Una vecina llamó a la policía el pasado 12 de abril para denunciar que Verônica Bolina, una reconocida transexual de la industria pornográfica brasileña, la había golpeado. Las autoridades la arrestaron por intento de homicidio. Entonces comenzó su calvario.
Brasil está impactado con el salvajismo con el que los agentes policiales y penitenciarios la trataron. Durante la detención la desnudaron y la golpearon hasta desfigurarle el rostro.
Luego la raparon y así la trasladaron a la cárcel de Bom Retiro, en San Pablo. Allí continuaron las vejaciones: para terminar de humillarla, la vistieron de hombre.
Cuando se conocieron las imágenes que mostraron todo lo acontecido, comenzó en las redes sociales una campaña para apoyar a la joven de 25 años. #TodosSomosVeronica fue el hashtag utilizado.
La Secretaría de Seguridad Pública de Brasil emitió un comunicado justificando su accionar. Según su versión, las heridas se produjeron después de una pelea, desatada porque Bolina habría comenzado a masturbarse en su celda y los guardias quisieron impedirlo.
Lo que sembró todavía más dudas sobre el comportamiento de las autoridades penitenciarias fue una extraña declaración emitida por Bolina tras el revuelo generado. En ella aseguraba que los guardias habían obrado bien.
Lejos de calmar a la opinión pública, la intervención hizo crecer las sospechas de que la joven fue amenazada y hasta torturada para forzarla a exculpar a sus agresores. Posteriormente, la propia víctima reconoció que la golpearon al menos tres veces desde que está encarcelada y que sus dichos habían sido resultado de las presiones recibidas.