El kirchnerismo dejará un nivel de pobreza similar al de los 90

Luego de los dichos del ministro Kicillof admitiendo que desconocía la cantidad de pobres y calificando su medición de "estigmatizante", el tema vuelve a estar en el centro del debate. Varios cálculos la sitúan alrededor del 25%, cifra cercana a la registrada al final del menemismo

Adrián Escandar 162

Según Axel Kicillof, la pobreza en Argentina no se mide porque sería, en sus propias palabras, un dato "estigmatizante." Que el titular de la cartera Economía se niegue a medir la pobreza es como si el ministerio de Salud se negase a relevar estadísticas de epidemias y enfermedades argumentando que es "discriminador." Kicillof no puede hacer más por la pobreza que no mide que un ministro de salud puede hacer por controlar epidemias sin datos concretos.

Si bien para el ministro medir la pobreza puede ser un proceso "muy difícil", los mismos datos del INDEC permiten inferir una aproximación a cuál es el nivel de pobreza luego de 12 años de kirchnerismo. Lo que sigue es un cálculo muy fácil de cómo tener una estimación de pobreza si la misma no se mide de manera directa y específica y el Gobierno tampoco confía en estimaciones privadas.

La pobreza se mide por el número de personas con un ingreso menor a la Canasta Básica Total (CBT), y la indigencia por el número de personas con un ingreso menor a la Canasta Básica Alimentaria (CBA). Los últimos valores oficiales de CBA y CBT son a diciembre del 2013. Estos valores, sin embargo, están subestimados dado que el nivel de inflación oficial es notablemente menor a la inflación verdadera. Para obtener valores más precisos podemos tomar los valores de CBA y CBT a diciembre del 2006 y actualizarlos a diciembre del 2014 con la inflación según el IPC-Congreso. El INDEC, por ejemplo, publica sus estimaciones de variaciones de precios, pero no los precios actuales, por lo que no es posible corroborar los datos oficiales.

El cuestionado organismo, al menos por ahora, sigue publicando datos de distribución del ingreso. Si tomamos entonces el CBA y CBT para el Gran Buenos Aires y lo comparamos con la distribución del ingreso de la misma región, entonces la indigencia se encuentra alrededor del 8% y la pobreza alrededor del 25%. Este cálculo podría considerarse optimista, dado que da un poco por debajo de otros cálculos más elaborados como el del Observatorio Social de la UCA y la CGT. Para obtener datos más precisos, el INDEC debería hacer su trabajo y medir la pobreza, tal como lo hacen los centros estadísticos de cualquier país serio.

Igual que los medicamentos, el éxito de los planes sociales se mide por qué tan rápido hacen efecto y se vuelven innecesarios, no por cuánto hay que incrementar la dosis.

Estas estimaciones permiten sacar dos conclusiones. En primer lugar, la pobreza que está dejando el gobierno K luego de 12 años es similar a la de la gestión de Menem durante los 90. Menem hereda de Alfonsín en 1989 una tasa de pobreza del 36.6%. Cae a un mínimo de 17.25% en 1993 y deja el gobierno en 1999 con una tasa de pobreza del 26.9%. No sólo no es un número muy alejado de este sencillo cálculo, sino que desde el 2012 los salarios vienen creciendo a un ritmo menor que a inflación. Dada la desaceleración de la economía, es difícil de esperar que esto se revierta en el corto plazo. Es de esperar, entonces, que la pobreza puede empeorar durante el 2015 antes que Cristina Kirchner deje la presidencia.

En segundo lugar, según datos de la CEPAL, Argentina tendría tasas de pobreza superiores a las de Brasil y Costa Rica. De hecho, Argentina, que supo diferenciarse del resto de América Latina, hoy tiene tasas de pobreza similares al promedio de la región. El kirchnerismo es un modelo donde sus funcionarios ven su riqueza crecer a tasas chinas al mismo tiempo que los niveles de pobreza aumentan.

Debería ser evidente que el Gobierno no sólo tiene problemas para calcular datos, sino que también tiene un serio problema de diagnóstico. Igual que los medicamentos, el éxito de los planes sociales se mide por qué tan rápido hacen efecto y se vuelven innecesarios, no por cuánto hay que incrementar la dosis.

El autor es economista y profesor.