Justo José de Urquiza, el prócer olvidado

Primer presidente constitucional y destacado referente de la etapa fundacional de la Nación, su figura fue cuestionada desde vertientes historiográficas opuestas. Comerciante, militar, político, estanciero y empresario: trayectoria de un personaje multifacético

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Este 11 de abril se cumplen 145 años del fallecimiento de Justo José de Urquiza, primer mandatario argentino en vigencia de la Constitución de 1853. Lamentablemente, su figura ha sido injustamente olvidada o al menos no ha tenido la trascendencia que el personaje merece. Quizás esto se deba a que tanto la corriente historiográfica oficialista como la revisionista consideraron a Urquiza como alguien que traicionó sus causas. Para los revisionistas, Urquiza fue quien traicionó a Juan Manuel de Rosas cuando en 1851 decidió enfrentar al gobernador de Buenos Aires; por su parte, para la historia oficial Urquiza fue quien se opuso a los intereses de los hombres de Buenos Aires luego del Acuerdo de San Nicolás de 1852, lo que llevó a la secesión de la Provincia liderada por Alsina y Mitre.

Urquiza nació en la Provincia de Entre Ríos el 18 de octubre de 1801, hijo de don José Narciso de Álzaga y María Cándida García y González, su padre era un comerciante español proveniente de Vizcaya, su madre era una joven perteneciente a la clase acomodada de Buenos Aires. Al cumplir 16 años Urquiza fue enviado a estudiar a Buenos Aires al Colegio de San Carlos. Un par de años después regresó a Entre Ríos a ejercer la actividad comercial. Al cumplir 20 años, se involucra en la política cuando su provincia estaba en conflictos con Buenos Aires y Uruguay, y en 1826 es elegido diputado provincial.

Gobernador de Entre Ríos

A partir de ese momento se vio involucrado en los enfrentamientos que se dieron entre unitarios y federales desde 1828 en adelante. A veces del lado de los unitarios y otras con los federales, en un ambiente en el cual las lealtades eran muy inestables. En 1842 sucedió a Pascual Echagüe, quien gobernaba Entre Ríos desde 1832. Urquiza, por su parte, ejerció ese cargo entre 1842 y 1870, con algunas interrupciones, como cuando fue presidente entre 1854 y 1860. Su gobierno provincial, no distó mucho de lo que era el caudillismo de la época. De todos modos, hubo algunos aspectos que lo destacaron de otros gobernadores como la promoción de la educación, fundando el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, el más moderno de su época, que competía en prestigio con la educación de Buenos Aires y Córdoba. En cuanto a la economía, se destacó por un ordenamiento fiscal de las cuentas públicas, llevando un estricto control del gasto y la actividad de los funcionarios. Además, impulsó la construcción de edificios para escuelas, oficinas, teatros, cementerios, iglesias y capillas. También construyó represas para evitar las sequías, impulsando la agricultura y la ganadería, al tiempo que estimuló la instalación de fábricas de ladrillos, molinos, herrerías, hornos de cal y saladeros.

El Pronunciamiento y Caseros

Mientras fue gobernador, Urquiza fue bastante amplio en cuanto a quiénes podían publicar sus ideas en la prensa, de hecho llegó a haber tres periódicos simultáneamente e invitó a su provincia a emigrados federales y a unitarios. Este ambiente de libertad, hizo que algunos comenzaran a pensar que él podría ser el líder para sacar a Rosas del poder. Así, el 1º de mayo de 1851 se dio a conocer el "Pronunciamiento" por el cual la legislatura entrerriana aceptaba la renuncia periódica que hacía Rosas a la gobernación de Buenos Aires y a la representación de las relaciones exteriores. Así Entre Ríos retomó el manejo de su política exterior y guerra. Además, se decidió reemplazar de los documentos públicos el "¡Mueran los salvajes unitarios!", por el "¡Mueran los enemigos de la organización nacional!". Este "Pronunciamiento" implicó la ruptura con Rosas.

