"A Cristina le preguntaría por qué estamos peor que hace 20 años"

Gonzalo Rodríguez, ex integrante de CQC, habló con Infobae sobre su regreso a la televisión, la sombra del programa de Mario Pergolini y la actualidad nacional. "Le creo al 10% de los políticos", aseguró

Mi nombre es Gonza y mi apellido es Lito para mí en este momento. Hasta el año pasado tenía un "de CQC", pero ahora es como la marca registrada (risas). Quizás cuando tenga 70 digo: "Che, basta de decirme Gonzalito, porque no da"

Seguramente. Hoy te digo que sí.

Piñas bien puestas ninguna. Sustos muchos. Presiones bastantes. Las más jodidas fueron dos. Me agarraron del cuello una vez, en el sur, el intendente de El Bolsón. Y la otra, una horda de desequilibrados mentales defendiendo los intereses que no eran legales obviamente en Pinamar, con Altieri, que terminó yéndose. Esos dos fueron los más graves. Había gente que vos no sabías si tenía una piedra en el bolsillo, un chumbo, o 55 piñas para darte. Me he dedicado a transitar un camino de inconciencia porque sino hay cosas que no podría haber hecho. Podría haberme abierto un quiosco y decir: "Señora, ¿de qué quiere? ¿Chocolate, dulce de leche, un chicle de frutilla, de menta?".

Uno. Duró 4 años. Fui absuelto, por suerte. Nunca había estado en un juicio oral, en Corrientes. Me acusaban de haber roto un terraplén, haber robado dos mil metros de alambre y haber roto una tranquera.

Justamente les decía: "¿Cómo puede ser que esta denuncia tenga asidero?" Yo estaba arriba de un caballo ¿cómo hago para robarme dos mil metros de alambre arriba de un caballo? Eran unas cosas inentendibles.

Hice a Fidel, a Bush, a Chávez, hice como los referentes mundiales más grosos. Hice a Rodrigo Rato, cuando era el presidente del FMI. Me tocó llegar a gente importante, a decir lo que yo quería decir. Siempre corriendo, pasando por la traba de una puerta, saltando una valla. Hice mundiales, hice juegos olímpicos. No sé qué nota me faltó hacer...

Por el periodismo social, en donde te das cuenta que todo el tiempo, en Argentina particularmente, falta que se hagan cosas. Siempre hay algo que está mal.

Sí. Aprendí a hacer esto, me gusta. Es una carga negativa a veces. Pero llegás a tu casa y empezás a valorar un montón de cosas que por ahí no valorabas o a las cuales no les das importancia. Hay gente que no va al conurbano todos los días y pisa este pozo de mierda cada tres minutos. Hay gente que se va a la India por una cuestión de mística, para ver la pobreza y no es necesario. Está lleno acá. Hacés 40 minutos y es lo mismo. Tuve la suerte de ir a la India, tuve la suerte de ir a Dubai, a Japón, a China. Por eso insisto, no me la contó nadie. Me la contó la gente. Y de alguna manera te da como una capacidad de pensamiento distinta, porque la viste, la viviste, y la oliste. El olor a rico y el olor a pobre lo tengo súper mamado.

La ley de discapacidad en Mendoza. Haberle conseguido una silla a motor a un chico con piel de cristal, haberle conseguido una silla de postura a una chica que se le había quebrado la columna por no haberla tenido. Los casos de salud son terribles.

Muchas veces he dicho: "¿Es necesario que venga un pibe con una cámara de tele para que esto se solucione?" No estamos hablando de millones de dólares. Estamos hablando de gestión, han habido casos con obras sociales, con prepagas, con privadas, con públicas... hasta conseguir medicamentos, simplemente era levantar un teléfono y decir: "Che, ¿le habilitan a esta piba que se está por morir la prestación que están obligados a darle?" Te da indignación. Porque algunas cuestiones son tomadas como números y no se dan cuenta que hay una vida, no solamente de una persona, sino de toda una familia, de amigos. Es triste de verdad. Cuando llegás a tu casa decís: "Bueno, a ver ¿resolviste el problema? Sí. Ahora, ¿hay muchos más? También". Entonces te quedás corto.

Sí. Yo camino por la calle y soy como el intendente de los pueblos. Es como el último recurso, lamentablemente.

Totalmente. Te traen la obligación en algunos casos. Es como que estás obligado, no podés hacer otra cosa. Está buenísimo por un lado, pero por el otro lado es una carga terrible. Yo en un momento desactivé el Twitter, que funcionaba como una herramienta de laburo, porque todo el tiempo eran denuncias. Para aprovechar está buenísimo, para la vida personal es una carga negativa todo el día, todo el tiempo. Está buenísimo poder ayudar a la gente en el medio. Yo quise ser médico. Me fue mal. Me iba mal en matemática, me dormía. Soy médico y arquitecto frustrado. Cuando me pasan estas cosas, esto es como ser un médico al que encima le pagan por solucionarle, o darle un poquito más de esperanza a la gente, sin pastilla, sin cirugía.

