Más de 65.000 personas arribaron al estadio Nacional Julio Martínez Prádanos para observar el encuentro animado por Chile y Uruguay, correspondiente a los cuartos de final de la Copa América. Con la mirada puesta en las actuaciones de Arturo Vidal y Edinson Cavani, quienes sufrieron inconvenientes personales durante el torneo, los equipos salieron a la cancha con la sensación de revivir lo sucedido en la final de la edición de 1987.
En el complemento no se modificó la esencia del espectáculo. Si bien Uruguay plantó a sus líneas defensivas unos metros más adelante, los chilenos continuaron dañando a la sólida resistencia oriental. Sin embargo, a través de la pelota parada, el atacante del Bordeaux estuvo muy cerca de silenciar a un país. El centro de Carlos Sánchez y la definición de Rolan aportaron un manto de suspenso, que sólo fue resuelto cuando Claudio Bravo se quedó con el balón. Fue la más clara del elenco del "Maestro".
La polémica decisión de Sandro Ricci, de expulsar a Edinson Cavani, debilitó sensiblemente al conjunto cahrrúa. A pesar de los reclamos del hombre del PSG, el brasileño no dudó en marginar al oriundo de Salto, quien se fue con mucha bronca y sin consuelo.
Si con once estaban bien cerrados, con inferioridad numérica la resistencia uruguaya se hizo todavía más intensa. Por ello, el entrenador argentino reemplazó a Vargas por Mauricio Pinilla para tener una referencia de área que choque contra los duros centrales visitantes. Sin dudas, el rival más complejo de la "Roja" pasó a ser el reloj y el cansancio.
Lo único que pudo evitar el triunfo local fue un error a la salida chilena. Abel Hernández recuperó en posición ofensiva y habilitó al hombre de River, quien desde afuera hizo temblar a Bravo. El potente remate de Carlos Sánchez se fue a centímetros del palo izquierdo del arquero, quien sólo atinó a mirar.
Por lo tanto, la euforia se desató a falta de nueve minutos para el cierre. Un flojo despeje de Muslera, una asistencia perfecta del "Mago" Valdivia y una precisa definición de Mauricio Isla sellaron el definitivo 1 a 0 con el que el combinado de Sampaoli avanzó a las semifinales del certamen.
La escandalosa patada que pegó Jorge Fucile antes de que se baje el telón ejemplificó la resignación de Uruguay, que terminó con nueve jugadores en campo. La contracara fue la de los chilenos, dado que el sueño de conquistar el continente por primera vez todavía está vigente. En la escala previa al partido decisivo, los transandinos deberán enfrentar a Perú o Bolivia, dos equipos que han demostrado una jerarquía menor a la del primer semifinalista.