Las imágenes hablan por sí solas. Miedo, desesperación y tristeza es lo que se refleja en los rostros de las miles de personas que en los últimos dos días intentaron escapar de la ciudad siria de Tal Abyad, por el momento en manos del Estado Islámico, hacia Turquía.
Este fin de semana miles de civiles sirios formaron largas colas en la frontera para pasar a suelo turco. Sin embargo, las fuerzas de ese país utilizaron cañones de agua para detener el avance de los refugiados.
Desesperados por la imposibilidad de huir de Tal Abyad, donde las fuerzas kurdas están cerca de tomar el control, las desgarradoras imágenes muestran a mujeres y hombres sirios llorando junto a sus hijos.
Pero después de tanto insistir, los refugiados lograron romper el alambrado que separa a las ciudades fronterizas. Las autoridades turcas, a pesar de contener el avance, no lograron cubrir toda la extensión de la cerca, según consigna Daily Mail.
Aquellos que no pudieron cruzar por el hueco del alambrado directamente decidieron treparse y arrojarse al otro lado del cerco de alambre de púas. Sobre la valla volaban niños y fardos, mientras los adultos pedían a gritos botellas de agua para resistir las altas temperaturas.
Decenas de mujeres y ancianos, en tanto, los seguían con paso agotador. Otros tantos, en cambio, no tuvieron la suerte de infiltrarse y fueron detenidos a punta de pistola.
Las autoridades kurdas, por su parte, aseguraron que la ciudad de Tal Abyda está completamente rodeada y que en cuestión de días lograrán retirar por completo a los yihadistas de ISIS.
Pero esto tampoco supone una garantía para los refugiados sirios. El norte de Siria presenta una compleja tensión sectaria. Durante siglos convivieron allí muchas minorías, aunque la mayoría eran kurdos. A fines del siglo XX, Hafez Assad, ex dictador sirio y padre del actual mandatario, Bashar al Assad, repobló esa zona con árabes y negó la identidad a los kurdos.
Ahora esas fuerzas que luchan contra el Estado Islámico están cerca de tomar el control de esa importante ciudad. Allí, los refugiados acusan a los kurdos de obligarlos a abandonar sus tierras.
No obstante, las milicias kurdas rechazan estas acusaciones de limpieza étnica.
El grupo yihadista, por lo pronto, está cerca de perder un bastión fundamental. Hasta el momento cuenta con dos ciudades fronterizas con Turquía. Una de ellas, Tal Abyad que, a su vez, es su única vía de conexión con Raqqa.
Si finalmente ISIS pierde el control de esa ciudad, su única conexión con suelo turco será Yarabulus, lo que complicará significativamente el ingreso de combatientes y suministros de la organización terrorista.