En muchas de las problemáticas que vivimos a diario, la "queja" popular suele ser que falta legislación al respecto o que no existe una norma que regule tal o cual situación. En muchas otras, sin embargo, las leyes existen pero no se cumplen.
Es el caso de las personas que viven en situación de calle y que sólo en la ciudad de Buenos Aires son alrededor de 18 mil.
Tanto la Ley 3.706, reglamentada en la Ciudad en 2013, como la bonaerense 13.956 de 2009 establecen "proteger y dar garantías integrales a las personas en situación de calle o en riesgo de estarlo". La norma provincial, por ejemplo, "establece descentralizar en cada municipio los elementos necesarios para que la gente esté en los paradores contenida", explicó a Infobae Claudia Enrich, de la asociación civil Ciudad sin Techo.
Desde la entidad se comunicaron con este medio para intentar visibilizar una situación que ocurre: entre 80 y 100 personas mueren cada invierno en la Ciudad a causa de las bajas temperaturas, que vienen a dar la "estocada final" a cuadros de mala nutrición y salud endeble de larga data.
"Entre 80 y 100 personas mueren cada invierno en la Ciudad a causa de las bajas temperaturas"
"Desde el 1 de mayo ya contabilizamos las tres primeras muertes. Necesitamos difusión y concientización de esta problemática", decía en algunas líneas el mail que llegó a esta redacción.
"A miles de personas les falta un techo, pero el problema es más fuerte", resumió Claudia ante nuestro llamado. "Las leyes que existen y no se cumplen son leyes marco; en noviembre del año pasado presentamos además un proyecto a nivel nacional en el Senado para ampliar los derechos de estas personas en salud, educación, etc.", amplió.
Si el proyecto no pasa a comisiones antes de agosto, perderá estado parlamentario.
Para intentar explicar a qué se refiere al hablar de que se trata de un "problema más profundo", Claudia aseguró que "tras la crisis de 2001 el estado de situación de calle cambió, ya no se trata de un linyera sino que entendimos que le podía pasar a cualquiera".
"Son años de desidia", insistió la trabajadora social, quien consideró que el Operativo Frío que propone el gobierno porteño "dura tres meses y es muy limitado" y resaltó que en los paradores, donde la gente en situación de calle puede acercarse de 18 a 6 para pasar la noche, "por lo general, como no tienen una estructura, no hay profesionales que les brinden herramientas para resolver el problema de fondo".
Objetivos de corto y largo plazo
En lo inmediato, la urgencia es recolectar ropa de abrigo y frazadas para quienes no tienen un hogar calentito donde resguardarse del frío.
"Lamentablemente termino en este tipo de acciones, pero yo no quiero darle más un colchón a una familia para que siga viviendo bajo la autopista", reprochó Claudia, para quien un primer gran paso sería "que se cumplan las leyes existentes y lograr el ideal de un centro de integración en cada una de las 15 comunas de la Ciudad". "Y a partir de allí, generar campañas de difusión masiva, pero sin críticas sino desde la construcción", remarcó.
Tras asegurar que es necesario que "se tome conciencia de lo que es la problemática", la mujer insistió: "Se tiene que conocer lo que está pasando y este tema debe formar parte de la agenda política".
Claudia va más allá al hablar de "problema profundo" y planteó que quienes viven en la calle "son personas que perdieron hasta la dignidad de ser personas". "Ni siquiera el Procrear –el programa de créditos hipotecarios lanzado por el Estado– llega a esta gente, ya que no son sujetos de derecho, casi no son considerados seres humanos", reflexionó la mujer.
Para quienes tenemos la dicha de contar con una casa a la cual regresar cada día al finalizar nuestras tareas, resulta difícil hacerse a la idea de lo que ocurre en las "ranchadas", tal como llaman a las "comunidades" o grupos de personas que se arman bajo un puente, una autopista o una plaza. Si perder el documento representa todo un contratiempo en nuestra vida, imaginemos no tener uno siquiera (o que nos falte hasta la identidad, incluso).
Raro, ¿no? Pues hay muchas (muchísimas) personas que carecen de algo tan elemental como una puerta para cerrar o una luz que apagar antes de dormir.