Muchos creen que Raúl Castro quiere mantener el control durante una suerte de transición, hasta que él se vaya dentro de dos años. Pero estos cambios económicos y estos nuevos anuncios se dan en años muy especiales
Es el tiempo intermedio entre dos congresos del Partido Comunista Cubano (PCC): el 6to., que en 2011 declaró que "en la actualización del modelo económico, primará la planificación y no el mercado" y el que se celebrará en abril de 2016, que acaso cambie la retórica dado que el sucesor, el actual vicepresidente Miguel Díaz-Canel, es el primer civil que gobernará Cuba tras los Castro y pertenece a otra generación: nació luego de la revolución, en 1960.
"Me temo que no", descartó Sebastián A. Arcos, director adjunto del Instituto de Investigaciones Cubanas de Florida International University (FIU). "El Estado cubano controla todavía el 90 por ciento de la economía, incluidos sus sectores más lucrativos (turismo, tabaco, ron, minerales, biotecnologíaa). Además, el 80 por ciento está controlado directamente por los militares cubanos. Igual que ha sucedido con toda inversión extranjera en Cuba hasta ahora (de Europa, Canadá y América Latina), el Estado cubano va a cosechar todos los beneficios de cualquier inversión estadounidense, que todavía está prohibida por la normativa del embargo."
Marifeli Pérez-Stable, profesora de Estudios Globales y Socioculturales en la Escuela de Relaciones Internacionales y Públicas de FIU coincidió, enfática: "El último frente que los ancianos del gobierno cubano van a entregar es el de la ideología".
Arcos no prevé cambios en el congreso del PCC por venir: "Raúl Castro no está conduciendo una transición a la democracia y la economía de mercado. Al contrario, está dirigiendo una transformación (como la definió Samuel Huntington en La tercera ola) del modelo de régimen de Fidel Castro a uno menos rígido, pero todavía represivo y antidemocrático."
Lo comparó con Rusia: "En este escenario, Raúl traspasará el régimen a un grupo selecto de seguidores, incluidos miembros de la familia y amigos fieles, quienes probablemente intentarán evolucionar hacia un modelo similar al que mantiene [Vladimir] Putin: mucho capitalismo y quizá elecciones regulares, pero todo controlado con firmeza".
Por otro lado, esa élite militar y sus familiares, más aquellos que tienen acceso a las divisas (legalmente o por corrupción), han generado una diferencia social visible: una suerte de burguesía recreada vive con recursos, mientras que para el resto de la población hay subsistencia socialista.
"Ya se ve esa pequeña burguesía, que son como una imitación", dijo Silvia Pedraza, profesora del Departamento de Sociología y el de Cultura Americana en la University of Michigan (UM). "Y también me recuerda mucho un proverbio francés: Plus ça change, plus c'est la même chose (A más cambios, más de lo mismo). Eso ya se ve en las casas en que viven, en la forma en que viven, en las fiestas de quinceañeras, en las celebraciones de las bodas... Se ve un cierto retorno a una sociedad de consumo donde la gente se mide los unos a los otros por el tamaño de la casa, cuántas croquetas y cuántos pastelitos pudo servir..."