Para Diego Lagomarsino, el único imputado hasta ahora en el expediente que investiga la extraña y paradójica muerte de Alberto Nisman, el peso de la situación se vuelve demasiado. Sus vecinos en el complejo de departamentos El Talar lo ven flaco, cansado y ojeroso, con varios kilos menos que hace tres meses, a pesar de su físico antes trabajado. Lleva a sus hijos al colegio, los trae de vuelta, sin decir demasiado. Separado de la UFI AMIA, sus posibilidades de trabajo se vieron seriamente imposibilitadas; su mujer, una contadora con un cargo en una importante empresa, se volvió el principal sostén del hogar. Incluso dijo en una entrevista reciente que meditó suicidarse y hasta le pidió ayuda espiritual a un sacerdote palotino con supuestos poderes sanadores.
Los embates fueron notables. Tuvo que escuchar cómo Aníbal Fernández dijo que no le creía "en un 98 por ciento" y que su declaración parecía estar armada "para dejarlo parado de la mejor forma". Hoy, a más de cien días de la muerte de Nisman, Lagomarsino y su defensa, liderada por el abogado Maximiliano Rusconi, miran con suma atención a la junta médica convocada por la fiscal Viviana Fein que ocurre a diario en la sede del Cuerpo Médico Forense y en la que se sientan peritos oficiales, de la querella de Arroyo Salgado y el prestigioso psiquiatra forense y médico legista Mariano Castex.
Entre los 24 puntos periciales establecidos por Fein, hay uno que es clave para Lagomarsino: la data de muerte, cuándo murió exactamente Alberto Nisman. El informe de la querella habla del día sábado previo a la aparición del cadáver, en que el técnico informático estuvo con Nisman. Voces oficiales como la médica legista de la Policía Federal Gabriela Piroso, que vio el cuerpo en Le Parc, establecen en el expediente una posible fecha del domingo 18 de enero. En ese dilema, Lagomarsino se juega la libertad como posible autor material de la muerte del fiscal.
Su abogado afirma a Infobae: "La junta no es el único camino que exonera a Lagomarsino. Hay varios. Todavía no hay pruebas de que haya sido el autor del hecho, aún cuando se pensara alocadamente que la muerte de Nisman haya sido el sábado. Si encima la junta médica confirma lo que ya muchos sabemos de que la data de muerte corresponde al día domingo, eso lo exoneraría totalmente. Es algo contundente".
Rusconi agrega: "Ya sabemos dónde estuvo el domingo. Entre media mañana y mediodía fue a un supermercado. De ahí fue a comer un asado en un barrio cerrado en Escobar. No solo hay testigos, sino que también hay constancia del ingreso de Diego en el country".
El perito Castex, por su parte, no tiene ningún plan trazado en su lugar en la junta médica. La defensa de Lagomarsino no planea hacer un foco específico en la legista Piroso. Castex, por lo pronto, toma nota en la sede del Cuerpo Médico Forense. En la primera jornada el lunes pasado se proyectaron videos de la escena del crimen. Los expertos de la querella, Osvaldo Raffo y Julio Ravioli, decidieron no verlos, aduciendo que ya conocían el material. Fuentes cercanas a la junta afirman que en ese momento los peritos presentes notaron un grado de rigidez en el cadáver. La teoría de la querella indica que la había perdido, indicando un avance horario que coincidiría con una data de muerte para el día sábado. Un forense que no integra la junta pero que conoce el caso por dentro afirma a Infobae que el cadáver de Nisman parece al momento del hallazgo como "reductible; algo de rigidez aparenta, a mí no me parece tan flácido".
