Los vecinos, turistas y amantes de la historia podrán sumergirse en una Buenos Aires del siglo XVIII en el marco de la Semana de la Arqueología que se celebra hasta el lunes 20 de abril con actividades gratuitas, muestras y charlas a cargo de especialistas. Un evento que cada vez atrapa a más personas en las 'memorias pasadas'.
El eje que traza el ministerio de Cultura a través de la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico, busca recuperar la identidad que va quedando 'invisible' con el paso del tiempo. Se trata de cimientos y objetos que los visitantes pueden descubrir para saber un poco más sobre cómo se vivía en siglos pasados.
"Con restos de tacitas vemos qué comían por ejemplo. Es una semana que ha captado mucho interés. La arqueología uno la piensa para científicos, pero no es así", asegura a Infobae Liliana Barela, directora general de Patrimonio e Instituto Histórico.
Qué visitar
La casa del Virrey Liniers -Venezuela 469- será una de las bases más importantes para empezar este recorrido. Allí se pueden descubrir desde restos de vasijas de las casas coloniales y fichas que se usaban para juegos de azar hasta reliquias del barco que fue hallado en Puerto Madero en el año 2008, entre ellos, uno de sus cuatro cañones, sogas, cabos, restos de vasijas, cerámicas, pipas, un cuchillo con su vaina, una madera tallada por algún marinero anónimo y dos monedas de cobre. "Después de ese hallazgo, la gente empezó a prestar un mayor interés por la arqueología. No sabían que todo eso estaba bajo sus pies", agrega Barela.
Otro punto de interés será el Museo del Bicentenario para descubrir lo que fue la Aduana Taylor, una de las primeras de la ciudad construida en 1855, que representaba la puerta de entrada de las mercancías en un primer momento y luego de los pasajeros que llegaban a Buenos Aires navegando por el Río de la Plata.
"Proyectaremos en el ciclo de cine de los jueves 'La cueva de los sueños perdidos' y se podrá visitar el Museo de Arte moderno para ver lo que fue la Casa del Naranjo, una casa cuyos cimientos se encontraron en el año 2000 y ahora se pueden ver con un vidriado especial que se hizo para preservarlos. Es una de las pocas casas del siglo XVII", cuenta Liliana.
La otra visita es en la Pulpería Quilapán -su nombre se debe al último Mapuche- y está recreada fiel a su historia en el corazón de San Telmo. Es considerada como un lugar de valor en donde se pueden tomar clases de folclore o comprar productos artesanales de todo tipo.
"El cierre va a ser uno de los lugares que considero más especiales, la cisterna que descubrimos en la casa Bolívar 466, en la ex sede de la editorial Estrada. Recuerdo que me permitieron permiso para hacer un agujero en la entrada, me trajeron planos, no estábamos seguros y apareció esa cisterna, un pozo de gran altura del que sacamos kilos de tierra y mucha información. Es una construcción anterior a esta casa. Ahora ya se puede bajar, la escalera es segura, y en esta segunda etapa, vamos a cambiar la entrada de la editorial", adelanta Liliana sobre esta cámara subterránea que solía depositar el agua de lluvia, que se usaba para beber, al menos hasta las epidemias de fiebre amarilla. Otra huella de la historia porteña al descubierto.
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