Las calles de la capital Buyumbura son tierra de nadie. Las escenas de persecución se repiten. Pero se acentuaron tras varios días de manifestaciones contra el presidente Pierre Nkurunziza.
Un grupo de manifestantes quemó vivo, el jueves, a un hombre en las calles de la capital de Burundi, tras asegurar que era miembro del ala juvenil del partido gobernante que los atacó durante las protestas contra el intento del presidente de buscar un tercer mandato, dijo un testigo.
"Pusieron neumáticos alrededor de su cuello y lo quemaron", dijo un testigo a Reuters tras ver la muerte del hombre en el distrito de Nyakabiga, un punto caliente de las protestas. Los manifestantes dijeron que la víctima pertenecía al ala juvenil Imbonerakure del partido gobernante CNDD-FDD y que respondieron a un ataque suyo.
El Gobierno rechaza con regularidad las acusaciones de que Imbonerakure fomenta la violencia. El vocero presidencial, Gervais Abayeho, condenó la muerte "en los términos más duros posibles". "No queremos que la situación degenere y nos lleve de regreso a esos años en los que la gente era asesinada en las calles a plena luz del día", señaló.
Los disturbios comenzaron el 26 de abril, cuando el partido gobernante hizo pública la candidatura de Nkuruniza. Desde entonces ya han muerto al menos 10 personas y más de 60 han resultado heridas. Además, cerca de 35.000 burundeses han huido a Ruanda, Tanzania y República Democrática del Congo, según las últimas cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
El Tribunal Constitucional de Burundi autorizó, el martes, la candidatura de Nkurunziza, con la que optará a un tercer mandato presidencial, decisión que ha sido criticada por la oposición. La postulación del mandatario hutu ha suscitado el temor entre grandes sectores de la población burundesa, que apenas hace una década salió de una guerra civil (1993-2005) que enfrentó a los dos principales grupos étnicos del país -hutus y tutsis- y hundió su economía.
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Tras su independencia de Bélgica en 1962, Burundi ha vivido dos sucesos calificados como genocidios: la masacre de hutus por el ejército dominado por tutsis en 1972, y el asesinato masivo de tutsis por hutus en 1993.
Ahora, son miembros de la oposición y familias tutsis quienes han comenzado a dejar el país, ante las informaciones que apuntan a la distribución de armas a las milicias de jóvenes progubernamentales.
Las imágenes muestran la caza de brujas que se desató en todo el país pero en especial en su capital, Bujumbura.