En un discurso televisado, Hassan Nasrallah afirmó que Hezbollah, aliado del régimen de Bashar Al Assad, había infligido "rotundas derrotas" a los rebeldes en la región de Qalamun. Según el jefe del grupo terrorista libanés, su movimiento ha recuperado "300 kilómetros de territorio" en esta zona fronteriza montañosa.
La región de Qalamun, situada a ambos lados de la frontera sirio-libanesa, era un bastión de los combatientes hostiles al régimen de Damasco, hasta que el ejército sirio llevó a cabo una gran ofensiva en 2014, apoyado por Hezbollah.
Aunque la mayor parte de la región ha sido retomada por el ejército sirio, los rebeldes y los yihadistas se encuentran atrincherados en la zona montañosa en la frontera entre Líbano y Siria.
En 2014, los extremistas lograron hacerse brevemente con la ciudad libanesa de Arsal, tomando como rehenes a decenas de miembros de las fuerzas de seguridad libanesas.
Desde entonces, cuatro han sido ejecutados y otros 25 policías y soldados permanecen en manos de los yihadistas del Frente Al Nusra, la rama siria de Al Qaida, y del grupo Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés).
"Mientras haya grupos armados presentes en los alrededores de Arsal y en otros lugares de Qalamun, no podemos decir que estemos plenamente seguros", advirtió el sábado Nasrallah.
Hezbollah es un apoyo crucial para el presidente Al Assad frente a los rebeldes que combaten su régimen desde hace cuatro años, pero la implicación del movimiento chiíta en Siria ha incrementado las tensiones interconfesionales en Líbano, país que acoge a 1,1 millones de refugiados sirios.
Los chiítas libaneses son en gran parte favorables al régimen de Damasco, mientras que los sunitas apoyan la rebelión en el país vecino.