Cada mañana, la ciudad amanece con su voz. Durante cuatro horas, como desde hace ya más de diez años, Ari Paluch analiza y comenta la vorágine informativa que parece no detenerse nunca. Su voz ya es una marca.
El exprimidor es el barco que lo ha llevado cada vez más lejos y que le ha permitido lograr una exitosa carrera que lo ha puesto en lo más alto de los medios en nuestro país. Sin embargo, tal como lo cuenta, un día, al llegar a los 40, tuvo una crisis que lo llevó a buscar más allá de las noticias y la coyuntura. Crisis, dicen, es oportunidad.
Esta etapa de reflexión llegó casi en simultáneo con la propuesta de una editorial para que escribiera un libro. La confluencia de estos escenarios y una fuerza transformadora que brotó desde su interior le permitieron a Paluch darle vida a su primer best seller: El combustible espiritual. Desde ese día, la gente pudo descubrir otro costado de quien hasta entonces creían conocer de los medios.
Ahora, acaba de lanzar La cuenta progresiva, en el que vuelve a reflexionar sobre los grandes temas con una mirada lúcida, cercana y amable. Para hablar sobre este nuevo libro, sus futuros proyectos y la actualidad política, Paluch estuvo en los estudios de iInfobaeTV/i.
i-Ya estás con tu cuarto libro, /iLa cuenta progresivai, ¿es de alguna manera una forma positiva de pensar esa "cuenta regresiva" que la vida nos marca?/i
El libro tiene un disparador, que es una entrevista que le hacen a Woody Allen en el diario El País, un monólogo sobre el nihilismo: "...desde que nacemos, sabemos que nos vamos a morir o la vida no tiene propósito...". Pero en todas esas enumeraciones que hace, este personaje que yo admiro, hay un momento en el cual dice "gracias a Dios", o sea, hasta Woody Allen agradece a Dios. Yo creo que el ser humano quiere ser eterno. La filosofía, de hecho, comienza cuando el hombre toma conciencia de su finitud y se empieza a plantear que se termina, y entonces se pregunta: "¿cómo es?". El alma es eterna, con muchas oportunidades de encarnación en la Tierra. Éste es el concepto de la cuenta progresiva: mejor que ayer, peor que mañana. El ego es un reloj, es un rap machacante del ser que simplemente encarna aquí.
-Mencionás el tema del ego, ¿cómo hacés para luchar, o intentar manejarlo, en un ámbito como los medios, en donde parece que el éxito lo es todo?
El libro empieza con algo que alguna vez me dijo mi psicóloga cuando yo le comentaba que me siento atormentado por no poder estar a la altura de los que escribo. Ella me dijo: "Uno enseña lo que tiene que aprender". En definitiva, el libro tiene que ver primero con lo que yo tengo que aprender; y si después al resto le viene bien, magnífico. Pero sí, es una competencia cotidiana entre el ser y el falso Dios que es el ego. No creo que por estar en los medios uno tenga que ser petulante, jactancioso o creérsela. Es más, tenés que saber que tenés un don, que no es un mérito, sino una responsabilidad y luego ver qué haces con ese don.
-¿Cómo juega en vos ese "don" que mencionás?
Yo creo que tengo el don de la comunicación. A los cuarenta años tuve una crisis de esas en las que te planteas desde el ego: "Ya tengo cuarenta" y das por sentado que vas a vivir cuarenta más y quizá vivas uno. A mí esa crisis me sacudió mucho y de ahí derivó mi primer libro, El combustible espiritual, que sirvió para empezar a profundizar en torno a lo que realmente somos: seres espirituales que estamos viviendo una experiencia humana. El cuerpo y el alma al principio se pelean, después se dan cuenta de que si se unen, hay armonía; es lo mismo que la razón y la fe, se complementan. El libro habla mucho de estas sociedades.
-Las personas, y sobre todo los periodistas, necesitamos encasillar a la gente, ¿te costó correrte un poco del lugar de conductor y dejar fluir tu costado más espiritual?
