No hubo sorpresas. El cónclave entre Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Micheli definió por "coincidencia plena" ir a un paro nacional el 9 de junio. Los dirigentes convinieron aceptar el día sugerido ayer por cada vez más influyente grupo de gremios del transporte, agrupados en la CATT (Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte).
Pese a que en la víspera se había azuzado versiones de una huelga de 36 horas, prevaleció el planteo de los transportistas. La medida será por 24 horas y no incluirá ninguna movilización. No obstante, los estatales de Micheli podrían marchar a la Plaza de Mayo un día antes.
"La idea es que no se mueva una pluma", indicó el jefe de la CTA "díscola" esta tarde. En tanto, Moyano, consultado respecto de la posibilidad de que los gremios enrolados en la CGT oficial que conduce Antonio Caló se plegaran al paro, sostuvo: "No sé si a ese nivel, pero espero que los trabajadores sí".
El eje del reclamo es la modificación del esquema del Impuesto a las Ganancias. Las centrales obreras exigen, además, paritarias libres, un aumento de emergencia a los jubilados y medidas contra la inflación y la inseguridad.
Roberto Fernández, líder de la Unión Tranviaria Automotor (UTA), aseguró que el sindicalismo tiene "las puertas abiertas al diálogo, si es que el Gobierno decide responder al reclamo de los trabajadores".
El referente sindical confirmó que el día del paro no habrá servicios de corta, media ni larga distancia, además de subterráneos y combis. Tampoco funcionarán las cinco líneas de ferrocarriles ni el servicio aéreo.
El del 9 de junio será el segundo paro general que enfrente el Ejecutivo en lo que va de 2015. El 31 de marzo se realizó una medida de fuerza cuyas consecuencias el oficialismo atribuyó en mayor medida a los gremios de la CATT.