El volcán Calbuco, que hizo dos violentas erupciones después de más de medio siglo de inactividad, sigue inquietando este viernes a importantes zonas turísticas del sur de Chile y Argentina, ante una posible nueva erupción.
Después de las dos potentes erupciones del miércoles y jueves, que levantaron una pluma de cenizas de más de 15 km, la actividad del volcán había descendido, aunque a primera hora de la mañana una inmensa fumarola que salía del volcán generó preocupación entre los habitantes de las localidades aledañas.
En Puerto Varas, distante a unos 40 kilómetros del volcán, las personas se abalanzaron a las calles para mirar el nuevo espectáculo que ofrecía el macizo, que permaneció dormido por 54 años.
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Sin embargo, expertos explicaron que no se trató de una nueva erupción, aunque no descartaron que se vuelva a generar un episodio de ese tipo en las próximas horas.
"Fue un pequeño pulso de cenizas, que no es igual al de los días anteriores", dijo en rueda de prensa el director del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), Rodrigo Álvarez, quien advirtió: "Estamos aún en lo que es la crisis propiamente tal, por lo que hay una vigilancia instrumental. No es descartable un nuevo pulso eruptivo".
La zona ubicada en las turísticas ciudades de Puerto Montt y Puerto Varas, a unos 1.300 km al sur de Santiago, se mantienen en alerta roja, con un fuerte resguardo de las Fuerzas Armadas y con las clases en colegios suspendidas.
Ensenada, un pueblo sumergido en las cenizas
Las autoridades han definido un área de exclusión de 20 kilómetros en torno al volcán, desde donde unas 4.500 personas han sido evacuadas.
La pequeña localidad de Ensenada, a unos 10 km de distancia del macizo, fue evacuada por completo. El pueblo de unos 1.500 habitantes quedó semiabandonado, con unos pocos policías y algunos pobladores que desafiaron la prohibición de permanecer en el lugar, una hermosa localidad que vive del turismo.
El gris de las cenizas volcánicas cubría los techos de las casas y algunos tejados, los más ligeros, cedieron ante el peso del material volcánico sobre ellos. En el camino de acceso a la localidad no se podía avanzar, incluso en vehículos con tracción, debido al espesor de las cenizas acumuladas, que en algunos lugares llegaban hasta el metro de altura.
A la entrada de Ensenada, justo cuando se inicia la zona de exclusión, la policía instaló un puesto de control para evitar el acceso masivo a la localidad. Esta mañana un centenar de vecinos intentaba retornar a sus casas para revisar su estado, rescatar algunos enseres y alimentar a sus mascotas.
Las autoridades anunciaron que de mantenerse las actuales condiciones los habitantes de Ensenada podrían regresar a sus hogares durante algunas horas de esta tarde para retirar enseres.
Sin avisos previos, la erupción del Calbuco sorprendió a todos. En pocos minutos, los habitantes de las localidades más cercanas debieron dejar sus viviendas e irse sólo con lo puesto.
"Fue tan silencioso que no avisó. Salió expulsado el humo en forma directa hacia el cielo y se formó un gran hongo, realmente impresionante, era un paisaje espectacular", relató Riel Rivera, un farmacéutico de 48 años.
Las autoridades levantaron varios albergues para acoger a los evacuados, aunque sólo unos 200 se habían refugiado en estos lugares. El resto optó por ir a casas de familiares.
Las cenizas habían llegado también a localidades argentinas aledañas, como Bariloche, distante a 100 km del Calbuco, donde un comité de emergencia dispuso el cierre de escuelas, la restricción de la atención hospitalaria a emergencias y la suspensión de vuelos.