A mediados de ese año, Entre Ríos firmó un tratado con el gobierno de Montevideo y el Imperio del Brasil por el cual se aliaban para derrocar al uruguayo Oribe (aliado de Rosas) y llamar a elecciones libres. Cuando Urquiza llega al campo del Cerrito las fuerzas de Oribe se pliegan al ejército de Urquiza, quien dio una amnistía general, evitando el enfrentamiento armado. Ante esta situación Rosas declaró la guerra a Brasil que había participado de la invasión a Uruguay por el Norte, lo cual llevó a Urquiza a formar el Ejército Grande con Brasil con el que derrotó a Rosas en la Batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852, luego de la cual Urquiza dijo que "al fin pudo ponerse a la cabeza del gran movimiento de la libertad con que las Provincias del Plata deben sostener sus creencias, principios políticos, sus pactos federativos, no tolerar por más tiempo el criminal abuso que el gobernador de Buenos Aires ha hecho de los altos, imprescriptibles derechos, con que cada sección de la república contribuyó por desgracia a formar ese núcleo de dificultades que el general Rosas ha extendido al infinito,..."

San Nicolás, Buenos Aires y la Constitución de 1853

El acuerdo de San Nicolás del 31 de mayo de 1852 estableció la vigencia del Pacto Federal de 1831, eliminó los derechos de tránsito, convocó al congreso constituyente y designó a Urquiza director provisorio de la Confederación. Pero había dos cláusulas que disgustaron a Buenos Aires, como ser la igualdad de representación de las provincias en el congreso y el reparto proporcional de las rentas de aduana. Esto produjo debates en la legislatura bonaerense, en los que triunfó la postura separatista, la cual se materializó el 11 de septiembre de 1852.

Una vez separada Buenos Aires, Urquiza se dedicó a gobernar al resto de la Confederación y a asegurarse de que la asamblea constituyente cumpliera su objetivo. En la apertura de las sesiones se leyó un discurso de Urquiza en el que decía: "Porque amo al pueblo de Buenos Aires me duelo de la ausencia de sus representantes en este recinto. Pero su ausencia no quiere significar un apartamiento para siempre: es un accidente transitorio. La geografía, la historia, los pactos vinculan a Buenos Aires al resto de la Nación. Ni ella puede existir sin sus hermanos ni sus hermanos pueden existir sin ella." Y luego agregó: "Seré el primero en acatar y obedecer vuestras soberanas resoluciones. Mi crédito personal está comprometido en la libertad y el acierto de vuestras deliberaciones..." Por su parte, los miembros de la asamblea, al finalizar las sesiones, le dicen a Urquiza: "Vuestra es, señor, la obra de la Constitución, porque la habéis dejado formar sin vuestra influencia ni concurso..."

Finalmente con la constitución sancionada se procedió a la elección de los electores que escogieron a Urquiza como presidente y Salvador María del Carril como vice. Fue un gobierno falto de recursos por no contar con la aduana de Buenos Aires, que llegaba a representar casi el 80% de los ingresos totales. De todos modos, impulsó la colonización agrícola, la educación y fomentó la compra de terrenos para la explotación agrícola. Pero además, durante su mandato debió hacer frente a Buenos Aires, a la que derrotó finalmente en la Batalla de Cepeda de 1859, luego de la cual lanzó la siguiente proclama: "Basta: ¡por Dios! de sangre inocente sacrificada al capricho de bastardas ambiciones. Basta de guerra entre los hijos de la Nación Argentina, que sin ella sería hoy la más grande y poderosa nación del continente... No más unitarios ni federales: hermanos todos, la patria dolorida espera su ventura de los esfuerzos de todos. ¡No más bandos!, la Nación Argentina necesita de todos sus hijos de su felicidad y su grandeza... Cada día que durase esta situación, sería un día de calamidad; y el del ataque a la ciudad, un día de horrores...." El pacto de San José de Flores, del 11 de noviembre, fue el que estableció las condiciones para la reincorporación de la provincia, previa aprobación de la Constitución. Este sería uno de sus últimos actos de gobierno, ya que el 5 de marzo de 1860 lo sucedió en la presidencia Santiago Derqui. Dos meses después, Urquiza volvería a ser elegido gobernador de Entre Ríos hasta 1864; cargo al que volvería en 1868.

