La mandataria chilena, a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Michelle Bachelet/a, arribó durante la noche a Copiapó para ponerse al frente de las tareas para monitorear la emergencia que se vive en el norte del país producto de las lluvias. La catástrofe ya dejó tres muertos y 22 desaparecidos.
Apenas llegó, la presidente encabezó una reunión con autoridades locales en la Intendencia de Atacama. Luego de la cita, se refirió al desastre natural: "Se está viviendo una situación sumamente difícil. El gobierno está haciendo todo lo humanamente posible".
De acuerdo a lo que publica La Tercera, Bachelet agregó: "El diagnóstico previo era que aquí había una sequía enorme, entonces una lluvia no necesariamente era una catástrofe. Prever es muy difícil, porque no se sabía".
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"Ustedes ven que en Copiapó, más que el río es la activación de las quebradas y, por lo tanto, son áreas donde es difícil prever tres días antes".
Además, hizo un llamado a las personas que puedan autoevacuarse a concurrir a los albergues establecidos. "Mañana van a llegar más medios que van a permitir evacuar a gente que hoy no se logre evacuar con los medios que existen acá y eso se va a continuar. Hoy se evacuó a un grupo muy importante de personas y se están haciendo todos los contactos para buscar otro tipo de vehículos que, aunque haya caudales altos, puedan llegar, ojalá, lo más cerca de las personas", afirmó.
La presidente decretó el estado de excepción en Tierra Amarilla, Alto del Carmen, Copiapó y Antofagasta; y admitió que existe una "situación sumamente difícil" en el norte.
En esta línea, afirmó que las autoridades están haciendo un levantamiento de toda la información porque hay lugares a los que no se ha llegado.
Según los medios radiales, las calles de la ciudad de Copiapó que bajan desde la cordillera (zona oriente) son verdaderos ríos mientras las vías que las atraviesan están convertidos en lodazales.
Los camiones militares que se desplazan con mucha dificultad debido a la fuerza de las aguas, han ido rescatando a la gente que aún permanece en sus viviendas, algunas de las cuales subieron a las techumbres por temor a ser arrastradas por el torrente.