de octubre de 2013, cuando Aldecoa tomó una carabina y un hacha, y salió de su casa rumbo al Parque Municipal Narciso Del Valle, en Lobería, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires.
De acuerdo a lo que dio por acreditado la Justicia, el ex funcionario comunal se ocultó detrás de unos árboles a la espera de que el intendente Rodríguez llegara al circuito aeróbico ya que así lo hacía rutinariamente.
Rodríguez llegó acompañado de Álvarez (48), director del Taller Protegido municipal, y cuando ambos salieron a caminar Aldecoa los interceptó y los atacó a tiros y hachazos.
Según la autopsia, el intendente recibió cuatro balazos y un hachazo en la cabeza, mientras que Alvarez murió de un disparo.
Unos meses antes del doble crimen, Aldecoa había sido desplazado de la conducción de la Dirección de Vialidad por el intendente Rodríguez a raíz de una serie de irregularidades advertidas en el desempeño de su función.
Durante el juicio, Silvio Vidal, el ex jefe de gabinete del municipio de Lobería, declaró que el 14 de febrero de 2013, Aldecoa también amenazó con matarlos a él y al intendente Rodríguez.
Tras esa situación, el jefe comunal radicó una denuncia por "amenazas" y la Justicia ordenó una restricción perimetral para que Aldecoa no se acercara.
En tanto que el sargento Luis Gabriel Flores, quien fue el primero en llegar a la casa de Aldecoa tras el doble crimen, declaró que el ex funcionario municipal le dijo: "Maté al intendente y le pegué un tiro a Héctor", tras lo cual quedó detenido.
En esa oportunidad, Flores secuestró la carabina calibre .22 utilizada para cometer los crímenes y un hacha de cabo de color rojo, al tiempo que dijo que observó sangre en las prendas de vestir de Aldecoa al ingresarlo al patrullero.
A su turno, otro testigo, la oficial María Elizabeth Alí, contó que Aldecoa le dijo en la comisaría lo mismo que a Flores.