"Hice lo que tenía que hacer para protegerlas y no tuve otra salida"

Ana Alianelli, la argentina que mantiene una disputa legal con su ex pareja por la tenencia de sus hijas, se quebró en diálogo con InfobaeTV. "Ellas no tienen la culpa de mi decisión", expresó entre lágrimas

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Mientras pasan los días y permanece el silencio en la fiscalía de la jueza norteamericana Denise Lynch en Aspen (Colorado), la ansiedad y el sufrimiento de Sophia y Victoria por el desapego de su madre crece día a día. Ya pasaron casi dos semanas desde que las nenas debieron dejar Buenos Aires y volver con su padre a los EEUU y solo pudieron ver a su mamá, Ana Alianelli, en dos ocasiones, bajo supervisión y por solo dos horas. El caso, cargado de acusaciones cruzadas, no deja de conmover a la prensa local e internacional. Un matrimonio que no funcionó y cuyas secuelas recayeron en dos menores cuya custodia está en suspenso, temporalmente en manos del padre y analizada por la Justicia norteamericana.

Ana Alianelli es consciente de que en 2011 infringió la ley cuando, tras haberse separado de Burns, no respetó su permiso de volver a los Estados Unidos con las nenas y se quedó más tiempo del debido en Argentina. No obstante, ella argumenta que no tuvo "otra opción en ese momento porque a su ex le habían rematado la casa en Aspen y allá no tenían donde vivir". Comprende que la Justicia norteamericana le dio ahora la tenencia provisoria a Burns por su falla y lamenta –con desgarradoras lágrimas– que "las nenas no tienen la culpa de su decisión". Aun así, fue clara en explicarle a InfobaeTV cómo es el panorama actual y por qué ella tomó esa drástica medida.

"Ellas no tienen la culpa. Yo creo que acá (por la Justicia norteamericana) no se está aplicando la lógica. Se habla de que yo me quedé más tiempo del correcto, pero lo que está hecho ya está hecho. Y las chicas dicen en todas las pericias psicológicas que no fueron manipuladas por mí nunca. Argentina es mucho más defensora de los derechos de los chicos", dijo en referencia a que ella está pagando su error, pero que nadie escucha los llantos y pedidos de las nenas que extrañan y quieren volver a vivir con su mamá.

"Yo no sé dónde viven hoy. A Dennis Burns jamás le negué dirección en Buenos Aires. Yo llegué a la Argentina y me notifiqué con la embajada. En cambio, yo no sé dónde viven, dónde están, con quién las deja, nada. Él siempre tuvo todo. La ayuda económica de mi familia para visitarlas en Argentina, y nunca apareció en cinco años. Y hoy acá es acusarme de 'infringiste la ley, te quedaste más tiempo', pero no se evalúan un montón de matices que hay en el medio, porque no todo es blanco y negro", descargó la mujer vía Skype y en diálogo con InfobaeTV.

Ayer, Alianelli enmarcó en Infobae claramente los motivos que la llevaron a quedarse en Argentina. Según denunció, todo eso consta en papeles y responde a una serie de "irresponsabilidades y negligencia" en el modo de vivir "por elección" de su ex marido, quien estuvo "un año preso por un caso de violencia familiar, no cuenta con trabajo estable y a quien le remataron la casa". "Honestamente siento que busqué la forma de proteger a las chicas. No tenía opción en ese momento. Me replanteo haberme casado con un extranjero. Hice lo que tenía que hacer para protegerlas y no tuve otra salida porque me pasó lo mismo que me está pasando acá: visitar cortes y no tener respuestas", lanzó.

Respecto a los motivos que llevaron a la conflictiva ruptura de la pareja, la mujer añadió: "A veces las exponía (a las nenas) a situaciones que no eran convenientes. En ese momento, sentí que la única manera de protegerlas era esa (venir a Argentina). Lamento que ellas hoy estén pagando por esa decisión, pero sentí que en ese momento no tenía salida".

Burns tiene muchas acusaciones que le juegan en contra para obtener la tenencia definitiva de las niñas como sus antecedentes en el juego (póker), su falta de trabajo estable y un año de probation por una denuncia de violencia doméstica que hizo Alianelli estando aún casados. No obstante y pese a constar en la Justicia norteamericana, él desmiente todo ante la prensa internacional y acusa que "las denuncias son falsas" y que todo se trató de "una estrategia de Ana para llevarse a las chicas". "Un día se llevó a las nenas y no volvió más", dijo en CNN.

