El 18 de enero de 2015 el fiscal Alberto Nisman fue encontrado muerto con una herida de bala en la cabeza, en el piso 13 de un exclusivo edificio ubicado en Puerto Madero. La puerta había sido cerrada por dentro. Una pistola calibre 22 estaba cerca de su cuerpo. Ninguna nota de suicidio allí se encontró.
Días antes, Nisman había acusado a la presidente Cristina Kirchner, y a altos funcionarios argentinos, de tratar de encubrir un acuerdo para proteger a los funcionarios iraníes de la responsabilidad en el atentado contra el centro comunitario judío en Buenos Aires en el que murieron 85 personas, en 1994.
Tras su muerte, varias fueron las teorías respecto de si fue un suicidio o un asesinato; en tanto distintas figuras del ámbito político y social expresaban su opinión. A cuatro meses de su desaparición física, la cadena televisiva informativa i24 realizó un informe especial, por el que desfilaron figuras como Patricia Bullrich, Santiago Kovadloff y Damián Pachter, el periodista argentino que tuvo la primicia y debió irse del país, denunciando amenazas y persecuciones.
"En Israel hoy me siento seguro", afirma Pachter al comienzo del informe emitido este lunes por la televisión israelí, en el que Waldo Wolff, vicepresidente de la DAIA, sostuvo que "la muerte de Alberto es un magnicidio, Alberto murió por estar realizando su actividad jurídica-política".
Por su parte, al presentar al periodista Víctor Hugo Morales, aclaran que es "la voz de Cristina Kirchner en los medios" y quien tiene "una mirada diametralmente opuesta de la mayoría de la gente". Allí, Morales asegura que "Nisman se suicidó", y aclaró que era "un hombre acabado por la suma de sus errores".
En tanto, el filósofo Santiago Kovadloff afirmó que "la pregunta no es quién lo mató, la pregunta no es si se suicidó, la pregunta es qué significaba él como para que desapareciera. Significaba la ley".