"Esperemos que algún día los dioses o el azar devuelvan la sensatez y la lucidez a la Argentina"

Mario Vargas Llosa hizo un crudo análisis de cómo países de América Latina y Europa deciden "empobrecerse, barbarizarse y corromperse". Venezuela y Grecia, los otros ejemplos

NA 162

En una columna de opinión en el diario español El País, el reconocido escritor a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Mario Vargas Llosa/a hace una analogía entre una vieja tradición japonesa llamada "El Harakiri" (caballeros que se suicidaban) y las decisiones políticas de los gobiernos de América Latina y Europa.

"El harakiri es una noble tradición japonesa en la que militares, políticos, empresarios y a veces escritores (como Yukio Mishima), avergonzados por fracasos o acciones que, creían, los deshonraban, se despanzurraban en una ceremonia sangrienta", explica Vargas Llosa. Aunque aclara que "los caballeros nipones ya no se suicidan", asegura y fundamenta que "el ritual de inmolación es colectivo y lo practican los países que, presa de un desvarío pasajero o prolongado, deciden empobrecerse, barbarizarse, corromperse, o todas esas cosas a la vez".

Dentro de este grupo de naciones, el novelista peruano incluye a la Argentina como el ejemplo "más notable". Y argumenta: "Hace tres cuartos de siglo era un país del primer mundo, próspero, culto, abierto, con un sistema educativo modélico y que, de pronto, presa de la fiebre peronista, decidió retroceder y arruinarse, una larga agonía que, apoyada por sucesivos golpes militares y una heroica perseverancia en el error de sus electores, continúa todavía".

Sobre esta situación, Vargas Llosa expresó: "Esperemos que algún día los dioses o el azar devuelvan la sensatez y la lucidez a la tierra de Sarmiento y de Borges".

Sobre Venezuela, el Nobel de Literatura también hace un análisis muy crítico: "Tenía una democracia imperfecta, cierto, pero real, con prensa libre, elecciones genuinas, partidos políticos diversos, y, mal que mal, el país progresaba. Abundaban la corrupción y el despilfarro, por desgracia, y esto llevó a una mayoría de venezolanos a descreer de la democracia y confiar su suerte a un caudillo mesiánico: el comandante Hugo Chávez".

Luego de una descripción de algunas de las atrocidades y medidas antidemocráticas que acechan al país caribeño -"la dictadura ha clausurado estaciones de televisión, radios y periódicos, llenado las cárceles de disidentes, multiplicado la corrupción a extremos vertiginosos"- Vargas Llosa deja entrever que será dificultoso para el pueblo volver a la libertad: "El Gobierno de Maduro ha demostrado que, aunque inepto para todo lo demás, a la hora de fraguar elecciones y de encarcelar, torturar y asesinar opositores no le tiembla la mano".

Para comenzar a describir el caso reciente de Grecia, el ensayista aclara que "el harakiri no es una especialidad tercermundista" ya que "también la civilizada Europa lo practica de tanto en tanto". A modo de ejemplo, menciona que Hitler y Mussolini llegaron al poder por vías legales y que varios países centroeuropeos "se echaron en brazos de Stalin sin mayores remilgos".

Vargas Llosa incluye a Grecia como un caso reciente de harakiri porque acaba de llegar al poder, en elecciones libres, a href="URL_AGRUPADOR_162/syriza-a9329" rel="noopener noreferrer" Syriza/a, el partido "demagógico y populista de extrema izquierda que se ha aliado para gobernar con una pequeña organización de derecha ultranacionalista y antieuropea".

Asimismo, advierte que las promesas que hizo el partido-"una revolución y el paraíso"- podrían hacer "recrudecer las plagas que los asolan". Entre ellas, menciona: "Una deuda pública vertiginosa de 317.000 millones de euros con la Unión Europea y el sistema financiero internacional que rescataron a Grecia de la quiebra y que equivale al 175% del producto interior bruto. Desde el inicio de la crisis el PIB de Grecia ha caído un 25% y la tasa de desempleo ha llegado casi al 26%. Esto significa el colapso de los servicios públicos, una caída atroz de los niveles de vida y un crecimiento canceroso de la pobreza".

"Syriza propone el milagro de curar a un enfermo haciéndole correr maratones", sentenció sobre el plan del partido de acabar con la austeridad y con las privatizaciones, reactivar la economía, el empleo y los servicios a través de inversiones públicas sostenidas.

"Lo mejor que podría pasar es que estas bravatas de la campaña electoral fueran archivadas ahora que Syriza ya tiene responsabilidades de gobierno y, como hizo François Hollande en Francia, reconozca que prometió cosas mentirosas e imposibles y rectifique su programa con espíritu pragmático, lo cual, sin duda, provocará una decepción terrible entre sus ingenuos electores. Si no lo hace, Grecia se enfrenta a la bancarrota, a salir del Euro y de la Unión Europea y a hundirse en el subdesarrollo", consideró Vargas Llosa.

Click para leer la columna completa de Vargas Llosa.