Por su parte, la argentina asegura que "él iba a Las Vegas todos los años y jugaba semanalmente al póker. Era una persona que invertía mucho dinero en el juego. Él vive del seguro de desempleo. Yo en un momento tuve que trabajar un montón para pagar muchas deudas. Son hechos. No me importa lo que hizo bien o lo que haga bien. Y sentí que por todo lo que estaba pasando, tuve que tomar una decisión. Y hoy vuelvo y les hago pagar a mis chicas por esta decisión tomada, más allá de que yo sentí que no tenía otra salida porque lo intenté todo desde la vía judicial. Y hoy estoy intentándolo todo y el acuerdo no se respeta, a las chicas no las veo. Estados Unidos no prioriza a los chicos, o por lo menos en Colorado", denunció en InfobaeTV.

A su vez, reconoció que las nenas tenían en Buenos Aires una rutina que cumplían diariamente, como ir al colegio, tener sus amigos, sus familiares, su casa con habitaciones propias, entre otras comodidades. En cambio, en EEUU es plena época escolar y las nenas no están asistiendo. "Esto es un tema de responsabilidades. Él no está acostumbrado a levantarse temprano, a tener una rutina, a ocuparse de ir a trabajar todos los días. Entonces, hoy las chicas están sin colegio y sin obra social. Si él no nos quiere pasar plata, no importa, me ocupo yo de las chicas. Constantemente hay una excusa. Nuevamente, las nenas están expuestas a toda la negligencia de él. ¿Por qué no hacer las cosas menos tóxicas y menos nocivas para las chicas?'", se preguntó.

Desde el marco legal, Alianelli se siente desprotegida en EEUU. Su abogada, Mariana Gallego, estuvo en los estudios de Infobae y aseguró que "todo el proceso legal va muy lento". Aclaró además que la sentencia firme no dice que las nenas deben vivir con Burns, sino que debían ser restituidas a su lugar de origen. Con esto, Gallego recuerda que el norteamericano se había comprometido en Buenos Aires y ante la Justicia a cumplir con una serie de normas, entre ellas que las nenas vivirían con su mamá en una casa que él alquilaría en Aspen, lo que nunca sucedió.

"Por más que allá Burns diga que el acuerdo fue forzado, acá delante de la embajada, de una defensora de menores, de la jueza interviniente y con abogado particular, él suscribió un convenio hace apenas tres semanas donde reconocía que lo mejor para las chicas era que vivían con la mamá. Se comprometió a eso, a darles seguro médico que hoy no tiene (la más chica se enfermó y no fue al médico), se comprometió a una casa con comodidades que no tiene, hasta una cuota de alimentos para que Ana pueda vivir allá. Nosotros solo ponemos el ojo en el incumplimiento de Ana (que es culpa de ella y no de las nenas). Las chicas están sufriendo aún más, por la falta de respeto a sus derechos. ¿Por qué para que Burns sea bueno, Ana tiene que ser un demonio?", planteó.

Tras explicar que en Argentina a él nunca se le prohibieron las visitas, reconoció: "Entendemos que es una especie de castigo judicial porque Ana superó el límite del permiso en Argentina, pero no pueden ignorar lo que quieren las nenas. Burns solo quiere limpiar su imagen ante la sociedad norteamericana, pero no sé hasta qué punto hace esto por ellas. Cuando vivían acá, no vino a verlas por años, ni les pasó dinero", señaló.

La abogada explicó que la gravedad del asunto es que las nenas no tienen a su mamá con ellas y no es su elección. "No es un derecho de Ana, es un derecho del niño tener a su mamá cerca, vivir con su mamá. Es un derecho de Sophia y de Victoria. Ana luchó judicialmente por una relocalización en EEUU con dos nenas muy chiquitas de 1 y 3 años por motivos fundados porque no estaban bien económicamente, no estaban cómodas, no estaban en un lugar donde querían estar, con recursos suficientes para subsistir. Luchó judicialmente por una relocalización", justificó.

Alianelli contó que la última vez que vio a las nenas, la más chiquita "estaba muy caída". "A la grande le pregunté y me dijo 'Ya sabés cómo estoy'. Antes de venir a EEUU me dijo: 'Yo era muy feliz antes de que pasó todo esto'. Están confundidas, viviendo con alguien que no veían desde hace 17 meses, no están como siempre. No tienen su rutina, su casa, sus cosas. De golpe pasaron a una vida totalmente distinta", dijo con la voz quebrada. "Yo no puedo creer lo que está pasando". Ana se quiebra e interrumpe la comunicación por Skype.

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