El cuidado del automóvil es otra de las pasiones de los argentinos. Es por eso que la conservación del vehículo se transformó en algo fundamental para aquel que lo posee. Pero además de pensar en lo que al exterior refiere, es importante estar atento a otros aspectos que son más trascendentales que un poco de polvo en el techo.
Si bien la acumulación de polvo y suciedad en las superficies sólo acelera el proceso de envejecimiento de los elementos, hay que atender las cuestiones internas de un vehículo. Y, una de las más importantes, es el motor. En primer lugar, para alcanzar un estado óptimo en la parte mecánica, es conocer cómo afecta la suciedad del motor a un auto.
Si está cubierto de polvo, a corto plazo no va a afectar en nada al funcionamiento; pero con el tiempo, puede depositarse una capa sólida de tierra en el radiador y generar una pérdida de refrigeración, lo que haría aumentar la temperatura del motor. Si se acumula suciedad en el condensador de aire acondicionado, puede provocar la pérdida de cantidad de aire frío.
Si este inconveniente se debe a pérdidas de aceite, puede acumularse y mezclarse con polvo, barro o tierra, ocasionando averías no deseadas, sobre todo en las partes del motor que sean de goma, caucho y plásticos. El problema no sólo reside en los años útiles que tendrá el auto, sino en el futuro, ya que -a la hora de venderlo o querer desprenderse de el- el estado del vehículo dirá casi de manera inmediata cómo ha sido cuidado.