Sin embargo, hay otro frente abierto para Lagomarsino: las pericias informáticas tanto a sus propias computadoras y teléfonos como a los de Nisman, sus contenidos y comunicaciones, hoy en manos de la división Cibercrimen de la Policía Metropolitana, luego de que les fuesen quitadas a la Federal. Hasta la Playstation de Lagomarsino está siendo analizada. Fuentes con acceso directo a la causa aseguran que a comienzos de la semana próxima habría resultados. Otras, que demorarían meses: "Estamos hablando de unos cinco o seis meses para que esté todo. Es un proceso muy burocrático, todo tiene que ser abierto en presencia de las partes. Se abre y se entrega en copia espejo encriptada a la jueza de la causa, que decide qué es relevante o no". Palmaghini, según esta misma voz, ya habría recibido varios resultados en las últimas semanas.
Los problemas del técnico informático también llegan hasta los tribunales de Comodoro Py. Diego Lagomarsino estaba al borde de un ataque de nervios cuando llamó a Rusconi en la noche del viernes pasado. Por orden del juez Rodolfo Canicoba Corral tras un pedido del fiscal Juan Pedro Zoni, un grupo de efectivos de la Policía Federal se disponía a allanar su departamento en Martínez, en el marco de la causa que lo investiga por presunto lavado de dinero junto a Sara Garfunkel, la madre del fiscal Alberto Nisman y su hermana Sandra, a raíz de la cuenta del banco Merrill Lynch en Nueva York de la cual los tres son co-titulares. "No quiero que mis hijas vean esto", le dijo a su abogado. El allanamiento, finalmente, no ocurrió, por un simple error técnico: el domicilio en la orden de Canicoba no era el correcto. Lagomarsino no respiró aliviado, por otra parte: fuentes en Tribunales aseguran que el procedimiento sigue en pie y se realizará en cualquier momento y a discreción del juez. Sara Garfunkel y Sandra Nisman fueron allanadas en el mismo día, así como oficinas locales de Merrill Lynch.
Lo cierto es que los allanamientos fueron un procedimiento de rigor; no arrojaron ninguna evidencia concluyente del lado de la familia de Nisman, cuyos abogados aún no se presentaron en la fiscalía de Zoni. Y hasta fueron motorizados por información de la cuenta que el propio Lagomarsino le entregó a Fein. Tampoco surgió nada de lo investigado en Merrill Lynch. Rusconi asevera que el allanamiento "era una medida desproporcionada. Allanás en busca de documentación a quien se muestra reticente. No es el caso de Lagomarsino. Toda la información que hay es la que Diego da en la causa. La familia no da un solo dato de la cuenta en sus declaraciones y hasta se contradijo con Arroyo Salgado. La que se ha mostrado contradictoria y reticiente es la querella. No tengo problema que investiguen el lavado. En caso de Lagomarsino, no es dinero que fuese de él, era un administrativo que funcionaba bajo pedido de Nisman. A Lagomarsino le han pedido que indique una transferencia de una cuenta no declarada a un terreno, en principio, no declarado. Tampoco es evasión tributaria porque ni los fondos ni la cuenta eran de él. El obligado es el dueño de los fondos".
De todas formas, el fiscal Zoni mantiene la sospecha sobre Lagomarsino como un co-autor del delito de blanqueo. El técnico admitió que realizó movimientos de dinero con la cuenta, según él mismo, para pagar expensas de un terreno en Uruguay, lo que para el fiscal lo volvería más que un simple prestanombre y que habló sobre la cuenta estadounidense recién cuando la jueza Arroyo Salgado la introdujo en la causa Nisman mediante su declaración testimonial. Por lo pronto, el camino hacia una declaración indagatoria todavía es muy largo. Canicoba Corral ya pidió otras medidas de rigor, como exhortos a Estados Unidos y Uruguay.
Cerca de la junta médica miran con displicencia las repetidas ausencias de los peritos Raffo y Ravioli, que adujeron que ya habían visto la mayor parte del material proyectado como fotos y videos. La semana próxima, cuentan cerca de Fein, estarían las conclusiones. Ahí, se teoriza un posible escenario: que Raffo y Ravioli firmen en disidencia si no están de acuerdo con el informe final. Una voz muy próxima a la jueza Arroyo Salgado dice: "Habrá que ver cómo reacciona Sandra si esto pasa, y qué medidas se podrán tomar".