El debate por los los padres 'anti vacunas' comenzó en las redes sociales y hoy se convirtió en un "big issue" en todo Estados Unidos. Genera controversias y es un eje fundamental de campaña para las próximas elecciones presidenciales de 2016.
El disparador que reavivó la polémica fue un brote de sarampión, enfermedad erradicada desde el año 2000 en el país. El insólito caso ocurrió en Disneylandia, Los Ángeles, en diciembre del año pasado y se especula que pudo tratarse de un 'caso importado' que tuvo gran magnitud por entrar en contacto con chicos 'no' vacunados. El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa.
En este contexto, se deben fijar ciertos límites: ¿El Estado debe interferir en la intimidad de las familias? Mientras se exponen diferentes opiniones, continúan en aumento los índices de contagio y brotes infecciosos.
La argumentos que ofrecen los padres 'anti-vacunas' -generalmente vinculados a grupos ecologistas, naturistas o a grupos religiosos- tienen que ver con la falta de confianza en la efectividad de las mismas y con los agentes extraños que introducen en el cuerpo de sus hijos. Muchos de ellos se basan en investigaciones de la década del 90' -hoy ya desacreditadas- que relacionaron a las vacunas con casos de autismo. También, hay teorías conspirativas que circulan por las redes sociales y que sugieren que los médicos y las compañías farmacéuticas "lucran" económicamente a través de las vacunas.
Sin embargo, este último argumento está históricamente infundado. Durante mucho tiempo, la industria de las vacunas fue la producción menos rentable en el negocio de los fármacos, por la combinación que significan los altos costos de producción, los bajos precios de mercado, y la estricta regulación. De todas formas, la creciente demanda, particularmente en los países en vías de desarrollo, ayudó a que la industria 'repunte'. Si bien es cierto que hoy las grandes compañías generan dinero a través las inmunizaciones, no es una razón suficiente para evitarlas.
La a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" ciencia/a por su parte ha demostrado que sus resultados no son discutibles. Además, las compañías farmacéuticas necesitan incentivos para seguir produciendo vacunas ya que, independientemente de las ganancias, los beneficios sociales de la vacunación son enormes -en vidas salvadas y dinero ahorrado-.
En Estados Unidos, un estudio sobre los beneficios de la vacunación estima que entre 1994 y 2013 se produjo un ahorro neto de $295 mil millones de dólares en costos directos y 1,38 mil millones en costos totales para la sociedad. Si se miran los últimos 50 años del mercado de las vacunas, sonaría extraño pensar que las ganancias podrían haber sido la única motivación de la producción de vacunas. De hecho, el 83 por ciento de los estadounidenses cree que la vacuna MMR (contra el sarampión, las paperas y la rubéola) es segura.
Tal es el debate que logró atravesar las fronteras de Twitter y Facebook para instalarse en la agenda política. Una familia puede optar por 'no' vacunar a su hijo, pero, ¿a qué costo? Podría poner en riesgo a otros niños que no están en edad de vacunarse o que tienen bajas las defensas.
En campaña
El gobernador de Nueva Jersey y potencial candidato presidencial por el Partido Republicano Chris Christie dijo que las vacunas "son importantes para la salud pública" pero que "los padres tienen que tener algún tipo de margen de elección en las cosas". Por otra parte, Rand Paul, otro potencial candidato republicano, médico y senador se diferenció de los 'anti-vacunas', pero resaltó que "el Estado no es dueño de los niños". Hillary Clinton por su parte, se manifestó por Twitter: "La Ciencia es clara: La Tierra es redonda, el cielo es azul y las #vacunasfuncionan" y llamó a "proteger a nuestros niños".
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