Te cuento cómo empezó esto. A mí me vienen a ver de la editorial Planeta, porque en un momento se había puesto de moda que las personas relativamente conocidas escribieran un libro. En mi caso, que tengo todos los días seis horas de radio, esperaban que escribiera sobre la coyuntura. Yo les pedí escribir sobre espiritualidad, y después caí en la cuenta que terminé escribiendo sobre el "ser", en vez del "ser argentino". Podrían haberme dicho que no, pero decidieron confiar en mí y el primer libro fue un best seller absoluto. Es una especie de círculo virtuoso. Yo me iba a la cama, y lo sigo haciendo, leyendo algunos libros que me hacían mucho bien, marcando algunas cosas y decía: "Si yo algún día escribiera un libro, ojalá que a la gente le pasara que alguna parte del libro la marcara y le haga bien". Vos me decís, eras exitoso, sí, pero en muchas cosas, no. Cuando estás jaqueado por el ego o estás temeroso o envidioso, no hay éxito que alcance. ¿Sabés en que te ayuda periodísticamente la espiritualidad? Te ayuda a ser un mejor analista, como proceso, ya sea para analizar una noticia o la razón por la cual una sociedad incurre siempre en los mismos errores.
-Hace más de 20 años que te levantás a las seis de la mañana. ¿Seguís disfrutando de la radio?
La radio es mi vida. Sé que es una frase que está muy dicha, pero siento que tengo derecho a decirla. Este año cumplo treinta años de radio, es mi medio por excelencia. Todas las mañana medito y cuando voy a la radio es el momento en el cual estoy con mejor onda, a veces estoy más malhumorado a la tarde que cuando voy a la seis de la mañana. La primera hora en particular es la que más me gusta, porque puedo ir contándole a la gente las noticias, todavía con la influencia de la meditación, en un ritmo pausado y muy fluido. Creo que hoy soy mejor de lo que era antes, y espero ser todo el tiempo mejor de lo que era ayer.
i-¿Tenés algún otro proyecto vinculado con los medios que tengas ganas de hacer? /i
En su momento tuvimos un proyecto que estuvo a punto de salir que estaba vinculado con lo espiritual. Si hago algo en televisión relacionado con este tema podría venir bien. Hay historias y testimonios de vida de personas muy importantes que está bueno transmitir. En el ámbito periodístico, estoy muy a gusto con La cornisa, pero es el mismo Luis que muy generosamente me dice que me produciría un programa. Me parece que hoy día hay mucha gente capaz, pero uno también considera que puede meterse en programa de interés general, mechando actualidad, pero agregándole humor y una visión que va más allá de la coyuntura. Hace unos días, veía la despedida a David Letterman, y un poco en chiste y otro poco en serio, le decía a mi mujer: "en cualquier momento dejo de madrugar y hago un programa a las doce de la noche". Siempre tengo ganas de hacer cosas, pero que me permitan ser Ari Paluch, si me condicionan no haría nada, porque soy un tipo natural, que va a meter un chascarrillo tonto, un análisis filoso y después va a pasar a leer un PNT. Si me convocan para ser yo mismo, estoy.
La Presidente participa de muchos de los aspectos que se describen en este libro, vinculados con un ego muy grande y con una situación que tiene un tramo muy corto. En la vida todos pasamos de la impotencia a la omnipotencia; cuando más inseguros y temerosos estamos, más necesitamos controlar, más nos cuesta delegar y más consideramos que el otro es el problema. No hacemos introspección, no nos analizamos ni tenemos autocrítica. La Presidente está ahora participando de una situación que, cuando uno tiene el ego muy voluminoso, sufre. Es una Cristina que creía que se quedaba para siempre. Es como la metáfora del frasco del dulce de leche; por más que hurgues en el fondo, en algún momento se termina. Sergio Massa abortó el sueño de Diana Conti de Cristina eterna, y yo creo que todavía no tomó conciencia de eso; es humano, pero poco espiritual. Ella concibe que va a seguir siendo presidente más allá de diciembre. Hay quienes dicen que va a seguir con mucho poder y otros que sugieren que. si uno revisa la historia, nunca hubo dos presidentes en simultáneo. El episodio más reciente es el de Duhalde, que supuestamente iba a manejar a Kirchner, y este iba a ser su "pelele".
En el caso de que Scioli llegara a ser presidente, gradualmente va a intentar ser él mismo, al principio tal vez puede tener algún tipo de ataduras. La pregunta es si Scioli va a ser un "chirolita" o un buen discípulo de Menem. Él quiere ser presidente, después verá qué hace, pero me parece que siempre es el presidente el que termina ordenando y esto de "Cámpora al gobierno, Perón al poder" duró muy poco. Perón pudo llegar al poder, Cristina no va a poder hacerlo hasta el 2019. El panorama es ese: cuánta autonomía va a tener el próximo presidente.
La cuenta progresiva