Compraventa de jugadores por cifras siderales y sin justificación económica, amaño de partidos, defraudación a los entes de control fiscal y grupos de fanáticos convertidos en organizaciones mafiosas. Algunas situaciones, en principio desconectadas, que vienen evidenciando desde hace tiempo que el submundo de la ilegalidad ocupa cada vez más espacios en el fútbol.
Sin embargo, lo que terminó de desnudar que la corrupción se volvió casi inmanente al negocio que rodea a este deporte fue la investigación judicial de Loretta Lynch en Estados Unidos. La fiscal general demostró que, desde lo más alto de la conducción de la FIFA, hasta las asociaciones nacionales que la integran, existen tramas corruptas que participan de las principales acciones del organismo: la organización de competencias internacionales, la construcción de estadios y sedes deportivas, la concesión de derechos televisivos y la designación de árbitros.
¿Por qué el fútbol está hoy dominado por prácticas mafiosas? ¿Qué tiene que atrae tanto a organizaciones criminales e incita a sus dirigentes a asociarse a ellas?
Una industria global
"El negocio del fútbol ha cambiado mucho en los últimos años. La FIFA es una de las diez principales multinacionales del mundo, por lo tanto es una empresa y mueve cantidades de dinero inimaginables para el común de la gente. Pero con una particularidad: es una actividad internacional laxa en materia de regulaciones y controles. El negocio se mueve a través de alianzas estratégicas con compañías, venta de derechos televisivos, contratos de sponsors, publicidad, merchandising, pases de jugadores, convenios con políticos, inversiones en divisiones inferiores o en ligas de países no aficionados, y venta de entradas", explica Daniel Perrotta, consultor internacional en prevención de lavado de activos para la firma Decisio, consultado por Infobae.
"Los arreglos de partidos, de arbitrajes, de campeonatos y de sedes anfitrionas ya no sorprenden a nadie. Muchos de estos fondos provienen de servicios intangibles e imposibles de comparar o medir. Y justamente de estos intangibles es de donde surgen fácilmente los sobreprecios y los retornos", agrega.
"Los arreglos de partidos, de arbitrajes, de campeonatos ya no sorprenden a nadie"
Genera enormes cantidades de dinero, pero con costos y valores difíciles de calcular. Mueve fondos de forma constante de un país a otro. Y está al margen de las regulaciones de los estados nacionales, lo que despeja el camino para la informalidad. Todo esto convierte al fútbol en un negocio sumamente atractivo, especialmente para quienes desean obtener ganancias extraordinarias por fuera de la ley.
"Ha pasado de ser un deporte popular a una industria global, de la que participan numerosos intermediarios, desde las televisiones hasta los representantes de futbolistas, que gestionan sus relaciones de manera opaca. Hay mucha permisividad en las entidades deportivas, que pueden ser desde sociedades anónimas hasta fundaciones sin ánimo de lucro, y los dirigentes suelen carecer de profesionalidad. Parece un espacio diseñado para realizar actos ilícitos", dice a Infobae el abogado José Manuel Ríos Corbacho, director del Fórum de Derecho, Ética y Deporte del Instituto de Criminología de la Universidad de Cádiz, España.
El fútbol como lavadero de activos ilegales
"Correspondería dividir el análisis en dos partes -dice Perrotta. Por un lado, el lavado de dinero, y por otro, los casos de corrupción. Si hablamos de este deporte como canal para lavar, los fondos pueden haberse originado en cualquier actividad ilícita, por ejemplo del narcotráfico. El notable caso FIFA supone precisamente delitos (corrupción) que generan dinero ilícito, que deberá ser lavado por algún medio. Puede ser a través del mismo fútbol o de cualquiera de los otros canales que actualmente son elegidos por los delincuentes", agrega.
¿Cómo determinar el valor de un jugador? A diferencia de la mayoría de los bienes y servicios, es algo que carece de todo tipo de referencia. Además, las compras y ventas son permanentes, y conectan a casi todos los países del planeta. Son requisitos imprescindibles para los que quieren lavar activos.
Los delincuentes consideran a los clubes vehículos perfectos para el blanqueo
"Los montos son tan elevados que crean un ambiente propicio para que representantes, clubes y organizaciones deportivas puedan ser utilizados para el blanqueo. Pero, si bien puede que las transacciones no se realicen con el monitoreo necesario por las partes involucradas, e incluso que haya cierta opacidad, esto no quiere decir que todas las operaciones de compraventa están vinculadas al crimen organizado o a delitos de cuello blanco", explica el contador mexicano Raymundo Salvador Garcia, socio de Business Advisory Services especializado en prevención del lavado de dinero.
