Daniel Rebagliati (53) entró esta mañana acompañado de su esposa y casi corriendo a la fiscalía del Dr. Paulo Stark en Santos Lugares, donde contará cómo fue su secuestro en la localidad bonaerense de El Palomar (Morón) y lo que vivió durante los ocho días que estuvo cautivo y amenazado por una banda de profesionales. "Gracias a Dios estoy bien. Estoy vivo", fue lo único que le dijo a la prensa.
El fiscal le había sugerido a Rebagliati que pasara tiempo con su familia si no quería declarar hoy, pero el empresario optó por presentarse. El caso llamó la atención por el profesionalismo con el que actuó la banda de secuestradores, quienes se llevaron más de $1,5 millones por su rescate, pese a que habían pedido dos millones de dólares.
La víctima es hijo de Jorge Luis Rebagliati, dueño de la empresa Cintra, dedicada a la seguridad ambiental y actualmente a cargo de la extracción de residuos del espejo de agua del Riachuelo. Fue interceptado cuando viajaba en su camioneta, despojado de sus cosas y encapuchado. Allí, comenzaron las llamadas a los familiares y también el desesperante silencio de las negociaciones por el rescate.
Rafael de Francesco, apoderado de la empresa familiar, confirmó ayer por la mañana que se abonó entre "1,5 y 2 millones de pesos", aunque admitió que los delincuentes habían llegado a exigir 2 millones de dólares. "Fueron 1,5 o 2 millones de pesos, pero ahora es una anécdota. Primero llegaron a pedir 2 millones de dólares, después un millón, llegaron a decir (a la familia) que vendieran la fábrica", relató De Francesco en diálogo con la prensa.
El hombre se mostró sorprendido por el modo "profesional" en que procedieron los delincuentes, que se manejaron con tecnología de avanzada y con movimientos organizados previamente. "Era una banda muy preparada, nos sorprende la logística que tenían", dijo en declaraciones a un noticiero de cable.
Las negociaciones entre los secuestradores y la familia, las encaró el hermano de la víctima, quien ayer a la mañana concurrió a la remisería de Almirante Brown donde Rebagliati pidió ayuda tras el pago del rescate y su liberación. Allí fue asistido por Teresa, quien describió: "Apareció a tres cuadras de la agencia donde soy telefonista. Llegó a las 3:10 de la mañana a la agencia".
La mujer transmitió que los secuestradores "le sacaron la capucha que tenía y (él) empezó a caminar, dice que no veía nada, que estaba obnubilado", ya que "en todo momento estuvo encapuchado" tras el rapto cometido en el partido de Tres de Febrero. "Dice que lo trataron bien, aunque "obviamente estaba muy nervioso", expresó. Agregó que "inmediatamente se comunicó con la familia y después llamó el comisario de Tres de Febrero y a la media hora estuvieron acá cuatro patrulleros".
"Le hice un café porque estaba muerto de frío", apuntó. Respecto del cautiverio, la empleada indicó que "lo único que le sacaron fueron los precintos de las manos", pero lo mantuvieron permanentemente encapuchado.
Los familiares precisaron que la entrega del dinero se hizo en un bolso sobre las vías del ferrocarril de la línea San Martín. "Tiraron un bolso en cercanías de la estación Caseros. Luego a un familiar allegado le fueron indicando cómo tenía que hacer las cosas", contó De Francesco. Además, la banda de secuestradores ordenó que el familiar subiera a un vagón del tren San Martín y lanzara el bolso con el dinero en la zona de Caseros. De Francesco narró que durante dos días, los secuestradores "hicieron pasear de un lado para el otro" a quien pagó el rescate.
La Policía destacó que la banda "es de gran infraestructura y capacidad operativa ya que pudo mantener a la víctima varios días oculta". El caso es investigado por el fiscal Paul Starc, de la fiscalía especial de Tres de Febrero, y personal de la DDI de San Martín.