Kluiberth Roa, el niño de 14 años que fue asesinado ayer en una marcha opositora en el estado venezolano de Táchira, recibió en el cráneo el impacto de un perdigón de plástico de una escopeta que "no debe ser usada en manifestaciones públicas, ni en el rostro, porque el resultado es fatal", según informó hoy el defensor del pueblo, Tarek William Saab.
El tipo de arma con la que presuntamente el agente de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) Javier Mora remató al adolescente fue establecida por el Ministerio Público a través de un peritaje. La Fiscalía imputó hoy por su supuesta participación en la muerte del joven a Mora, que ya habría confesado.
Saab lamentó que la muerte del menor de edad, que se había acercado a la marcha para auxiliar a unos estudiantes heridos, se haya desencadenado "vilmente, por el uso impropio, indebido, ilegal y criminal de un arma", de acuerdo con lo reportado por el diario El Nacional.
"Esperamos que sea ejemplarmente sancionado"
"El Ministerio Público tuvo una actuación correcta, incluso el propio cuerpo policial responsable de este funcionario colaboró y lo entregó. Un tribunal, en el día de ayer, luego de hechas las experticias, comenzó a juzgarlo por el delito de homicidio en su máxima expresión y esperamos que sea ejemplarmente sancionado", consideró.
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La protesta en la que fue ejecutado Kluiberth se realizaba en San Cristóbal, ciudad del estado de Táchira, donde estudiantes de la Universidad Católica marchaban en contra del gobierno de Nicolás Maduro. Los incidentes empezaron cuando la PNB comenzó a reprimir a los manifestantes.
"Uno de los niños se acercó a limpiarle las heridas a un chamo de la Uni. El chamo se voltea y grita: 'Corran que se vienen los tombos (policía)'. El niño no logró escaparse y se escondió debajo de un carro. Pero los policías se dieron cuenta, lo sacaron de debajo del carro y le metieron el tiro a quemarropa", relató una mujer que participaba de la protesta.
Este miércoles al mediodía se realizó una misa para despedir los restos del adolescente. El cortejo fúnebre partió del mismo lugar donde fue asesinado y se dirigió luego al cementerio metropolitano El Mirador. En el entierro participaron cientos de personas, que se acercaron para exigir justicia y darle su apoyo a la familia.
"¿Alguien me va a devolver a mi hijo?", fue el desgarrador grito de la madre del adolescente cuando se enteró de la noticia. "Esto no se va a quedar así, el pueblo va a seguir protestando", afirmó ayer el padre de Kluiberth, Erik Roa, desde la puerta de la morgue. Hoy, además, hubo distintas manifestaciones en Venezuela para condenar el asesinato del joven.