El problema es tan serio que el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), que depende del G8, denunció en 2007 que los clubes son considerados por los delincuentes como vehículos perfectos para el blanqueo de activos.
"Las inversiones en clubes -dice Perrotta- constituyen una zona de riesgo para el lavado de dinero debido a que la misma operatoria permite la falta de transparencia acerca del origen del financiamiento, en casos como pases de jugadores, premios, corrupción y arreglo fraudulento de partidos, doping, evasión impositiva por medio de representantes, apuestas, contratos con el gobierno local, convenios de sponsoreo y publicidad, y hasta el caso, por ejemplo, de tráfico de estupefacientes en México a través de la inversión en un club de tercera división", agrega.
Usualmente, cuando los equipos compran futbolistas, estos terminan jugando. Pero hay algunos ejemplos extremos, en los que ni siquiera pisan los clubes a los que fueron vendidos.
El del FC Locarno, de Suiza, es el más conocido. En 2007 compró grandes figuras argentinas que jamás se pusieron su camiseta. Rápidamente, volvieron a ser transferidos a otro equipo, en una maniobra que tenía todo el aspecto de ser una triangulación para evadir impuestos.
"se puede observar la compra de equipos con dinero procedente del narcotráfico"
"También se puede observar la compra de equipos de divisiones inferiores con dinero procedente del narcotráfico. Al subir el valor del club y de la publicidad, da un margen para el blanqueo de capitales aún mayor", dice Ríos Corbacho.
Para el abogado peruano Enrique Ghersi, profesor de la Universidad de Lima y especialista en delitos financieros, un factor que favorece la informalidad es el gris en el que se mueven las instituciones futbolísticas, que en la mayor parte del mundo están a mitad de camino entre ser organizaciones civiles y sociedades anónimas.
"Mientras que el baloncesto, el béisbol o el hockey tienen dueños -afirma-, el fútbol no los tiene. Y cuando no hay dueños, las empresas se convierten en organizaciones políticas controladas por quien ejerce el poder de facto más fuerte, dando lugar a la aparición de las mafias. Se vuelve así una actividad predatoria donde es posible lavar activos impunemente".
Un negocio sin regulación
"Es muy difícil que desaparezcan este tipo de prácticas porque nos movemos en un espacio donde hay demasiado dinero. Pero podrían establecerse algunas medidas. La primera, simplificar la representación de directivos en cada país y buscar denodadamente que se erradiquen las manzanas podridas. Segundo, que haya transparencia total en las cuentas, entendiendo que quizá deba estar todo supervisado por entes auditores, como pudiera ser Naciones Unidas", dice Ríos Corbacho.
"Tercero -continúa-, que no exista ningún presidente ni directivo de la FIFA que posea carácter absolutista. Tienen que aceptar determinadas reglas de juego para tomar decisiones ciertamente consensuadas. Esto es buscar una estructura de control que sea supervisada por entidades ajenas incluso al ámbito deportivo".
La mayor dificultad para establecer buenos controles es que, por su carácter transnacional, no hay instituciones de envergadura que puedan ejercer una buena supervisión de toda su operatoria. Pero es posible pensar algunas alternativas.
"no existe hoy un organismo supranacional que regule y controle a la FIFA"
"En lo que respecta a la FIFA, no existe hoy un organismo supranacional que regule y controle su actividad. Resulta difícil pensar en estos modelos. Pero el volumen del negocio requiere sin lugar a dudas definir como mínimo un marco de control que limite estas acciones. Es obvio a la luz de los resultados que la autoregulación, aún con auditorías independientes de prestigiosas empresas, parece no ser suficiente", afirma Perrotta.
Algo que suma es que los países que integran la FIFA, y que tienen una elevada densidad de transacciones futbolísticas, tomen medidas para combatir el lavado de dinero. Cuanto más fuertes sean los organismos de contralor, más se dificultan los negocios ilícitos.
"La mejor herramienta es
para personas de alto perfil social relacionadas a eventos deportivos. Por otro lado, los clubes y FIFA deberían establecer políticas y procedimientos anticorrupción y antilavado más estrictas en las transacciones de jugadores, la organización de eventos deportivos, y en las concesiones a cualquier tipo de empresa encargada de la promoción y comercialización de productos deportivos", sugiere Garcia.