Al cumplirse hoy 13 años del asesinato de los militantes barriales Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, ocurridos el 26 de junio de 2002 en la estación Avellaneda en medio de una dura represión policial, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, fue increpado por manifestantes que con cánticos y carteles le recordaron su "responsabilidad política" en el hecho.
El momento incómodo que debió enfrentar Fernández se dio en medio de la rueda de prensa que ofrece a diario el funcionario en Casa de Gobierno, donde insistió en que no tuvo "nada que ver" con la llamada "Masacre de Avellaneda", al tiempo que señaló que "no figura" en la denuncia que se realizó ante la Justicia para determinar responsabilidades políticas por ambos crímenes.
El funcionario aseguró que la manifestación en su contra se registra porque se trata de "una persona visible" que "cuenta la gestión de gobierno ante las cámaras".
Kosteki y Santillán fueron asesinados en medio de una dura represión policial contra manifestantes que reclamaban planes sociales, en un contexto de grave crisis económica, política e institucional. Por los crímenes fueron condenados a cadena perpetua el ex comisario inspector Alfredo Franciotti y el ex cabo primero Alejandro Acosta.
Fernández indicó que al momento de registrarse los asesinatos había estado "doce días" fuera del país y que se enteró de los hechos luego de llegar al Aeropuerto Internacional de Ezeiza.
Además, relató que en 2002, cuando se desempeñaba como secretario general de la Presidencia, tuvo "una discusión a los gritos" con Hilda "Chiche" Duhalde, la esposa del ex presidente Eduardo Duhalde. "Tuve una discusión a los gritos donde yo insistía en que no había que reprimir" la protesta social, sostuvo el jefe de ministros.
Fernández advirtió que en el año 2003 la organización que integraban Kosteki y Santillán editó un libro, que fue reeditado en 2005 y presentado ante la Justicia como denuncia y que en ese escrito no se lo menciona. "No figuro en ningún lado", advirtió Fernández, quien insistió en que en los "doce" días previos a los asesinatos se encontraba fuera del país.
Precisó que "un mes antes" de los asesinatos, el dirigente piquetero Raúl Castells le advirtió que iba a "haber un conflicto muy severo" en el Puente Avellaneda y que se lo hizo "saber a las autoridades del momento".
Fernández se mostró dispuesto a declarar nuevamente ante la Justicia si es citado y señaló que tiene "toda la vocación del mundo" por aclarar la situación.
En un comunicado difundido hoy, el Frente Popular Darío Santillán, señaló: "Aníbal Fernández, igual que Felipe Solá, Eduardo Duhalde y Juan José Álvarez, entre otros, fueron quienes tuvieron a cargo la planificación de la Masacre de Avellaneda, buscando disciplinar a las organizaciones sociales para que no hubiera más cortes".
El texto recuerda además que "aún tres días después de la salvaje represión en el Puente Pueyrredón Aníbal Fernandez seguía sosteniendo que "los piqueteros se habían matado entre ellos" y hablaba de informes de la SIDE sobre las reuniones de las organizaciones sociales.
"Si Aníbal Fernández realmente es inocente, le pedimos que se siente a declarar y explique en qué consistían y dónde están esos archivos que nunca fueron desclasificados", señalan.
En 2006, los policías Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta fueron condenados a cadena perpetua por doble homicidio y siete tentativas de homicidio en el marco de la investigación de los asesinatos y la represión registrada en 2002 en las inmediaciones del Puente Pueyrredón.