La Batalla de Pavón y su final

Mientras tanto, en 1861, Derqui debió enfrentarse con Buenos Aires, que no terminaba de cumplir con todo lo pactado en el acuerdo de 1859. Para ello recurrió nuevamente a Urquiza quien estuvo al mando de las tropas que se enfrentarían en la Batalla de Pavón. Aunque el entrerriano no quería seguir peleando, por lo cual trató de llegar a un arreglo con las fuerzas de Buenos Aires lideradas por Mitre. Le dijo a su amigo Molinas que "estaba traicionado por el presidente, que nos convenía más ser derrotados que triunfar y caer en manos de enemigos traidores; que procurase celebrar la paz a todo trance, porque viniendo Buenos Aires a la unión, las cosas cambiarían." Mitre se negó a realizar un acuerdo y los ejércitos se enfrentaron el 17 de septiembre de 1861. El resultado de la batalla no parecía inclinarse a favor de ninguno de los contrincantes, pero Urquiza se retiró a su provincia, dejando la victoria en manos de Mitre. Muchos de sus amigos y partidarios criticaron duramente esta decisión, ganándose más enemigos. Urquiza por su parte, creía que con esa decisión se terminarían las luchas fratricidas como lo había denunciado en 1859.

Luego de la Batalla de Pavón Urquiza regresó a ejercer como gobernador hasta 1864. En esta oportunidad continuó promoviendo la educación y la economía, siguiendo los principios que se habían establecido en la Constitución Nacional al influjo de Alberdi, quien había sido nombrado Ministro Plenipotenciario en Europa durante la presidencia del entrerriano. En 1868 volvería a intentar ser presidente de la nación, pero obtuvo sólo 28 votos de los electores contra los 79 que obtuvo Sarmiento quien terminó siendo presidente en 1868. Así las cosas, Urquiza volvió a ser elegido gobernador de su provincia para el período 1868-1872. En 1870 decidió invitar a su residencia, el imponente Palacio San José, a Sarmiento como muestra de buena voluntad y espíritu conciliador. Pero esto no cayó bien entre sus adversarios que decidieron poner fin a su vida. Ricardo López Jordán fue el promotor de un levantamiento contra Urquiza quien fue asesinado en su residencia el 11 de abril de 1870.

Su Legado

Justo José de Urquiza fue un personaje multifacético como muchos de sus contemporáneos. Comerciante, militar, político, estanciero y empresario. Supo destacarse en cada una de estas facetas. Su momento de mayor exposición fue durante la década de 1850 cuando decidió encabezar el movimiento que derrocaría a Juan Manuel de Rosas y se puso a la cabeza de la organización nacional que culminaría con la sanción de la Constitución y su elección como Presidente. No fueron tiempo sencillos ya que durante su mandato Buenos Aires decidió separarse de la Confederación lo cual lo privó de los inestimables ingresos de la Aduana porteña. De todos modos, desarrolló su actividad siguiendo los preceptos de la Carta Magna. Luego en la Batalla de Pavón decidió terminar con la lucha interna para evitar que la disputa con Buenos Aires se prolongara con el consecuente derramamiento de sangre entre hermanos. Así las cosas se retiró del campo de batalla entregando la victoria a Bartolomé Mitre. Muchos de sus seguidores no lo entendieron ni se lo perdonaron, pagándolo con su vida. Su figura ha sido injustamente olvidada ya que fue uno de los grandes políticos del momento fundacional de la nación. Gracias a su decisión y liderazgo se dio inicio a un proceso que permitiría con el progreso del país a finales del siglo XIX.

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