"Este es el momento en que Obama puede actuar por su legado"

La especialista Jennifer McCoy explicó a Infobae que Estados Unidos necesitaba cambiar su política con Cuba y aclaró que la tensión con Venezuela no implica un desplazamiento de La Habana a Caracas

Reuters 163

Hace poco, cuando el gobierno de Barack Obama se abrió a normalizar las relaciones con Cuba congeladas durante medio siglo, a href="http://www2.gsu.edu/~poljlm/" rel="noopener noreferrer" Jennifer McCoy/a, profesora distinguida del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Estatal de Georgia publicó el artículo: "The US-Venezuela-Cuba Triangle".

Mencionaba allí que las sanciones del Congreso contra Venezuela, el 10 de diciembre pasado, coincidían pero no estaban relacionadas con el anuncio de la apertura del diálogo entre los Estados Unidos y Cuba que el presidente Barack Obama hizo una semana después. No había, pues, un desplazamiento del eje de las sobras de la guerra fría de La Habana a Caracas.

Escribió: "El gobierno de Obama ha estado negociando durante dieciocho meses con Cuba para acordar un intercambio de prisioneros que permitiera el progreso en otros frentes. El Senado y la Cámara de Representantes aprobaron las sanciones para Venezuela contra las objeciones iniciales del Departamento de Estado".

También recordaba que aún si el gobierno de George W. Bush "había aplaudido el intento de golpe contra [Hugo] Chávez en 2002", la relación comercial entre los dos países, dominada por las exportaciones de petróleo de Venezuela a los Estados Unidos y la propiedad y administración 100% venezolanas de las gasolineras de Citgo, "nunca fueron interrumpidas".

­–Ahora que la Casa Blanca sigue su política de diálogo con Cuba y se promulga la orden ejecutiva con las sanciones del Congreso, ¿ve alguna contradicción, o alguna diferencia en las relaciones entre Obama y Raúl Castro y Obama y Nicolás Maduro?

Se trata de dos casos muy diferentes. El caso del conflicto con Cuba llevaba cincuenta años, y dentro de los Estados Unidos ha habido una presión prolongada, mucho lobby y durante mucho tiempo, para cambiar esas relaciones. Las negociaciones comenzaron antes de las últimas elecciones parlamentarias, pero no se hicieron públicas hasta después. Son los dos últimos años de la gestión de Obama. Ya no hay otras elecciones a las que pueda presentarse. Y este es el momento en el que él puede actuar por su legado. El momento político en los Estados Unidos ha sido muy importante para inducir a la gestión de Obama para finalmente tomar el riesgo de este déclenchement con Cuba. Se sabía que iba a enfrentar mucha crítica del ala conservadora del Partido Republicano y de los cubano-estadounidenses en general de ambos partidos, Republicano y Demócrata.

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­–¿Y la evolución del caso de Venezuela?

Es un conflicto diferente y más nuevo. Ya desde temprano, durante el gobierno de Chávez: en 1999 hubo una inundación grave en Venezuela, y los Estados Unidos ofrecieron enviar aeronaves para responder a la emergencia, pero el presidente rechazó la ayuda. Las tensiones surgieron en los primeros años de Chávez. Pero es importante notar que aunque hubo picos, como el retiro de embajadores, la relación comercial –es decir, el comercio del petróleo– nunca se interrumpió. Nunca hubo sanciones económicas o bloqueo, como en Cuba.

El artículo de la directora del Programa para las Américas del Centro Carter (donde antes condujo el Proyecto sobre Mediación y Monitoreo en Venezuela) recuerda que, pase lo que pase, La Habana sigue siendo el aliado más fuerte de Caracas, a quien no abandona por intentar normalizar sus relaciones con los Estados Unidos. Y concluye, sobre la necesidad de un cuidado internacional de los derechos humanos: "El cambio de Cuba en este punto sería una apertura bienvenida y podría animar a Venezuela a que la siguiera. Si así fuera, las mejores condiciones de derechos humanos eliminarían otro obstáculo para mejores relaciones con los Estados Unidos".