El tiroteo "causó la muerte de siete militares y la muerte del autor, diez militares fueron heridos, uno de ellos gravemente", informó hoy el vocero del Ministerio de Defensa, Belhassen Oueslati, en una rueda de prensa. "Atacó a un colega con un cuchillo, le sustrajo el arma y luego disparó contra sus colegas que estaban formados para izar la bandera", precisó. Otros soldados intervinieron entonces y abatieron al cabo.
"Tenía problemas familiares y psicológicos" y por esa razón se le había "prohibido portar armas" y había sido afectado "a un puesto no crítico", explicó Oueslati, que aclaró que se trató de un "acto aislado". El Ministerio del Interior había excluido anteriormente que se tratara de un atentado yihadista.
A la mañana de este lunes, una periodista de la agencia de noticias AFP escuchó dos ráfagas cerca del cuartel de Bouchoucha, no lejos del Parlamento y del museo del Bardo, donde a mediados de marzo 21 turistas fueron asesinados durante un ataque reivindicado por el grupo Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés).
La Brigada Antiterrorista (BAT), una unidad de élite del ministerio del Interior, se desplegó en la zona. Túnez está en alerta desde el atentado del museo del Bardo por temor a que se produzcan nuevos ataque en la capital y en las zonas turísticas del país con la llegada del verano.
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Desde la revolución de enero de 2011, el país afronta el crecimiento de un movimiento yihadista armado, especialmente en la frontera con Argelia donde se registran frecuentes enfrentamientos entre hombres armados y militares.
Unos 70 soldados y policías murieron en los últimos cuatro años en choques y en emboscadas, sobre todo en la región de las montañas de Chambi, en el oeste, donde se encuentra el mayor bastión yihadista de Túnez.
El país debe hacer frente además al creciente caos en la vecina Libia, donde grupos armados llevan meses de enfrentamientos, permitiendo que el EI se afiance en su territorio. Los autores del atentado del Bardo, de hecho, habían sido entrenados en Libia.