Al 10 por ciento. Hay algunos que son creíbles, que hacen las cosas bien, que lamentablemente están metidos dentro de un sistema en donde de alguna manera, tienen que transar, o si no se van. De hecho, algunos se han ido porque no quisieron transar. Hay gente buena, no es que son todos una mierda. Hay algunos que valen la pena. Lamentablemente el sistema está mal conformado. Nunca se pusieron de acuerdo y evidentemente no les conviene ponerse de acuerdo. Este país es como si vos tuvieras una vaca en el patio de tu casa. No le das agua, la dejás todo el tiempo al sol, no tiene sombra, no le das de comer. Pero sin embargo, cuando la vas a ordeñar, un chorrito de leche sale. Eso es Argentina. Todo el mundo la caga a palos, todo el mundo la defenestra, pero cuando tienen que hacerse cargo de ordeñar el país todos quieren estar. Entonces evidentemente algo de producto hay. Hay que ver quién se hace cargo de que eso crezca.

Aníbal Fernández era muy divertido, un desafío lindo porque era un ida y vuelta. En ese momento no todos llegaban, había que saltar una valla, se transformaba en un juego político interesante. Néstor y Cristina en su momento fueron desafíos gigantes. Porque no hablaban con nadie. Tampoco hablaban conmigo, me decían: "Pero a vos te dan bola". No, no me dan bola.

-No, tampoco. El formato permitía que yo pudiera saltar una valla, colarme por atrás de un auto. He hecho notas colgado de una escalera de una Traffic. Vos no podías ver a otros cronistas colgados atrás de una camioneta, porque el cuentito no daba para su formato.

La llenaría de por qué. ¿Por qué estamos peor que hace 20 años? ¿Por qué hay pibes que se reciben del secundario, ingresan a la facultad y no se reciben? ¿Por qué en este país, productor de comida, nosotros nos preocupamos por la comida? Yo no comparo a esta Argentina de hoy con la de hace 10 años. Comparo a mis hijos con el Gonzalito que tenía 8, 10 años. En mi casa no escuchaba la preocupación por el morfi. En mi casa se hablaba de: "Che, bueno, a ver si podemos empezar a ahorrar para comprarnos la casita". Y se ahorraba y se llegaba a comprar la casita. "Che, a ver si podemos empezar a ahorrar que quizás en 5 años podamos llegar al autito", y se llegaba al autito. Ibas laburando y llegabas. Yo iba caminando de mi casa al colegio e iba tranquilo. Te hablo de una comparación de Argentina de hoy con Argentina de hace 30 años. Obviamente era distinto. Tenías cero tecnología. Para poder tener teléfono me acuerdo que salías a la vereda para ver si llegaba. Pero vivíamos distinto, tranquilos. Jugábamos a las escondidas en la vereda. Hoy hay gente que no deja que vayan sus hijos al colegio caminando solos. Vos no podés ahora decirle a tu viejo: "Papá, me voy a dar una vuelta a la manzana en bicicleta". Entonces yo voy a eso, a esos por qué.

Sí. Este año me toca laburar. Yo arranqué con "Palo y palo" que era un programa tipo "Caiga" pero de fútbol. A los 4 meses se levantó y pasé a hacer lo mismo en TyC Sports. Desde el '99 al año pasado, hice todo "Caiga". Mi casa, porque era donde más tiempo vivía, fue "CQC". Fueron viajes, fue el mundo, fue el interior del país, meterme en el conurbano. A mí no me contó nada nadie. Ahora me dijeron: "Escuchame, vamos a cerrar la puerta por lo menos por un año de casa. Salí a la calle, salí a la vida, salí a la otra parte de la vida". Y descubrí que hay más laburo, que no voy a estar tan cómodo, y que los horarios se van superponiendo.

A las 5 de la mañana. Me voy a acostar más temprano y me levanto más temprano. Estamos de 7hs a 10hs en Radio El Mundo. Un proyecto lindo, divino. O sea, entra un tipo muy joven, al lado mío obviamente (risas) en una de las radios más antiguas de la Argentina. Quieren reformarla, quieren relanzarla. Y ahí entré yo, sin ninguna línea, sin ninguna bajada, como fueron los 15 años de Caiga, está buenísimo poder hacer lo que uno quiere. Voy a hacer una especie de programa con espíritu CQC, dentro de la radio.

De ahí me voy a ir al Trece. Cuando me llama la gente de Endemol le digo: "¿Qué querés que haga?", "Bueno, tenemos un programa diario. Es con Germán Paoloski. Vamos a salir todos los días. Vas a tener que estar en el piso". Y le digo: "No sé si está tan bueno que todos los días yo esté en el piso. Yo sé hacer lo que hago. Mi periodismo es lo que hago, no hay mucha vuelta de rosca para esto. Yo me muevo bien en la calle. Sé hacer un periodismo social. Me encantaría hacer lo que hago". Y me dicen: "Tenés razón. Hagamos lo que vos hacés. Démosle crédito a eso".

Por lo menos no me voy a poner la corbata. Voy a necesitar un uniforme distinto. No me voy a poner ni amarillo, ni rojo, ni naranja. Seguramente va a ser negro. Pero la corbata no. Si vuelve Caiga me la volveré a poner. Uno, dos, tres años, no lo sé.

Agradecimiento: Romina Sala, Peinado y Maquillaje. TW: @RSimagensocial