Su tono no se altera nunca. Sólo le molesta una cosa: que lo acusen de ser un "líder populista". Es que Tabaré Ramón Vázquez Rosas padeció los métodos más ruines de la política desde temprana edad. Fue durante su vida en La Teja, su pueblo nata. Allí y bajo el comando del Partido Colorado -según relata Cecilia Custodio Ruibal en su libro "El Método Tabaré"- para conseguir algo había que convertirse en "alcahuete" de los comités partidarios.
Ruibal escribió un pormenorizado libro editado por Sudamericana, en el cual detalla la personalidad del nuevamente presidente de Uruguay desde el punto de vista del ejercicio del poder. Para ello, la autora consultó a decenas de voces que convivieron a diario con Tabaré desde hace casi treinta años, cuando el médico oncólogo decidió volcarse a la política tras haber incursionado con éxito en el modesto Club Progreso, donde fue su autoridad máxima, logró su ascenso y consiguió que participara en la Copa Libertadores.
De perfil bajo y "tímido", los grandes discursos no eran el fuerte de Tabaré. Y el primero ante una multitud resultó una experiencia traumática aunque "educativa" para quien poco tiempo después alcanzara la intendencia de Montevideo. El nóvel político aprendía rápido y demostraba una fortaleza anímica sorprendente. Fue durante la campaña de 1989, cuando en su propio partido pocos apostaban por él. El único que estaba convencido del éxito de su campaña era él mismo.
Consciente de esa limitación ante las grandes audiencias, el candidato a intendente estableció un nuevo "método": caminar y enfrentarse cara a cara con los vecinos de esa gran ciudad capital. Fue así que en la primera de los recorridos tuvo a su lado a uno de sus hijos y a su mujer. Esa primera vez transitó doce kilómetros en nueve horas. Agotador. Pero logró cambiar el contacto con la gente. Y la experiencia se repitió. Y la intendencia fue suya.
En el municipio, según cuenta Ruibal, se consolidó el modelo de gestión de Tabaré: practicidad aferrado a sus convicciones y valores. La primera prueba de fuego se dio en una pulseada que mantuvo con los vendedores ambulantes, que por aquel entonces se multiplicaban en las calles de Montevideo. No cedió en su postura y consiguió convencerlos. De ser necesario, había advertido, usaría la fuerza del Estado para correrlos del lugar donde no debían estar. Una sorpresa para la izquierda tradicional. Pero una muestra de cómo el hombre de La Teja entendía la administración del poder real.
Puertas adentro del Frente Amplio, Tabaré jugaba siempre fuerte. Los enfrentaba cada vez que le cuestionaban sus posiciones y más de una vez los colocó ante la espada y la pared. "De acá me voy a la Intendencia o a mi casa", resume la autora de "El Método Tabaré". Pero también era un líder natural. Los alentaba, los motivaba y los guiaba a la victoria cada vez que sentía que la moral del equipo podía estar a la baja.
La postulación de Vázquez para la Presidencia imprimió un momento de épica a la historia y los manuales uruguayos. Cuenta Ruibal que a mediados de 2004, en el lecho de muerte de Líber Seregni (líder del partido hoy gobernante), el veterano político reunió a quienes mayor proyección tenían en el Frente Amplio –Tabaré y a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Danilo Astori/a- y les dijo: "Me siento eufórico de recibir esta visita. Tú, Tabaré tendrás a cargo la política del país, y tú, Danilo, la economía; pero sabiendo que siendo imprescindibles las funciones que ambos cumplirán, la política debe conducir a la economía". Seregni estaba planteando la fórmula del éxito de Uruguay de la siguiente década.
La campaña fue agotadora y el triunfo en las urnas resonante. La izquierda llegaba al poder en Uruguay y había dejado a dos partidos históricos fuera de competencia. Una nueva era se escribía en el Río de la Plata de la mano de un médico de La Teja que cobró popularidad de la mano del fútbol, que mostró eficiencia en la intendencia más populosa del país y que tenía por delante un desafío nuevo no sólo para sí, sino para un partido nuevo para el poder y la población.
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En su libro, Ruibal recuerda que uno de los mayores desafíos que debió afrontar Tabaré no fue interno, sino externo. Fue el conflicto que mantuvo el gobierno uruguayo con la Argentina, a raíz de la instalación de la planta de Botnia, una pastera que se radicaría a orillas del río que comparten ambas naciones. Incluso, esta crisis obligó al presidente uruguayo a evaluar la opción bélica y a movilizar al Ejército. La autora relata con lujo de detalles los momentos que vivió el Presidente y cómo manejó el grave asunto.
En diálogo con Infobae Ruibal contó que el estilo de Tabaré no cambiaría en este nuevo mandato. "Se espera una manera de gobernar similar a la anterior. Vázquez es ejecución y ejecución, es un estilo muy diferente al de (José) Mujica, más declarativo", expresó. La periodista y escritora también contó que el Presidente se "autogestionó como líder" y que su caso es digno de estudio: fue el primer intendente de izquierda de Montevideo y el primer mandatario de izquierda del país. Un récord teniendo en cuenta que no proviene de la política tradicional interna.
"
", explica
en su contacto con este medio. Quizás eso haga referencia al estilo y "
" de gestión de gobierno que mantendrá el médico presidente, pero también a una promesa que
mantendrá. Es la que hiciera al antiguo líder
en 2004.
mantendrá en su gabinete a
como ministro de
. Pero sobre todo mantendrá algo más valioso: su palabra.