"Aquí no ha empezado nada", descartó el profesor de la Universidad de Miami Jaime Suchlicki que el 17 de diciembre pasado, con los anuncios conjuntos de Barack Obama y Raúl Castro, haya comenzado un proceso de cambios en las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba. "Lo que ha pasado es que los estadounidenses quieren más turistas en la isla y Raúl dijo 'Ok, mándenme más turistas'. No ha habido un proceso de cambio interno en Cuba."
Suchlicki es un especialista en la historia de Cuba, donde nació. Dialogó con iInfobae/i desde su oficina en el Institute for Cuban and Cuban-American Studies (ICCAS), que dirige, en la University of Miami; allí también edita el Cuban Affairs Journal. En esa misma universidad de la Florida ocupa la cátedra de Historia Emilio Bacardi Moreau. Ha publicado Cuba: From Columbus to Castro, que ha llegado a cinco ediciones desde su salida en 2006; Mexico: From Montezuma to NAFTA (2003) y University Students and Revolution in Cuba (1969), entre otros trabajos.
–¿Qué impresión le han dejado las audiencias en el Subcomité de Relaciones Exteriores del Senado?
He visto que invitaron a opositores de Cuba, y la mayoría de ellos ha mostrado una posición bien negativa con respecto a las medidas que ha tomado el presidente Barack Obama, en parte porque no se ha consultado a la disidencia en Cuba, y en parte porque ellos creen que las medidas que el presidente está tomando van a ayudar al régimen de Raúl Castro, y que el régimen de Raúl Castro no ha ofrecido concesiones de tipo alguno para los cambios que están ofreciendo los Estados Unidos.
–En esta primera etapa, ¿qué posibilidades de intercambio hay, en particular dadas las diferentes expectativas de cada parte?
Creo que este es un cambio muy, muy lento, y muy difícil. Creo que se va a demorar muchísimo tiempo en normalizar las relaciones porque los Estados Unidos son los que quieren ofrecer concesiones pero el gobierno de Cuba no está dispuesto a ofrecer concesiones significativas a su vez. El gobierno de Cuba es aliado de países como Venezuela e Irán, países que son enemigos de los Estados Unidos. Y Cuba no está dispuesta a dejar de ser un país antiamericano para convertirse en un amigo del presidente Obama.
–En esa lentitud, ¿qué sucede con los temas más importantes?
El gobierno de Cuba tiene el temor de que si ellos abren el proceso económico se les va a ir el poder de las manos: que va a llevar a más manifestaciones en la isla, que va a provocar un cambio político. Ellos están interesados en permanecer en el poder y pasarles el poder a sus sucesores y a los militares, que son los que controlan el poder. Raúl Castro quiere mantenerse en el poder por los dos años que le faltan, dejarle el poder a sus hijos y a sus aliados y sus socios militares, y no que esto se transforme o que él al final de su vida se encuentre con una rebelión popular. Él quiere tranquilidad, control, y que eso continúe hasta que él se vaya para dejar todo en manos de otro.
–Uno puede saber cómo empieza un proceso, pero la dinámica económica y social es impredecible.
Por eso él no ha empezado el proceso. Aquí no ha empezado nada, aquí no ha pasado nada. Lo que ha pasado es que los estadounidenses quieren más turistas en Cuba y Raúl dijo "Ok, mándenme más turistas". No ha habido un proceso de cambio interno en Cuba. Las reformas que él ha introducido –si se pueden llamar reformas: creo que son pequeños cambios– no están llevando a Cuba hacia una economía de mercado, no están transformando la economía de Cuba: son medidas muy limitadas para sobrevivir a la situación difícil y para sacarse varios cientos de miles de trabajadores de la nómina del Estado y pasarlos a las empresas privadas. El cuentapropismo, las 181 profesiones arreglar fosforeras, vender pizza... son cosas que no ayudan a la economía del país. No abre la economía, no permite a los cubanos exportar sus productos, ser aliados de corporaciones extranjeras. Por lo tanto no tiene impacto, es muy limitado.
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–Cuba necesita inversiones y el Poder Ejecutivo de los Estados Unidos podría habilitarlas con sus atribuciones, sin el Congreso. ¿Qué pasaría?
