Las fuerzas iraquíes perdieron durante el fin de semana el control sobre la ciudad de Ramadi, a unos 100 kilómetros al oeste de Bagdad.
Un video difundido en YouTube muestra a combatientes del grupo Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) cerca de la Gran Mezquita de la ciudad, si bien no se pudo verificar la fecha de grabación.
Según las autoridades locales, unas 500 personas murieron en los tres días que duró el asedio y unas 25 mil han sido desplazadas por los combates.
"El Gobierno debería venir aquí y ver nuestra mala situación, deberían hablar a la gente y ver qué necesitan. La gente quiere agua y comida", reclamó Mahmud al Halbusi, uno de los refugiados.
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La caída de Ramadi y la expansión del grupo Estado Islámico en la provincia de Al Anbar, son ahora una creciente amenaza para Kerbala, la ciudad santa de los chiítas y cuna del cisma entre ambas corrientes del islam.
Según el Pentágono, la caída de la ciudad es un retroceso, pero aseguró que el gobierno iraquí, en colaboración con milicias chiítas y apoyado por el fuego aéreo estadounidense, recuperará la ciudad.
Las milicias chiítas afluían a Ramadi este lunes para ayudar a las fuerzas de seguridad iraquíes a retomar la estratégica población. La pérdida de ella es la peor derrota militar que ha sufrido el ejército iraquí desde que se inició a principios de año la ofensiva para detener el avance de los yihadistas.
Al conocerse la noticia en Mosul, reducto de ISIS en el norte de Irak, las autoridades de los yihadistas convocaron a celebrar las victorias en Al Anbar en las calles y con una invitación al hotel cinco estrellas que reabrieron en las últimas semanas: "Los invitamos a visitar el hotel y el parque de diversiones gratis para celebrar el éxito en la región de Anbar y otras victorias en Siria", dice un mensaje difundido a través de cuentas de Twitter yihadistas.
Así es que las calles de Mosul se poblaron de personas desfilando en camionetas, entre ellas, varios niños, algunos de los cuales iban armados y blandían sus pistolas en señal de alegría.
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Contraofensiva en Ramadi
El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, Estados Unidos y las autoridades religiosas sunitas de la provincia de Al Anbar, donde se encuentra Ramadi, han sido reticentes a que los grupos apoyados por Irán se desplieguen en la zona.
Precisamente este lunes, el ministro de Defensa iraní, Hosein Dehghan, llegó a Bagdad para reunirse con su homólogo iraquí, en una visita prevista desde hacía varios días.
Hasta ahora, Irak y los EEUU han optado por favorecer el desarrollo de fuerzas locales, pero los líderes de las milicias afirmaron este lunes que en los últimos días quedó claro que el Gobierno no puede prescindir de las Unidades Populares de Movilización, que agrupan a milicias y a voluntarios.
Hadi al Ameri, comandante de la poderosa milicia chiíta Badr, dijo que las autoridades de Al Anbar debieron aceptar su ofrecimiento antes: "Son responsables de la caída de Ramadi porque se opusieron a la participación".