El problema con las inversiones en Cuba van a ser muy limitadas. El mercado interno es muy pequeño. Las corporaciones estadounidenses que quieren invertir van a querer hacerlo en un sistema legal que sea transparente y proteja a las inversiones de los Estados Unidos. Y está el problema de la confiscación de propiedades estadounidense en los años '60s: hasta que eso no se resuelva, no puede haber inversiones. Y el Poder Judicial en Cuba es del Estado, todo está controlado: los abogados trabajan para el gobierno, los jueces trabajan para el gobierno. No hay un sistema independiente legal.
–Además de las atribuciones que él puede el presidente Obama ha llamado al congreso a levantar el embargo. ¿Cuál es su perspectiva?
El Congreso no va a levantar el embargo. El embargo no es el problema de Cuba. El problema de Cuba es el sistema, que no funciona. Como no funcionaron el sistema de Europa del Este o el sistema de la Unión Soviética. Además, a pesar del embargo, Cuba comercia con todos los países del mundo. Tiene negocios con todo el mundo, puede comprar todo lo que quiera en el mundo. El problema es que no tiene capacidad para comprar porque el sistema no produce.
–¿Importa el embargo? Los Estados Unidos han sancionado a empresas locales, como JP Morgan Stanley Chase, y a otras de terceros países, como Canadá, por comerciar con Cuba debido a la ley Helms-Burton, parte central del embargo.
No sé cómo funciona esto con la ley Helms-Burton. Hay gente que ha violado la Ley Helms-Burton y por eso naturalmente la van a sancionar.
–¿Y hasta qué punto es un argumento defensivo del gobierno cubano: el embargo impide el crecimiento?
Yo entrevisto cubanos que vienen de la isla. Ya nadie cree que el embargo es la causa de los problemas en Cuba. Eso ya no es más que un mito. Todos los cubanos dicen que lo que no funciona allá es el sistema, no el embargo. El que no haya mango, papas y plátano en Cuba no tiene que ver con el embargo, tiene que ver con la producción de agricultura.
–¿Qué función cumple hoy embargo, por lo cual en su opinión el Congreso no lo levantará?
En primer lugar es una sanción moral a la dictadura en Cuba, a las violaciones a los derechos humanos. En segundo lugar no les permite a los Estados Unidos darles préstamos a Cuba, no le permite a grandes cantidades de turistas estadounidenses ir a la isla, no le permite a Cuba comprar tecnología en los Estados Unidos. Tiene su valor real. Desde el punto de vista moral, definitivamente debe mantenerse. Ningún país regala su política. Si el gobierno de Cuba está dispuesto a hacer concesiones, creo que se debe cambiar el embargo. Pero si el gobierno de Cuba está exigiendo, en vez de ofrecer, condiciones, que se quede el embargo. Ya cuando se vaya Raúl habrá tiempo para sentarse con los futuros líderes a hablar.
–Usted mencionó que Cuba es aliada de países enemigos de los Estados Unidos. ¿Debe permanecer en la lista de países que apoyan el terrorismo?
Cuba continúa apoyando a grupos terroristas en el mundo, especialmente Hezbolah y Hamas; hay terroristas de los Estados Unidos que se fueron para Cuba, como JoAnne Chesimard, que está en la lista de los terroristas más buscados del FBI; tiene terroristas de la ETA, la organización separatista terrorista española. Cuba está metida con países terroristas y es aliado de Irán: Cuba no debe sacarse de la lista.
–En la primera ronda se manifestaron obstáculos en temas centrales, como derechos humanos. ¿Cómo ve esa discusión?
Es una discusión que no tiene sentido para los Estados Unidos. Cuba tiene una posición distinta: no va a ofrecer concesiones. Tiene a 11 millones de cubanos bajo su control. En Cuba no hay Internet, en Cuba no hay libertad de prensa. Yo no sé por qué estamos hablando de derechos humanos.
–Desde que se hicieron los anuncios ha aumentado la cantidad de cubanos que intentan llegar a los Estados Unidos, por temor a que se elimine la Ley de Ajuste, que les ofrece ventajas migratorias. ¿Podría pasar?
La Ley de Ajuste Cubano va a cambiar. La van a ajustar más y van a enfatizar que sean perseguidos políticos que llegan a los Estados Unidos, no cualquier cubano que llega a los Estados Unidos. La estampida se explica porque la gente está esperando que la quiten, y quiere llegar a la costa estadounidense primero.
–El primer paso es reestablecer relaciones: ¿vale la pena tener embajada?
Si permiten que los diplomáticos vean a la disidencia... Pero ya Cuba dijo que no.
–Es una condición de los Estados Unidos.
Veremos si Cuba va a acceder. ¿Si vale la pena? Creo que ni pincha ni corta.